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El cuadro Travesty, del pintor ruso Konstantin Altunin, sobre Putin y Medvédev. (Foto: EFE)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Konstantín Altulin, el autor de polémicas y provocadoras obras entre las que se cuenta un cuadro en el que el presidente ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro, Dmitri Medvédev, aparecen en ropa íntima femenina, decidió huir a Francia ya que teme por su vida. Esta, al menos, es la razón que dio Alexandr Donskói, el curador del Museo del Poder, que permanece cerrado después de la confiscación temporal de varias pinturas del artista que están siendo investigadas a raíz de la protesta presentada por un concejal de San Petersburgo. Una nota de Rodrigo Fernández para El País:
Todo comenzó a principios de semana, cuando Vitali Milónov, miembro de la Asamblea Legislativa de la antigua capital imperial y conocido homófobo, protestó públicamente contra la exposición que se mostraba en el Museo del Poder. Entre los cuadros que Milónov calificó de «abyectos» figuraba, además del de Putin y Medvédev, uno en el que aparece él mismo retratado con la bandera del arcoiris gay como fondo. Ambas pinturas fueron requisadas por la policía junto con otras dos, Los sueños eróticos de la diputada Mizúlina (Yelena Mizúlina es la autora de la ley que prohíbe cualquier difusión de información sobre las formas sexuales no tradicionales entre los menores, más conocida como la ley contra la propaganda homosexual) y De la confesión, en el que el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa ha sido retratado con tatuajes. Sin embargo, otros cuadros con políticos famosos como protagonistas se salvaron, por ejemplo, el de la alcalde de San Petersburgo, Valentina Mativiyenko.
Los expertos deberán determinar si las pinturas mencionadas atentan contra la mencionada ley de propaganda homosexual o contra otras que castigan el insultar a autoridades –en esta última se basó Milónov para presentar su protesta- o el incitar al odio interracial o religioso. Estas leyes, así como la que pena el extremismo, pueden ser utilizadas contra obras de arte por organizaciones o personas que se consideren afectadas. Así, hace unos años, un grupo de ortodoxos logró llevar a juicio al Museo Sájarov de Moscú por considerar que los cuadros expuestos en una muestra eran un insulto a su religión.
En junio, en Perm las autoridades policiales clausuraron una exposición del Museo de Arte Moderno de esa ciudad, que dirige el conocido galerista Marat Guelman, y se llevaron varios cuadros satíricos del pintor Vasili Slónov que entregaron a expertos para que investigaran si podían ser calificados en el marco de la ley contra el extremismo. La iniciativa contra el museo partió en Perm también de un legislador local.
Tatiana Titova, directora del Museo del Poder en San Petersburgo, fue llevada a la policía junto con los cuatro cuadros incautados y pasó varias horas en la comisaría antes de que la dejaran en libertad. Según el curador Donskói, extraoficialmente los policías les dijeron que perdieran las esperanzas de reabrir el museo antes de la cumbre del G-20, que se celebrará en San Petersburgo a principios de septiembre. El motivo, les explicaron, es que en esa exposición hay otras pinturas «escandalosas» de jefes de Estado.
Mientras tanto, Yelena Altúnina, esposa del pintor que huyó, ha pedido ayuda económica a través de una red social rusa. «Necesitamos ayuda urgentemente, porque Kostia [diminutivo de Konstantín] se ganaba la vida solo con su trabajo y todas pinturas estaban en el Museo del Poder. El dinero que teníamos lo gastamos para que Kostia pudiera salir rápidamente debido al peligro de que fuera arrestado bajo acusaciones de extremismo inventadas. Y yo necesito volar a Francia, porque quedarse aquí es peligroso», dice Altúnina en su declaración divulgada en Vkontakte, una especie de Facebook ruso.
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viernes, agosto 30, 2013
Obituario / Seamus Heaney
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«Todo mi trabajo es un pulso entre lo lírico y lo cívico», dijo en varias ocasiones el poeta y dramaturgo. (Foto: Bernardo Pérez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El poeta, dramaturgo y crítico literario irlandés Seamus Heaney, premio Nobel de Literatura en 1995, ha muerto a los 74 años. Se trata del poeta irlandés más destacado desde William Yeats, en un país con una tradición de grandes escritores. «Todo mi trabajo es un pulso entre lo lírico y lo cívico», dijo en varias oportunidades Heaney.Nacido en el Condado de Derry el 13 de abril de 1939, Heaney había sido diagnosticado de una enfermedad grave, según la BBC. Una nota de Winston Manrique para El País:
El Nobel le fue concedido, según la Academia sueca, por ser el creador de «una obra literaria de belleza lírica y profundidad ética, que exalta los milagros de cada día y el pasado vivido».
Heaney fue catedrático en la universidad estadounidense de Harvard y en la inglesa de Oxford. Su obra está marcada por la violencia de protestantes y católicos del Ulster e influida por la búsqueda de la propia historia de su país. Una literatura donde conviven el níño que fue, el que vio lo que vio y el que soñó lo que soñó, con el adulto que evoca alegrías impregnadas de dolor y de tragedia. Nostalgia y realidad, memoria y sueño. «Lentamente / los muertos avanzan / hacia el futuro», escribe el poeta. Su primer poemario lo publicó en 1966, Muerte de un naturalista, y firmó diversas obras teatrales, como The Cure at Troy (1990) y The Burial at Thebes (2004).
Sobre la poesía de Heaney, el crítico de EL PAÍS Ángel Rupérez ha dicho: «Hizo su entrada grupal en la poesía inglesa contemporánea como nombre estrella de una célebre antología que lanzaron en 1983 el ahora poeta laureado Andrew Motion y Blake Morrison. Allí se argumentaba que el ejemplo renovador máximo de la poesía de Heaney radicaba en su elaborada conciencia lingüística y en el abordaje indirecto de los temas, incluso cuando podían ser de la más cruda rudeza (Ulster sangriento entonces). En vez de la naturalidad confesional de poetas anteriores como Lowell o Larkin, una poesía más consciente de su exigente lenguaje y, en definitiva, más apegada al legado del modernismo».
Seamus Heaney siempre buscó un retrato fiel de lo que quería contar, transmitir. Eso lo llevó a una exploración y manejo del lenguaje donde fusionó con gran ritmo emoción, recuerdo y razón. Cuando un día de 2003, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, se le preguntó si su poesía se estaba haciendo más intelectual con el tiempo respondió: «¡Más literaria! Pero siempre trato de manejar eso, de hacer algo más directo. El camino es difícil, porque escribir tiene una parte inconsciente y otra muy consciente, publicar y ser criticado. El poeta es una criatura inventada que firma con tu nombre. Y al tiempo, escribir supone olvidarse de uno mismo, y hay tantas maneras de olvidarse como de estar presente. Sospecho que no hay remedio para eso, ni solución. La poesía es una mezcla de accidentes, gracia y trampas. Hay que trampear para buscar la inocencia; si no, sólo te dedicas a ser tú mismo».
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«Todo mi trabajo es un pulso entre lo lírico y lo cívico», dijo en varias ocasiones el poeta y dramaturgo. (Foto: Bernardo Pérez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El poeta, dramaturgo y crítico literario irlandés Seamus Heaney, premio Nobel de Literatura en 1995, ha muerto a los 74 años. Se trata del poeta irlandés más destacado desde William Yeats, en un país con una tradición de grandes escritores. «Todo mi trabajo es un pulso entre lo lírico y lo cívico», dijo en varias oportunidades Heaney.Nacido en el Condado de Derry el 13 de abril de 1939, Heaney había sido diagnosticado de una enfermedad grave, según la BBC. Una nota de Winston Manrique para El País:
El Nobel le fue concedido, según la Academia sueca, por ser el creador de «una obra literaria de belleza lírica y profundidad ética, que exalta los milagros de cada día y el pasado vivido».
Heaney fue catedrático en la universidad estadounidense de Harvard y en la inglesa de Oxford. Su obra está marcada por la violencia de protestantes y católicos del Ulster e influida por la búsqueda de la propia historia de su país. Una literatura donde conviven el níño que fue, el que vio lo que vio y el que soñó lo que soñó, con el adulto que evoca alegrías impregnadas de dolor y de tragedia. Nostalgia y realidad, memoria y sueño. «Lentamente / los muertos avanzan / hacia el futuro», escribe el poeta. Su primer poemario lo publicó en 1966, Muerte de un naturalista, y firmó diversas obras teatrales, como The Cure at Troy (1990) y The Burial at Thebes (2004).
Sobre la poesía de Heaney, el crítico de EL PAÍS Ángel Rupérez ha dicho: «Hizo su entrada grupal en la poesía inglesa contemporánea como nombre estrella de una célebre antología que lanzaron en 1983 el ahora poeta laureado Andrew Motion y Blake Morrison. Allí se argumentaba que el ejemplo renovador máximo de la poesía de Heaney radicaba en su elaborada conciencia lingüística y en el abordaje indirecto de los temas, incluso cuando podían ser de la más cruda rudeza (Ulster sangriento entonces). En vez de la naturalidad confesional de poetas anteriores como Lowell o Larkin, una poesía más consciente de su exigente lenguaje y, en definitiva, más apegada al legado del modernismo».
Seamus Heaney siempre buscó un retrato fiel de lo que quería contar, transmitir. Eso lo llevó a una exploración y manejo del lenguaje donde fusionó con gran ritmo emoción, recuerdo y razón. Cuando un día de 2003, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, se le preguntó si su poesía se estaba haciendo más intelectual con el tiempo respondió: «¡Más literaria! Pero siempre trato de manejar eso, de hacer algo más directo. El camino es difícil, porque escribir tiene una parte inconsciente y otra muy consciente, publicar y ser criticado. El poeta es una criatura inventada que firma con tu nombre. Y al tiempo, escribir supone olvidarse de uno mismo, y hay tantas maneras de olvidarse como de estar presente. Sospecho que no hay remedio para eso, ni solución. La poesía es una mezcla de accidentes, gracia y trampas. Hay que trampear para buscar la inocencia; si no, sólo te dedicas a ser tú mismo».
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jueves, agosto 29, 2013
Artes Plásticas / México: «Pilambe: tirar la piedra y esconder la mano» de Luis Ricaurte
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Pieza incluida en la muestra Pilambe: tirar la piedra y esconder la mano, en el Museo de Historia de Tlalpan. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- «De muchacho, mi mamá me decía que negro, ni el teléfono», recuerda el artista e inventor colombiano Luis Ricaurte, quien se ha dedicado a dar luz al racismo y la segregación en imágenes dibujadas a partir de la lasergrafía, técnica de arte gráfica contemporánea de su invención. Una nota de Alondra Flores para La Jornada:
Como un homenaje a la tercera raíz, la negritud en América Latina, exhibe retratos femeninos en su corporeidad expandida y desnuda en Pilambe: tirar la piedra y esconder la mano.
«Vengo de una región donde la población negra irrumpió en nuestros espacios: la sensualidad y el erotismo», declaró el creador plástico sobre la exposición que clausura el 29 de agosto en el Museo de Historia de Tlalpan.
Erandi Ávalos, curadora de la muestra, apuntó que Pilambe se compone de piezas de diferentes series que conforman una etapa en la creación de Ricaurte, quien realizó una investigación muy profunda y explora las raíces afrocolombianas a través de retratos en técnicas lasergráficas de mujeres mostrando esa sensualidad y fuerza que las caracteriza.
Se trata de 50 piezas, algunas en gran formato, por ejemplo, un mural de más de seis metros, hasta piezas pequeñas de 15 centímetros, sobre materiales como papel liberón, lámina de zinc, madera, triplay y papel cortado. Antes, la colección se exhibió en las ciudades de Pátzcuaro, Morelia y Zamora, en Michoacán. Y ahora se mostrará por un mes, hasta el 29 de agosto, en el recinto ubicado en el centro de Tlalpan, en Plaza de la Constitución 10.
La palabra Pilambe es de origen africano y significa «tirar la piedra y esconder la mano». El término surgió en los palenques colombianos entre los esclavos, donde existía una rica mezcla lingüística y se buscaba mantenerlos separados para evitar que se organizaran y rebelaran.
«Pilambe representa eso que hacemos todos con relación a algo que sigue vigente, que para mí es el tema de la exposición», afirmó sobre el racismo el creador e inventor de origen colombiano, naturalizado mexicano.
«Decimos que no lo somos, pero de alguna manera nuestros chistes y comentarios cotidianos refieren a toda esa serie de elementos que nos constituyen no como víctimas, sino como victimarios. Al parecer no somos racistas, pero con cosas pequeñitas generamos este ambiente».
Tallar con luz, de manera escueta, es la propuesta de Luis Ricaurte. Precursor de la lasergrafía, técnica que hereda los principios de la xilografía, detalló:
«Trabajo con la luz producida por el CO2 estimulado con electricidad, es decir, los protones y neutrones se estimulan con un rayo que por medio de espejitos se canaliza y va a parar a una lente que lo focaliza. Lo vuelve lo más pequeño posible para poder controlarlo en un principio, y en la otra, para poder entonces magnificar su potencia para cortar, quemar, abrasar, sublimar, tallar y gasificar, entre otros procesos».
Por medio del láser talla la madera hasta convertirla prácticamente en un negativo y entintando superficialmente para ser transferida la imagen a un papel, formuló sobre el uso artístico que dio a una técnica que se descubrió en los años 50 del siglo pasado, pero que por problemas de patente y mezquindades entre científicos, fue hasta los años 90 que comenzó su aplicación en medicina. «Es hasta el año 2000 que los artistas nos enfocamos en estas nuevas tecnologías, 50 años después».
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Pieza incluida en la muestra Pilambe: tirar la piedra y esconder la mano, en el Museo de Historia de Tlalpan. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- «De muchacho, mi mamá me decía que negro, ni el teléfono», recuerda el artista e inventor colombiano Luis Ricaurte, quien se ha dedicado a dar luz al racismo y la segregación en imágenes dibujadas a partir de la lasergrafía, técnica de arte gráfica contemporánea de su invención. Una nota de Alondra Flores para La Jornada:
Como un homenaje a la tercera raíz, la negritud en América Latina, exhibe retratos femeninos en su corporeidad expandida y desnuda en Pilambe: tirar la piedra y esconder la mano.
«Vengo de una región donde la población negra irrumpió en nuestros espacios: la sensualidad y el erotismo», declaró el creador plástico sobre la exposición que clausura el 29 de agosto en el Museo de Historia de Tlalpan.
Erandi Ávalos, curadora de la muestra, apuntó que Pilambe se compone de piezas de diferentes series que conforman una etapa en la creación de Ricaurte, quien realizó una investigación muy profunda y explora las raíces afrocolombianas a través de retratos en técnicas lasergráficas de mujeres mostrando esa sensualidad y fuerza que las caracteriza.
Se trata de 50 piezas, algunas en gran formato, por ejemplo, un mural de más de seis metros, hasta piezas pequeñas de 15 centímetros, sobre materiales como papel liberón, lámina de zinc, madera, triplay y papel cortado. Antes, la colección se exhibió en las ciudades de Pátzcuaro, Morelia y Zamora, en Michoacán. Y ahora se mostrará por un mes, hasta el 29 de agosto, en el recinto ubicado en el centro de Tlalpan, en Plaza de la Constitución 10.
La palabra Pilambe es de origen africano y significa «tirar la piedra y esconder la mano». El término surgió en los palenques colombianos entre los esclavos, donde existía una rica mezcla lingüística y se buscaba mantenerlos separados para evitar que se organizaran y rebelaran.
«Pilambe representa eso que hacemos todos con relación a algo que sigue vigente, que para mí es el tema de la exposición», afirmó sobre el racismo el creador e inventor de origen colombiano, naturalizado mexicano.
«Decimos que no lo somos, pero de alguna manera nuestros chistes y comentarios cotidianos refieren a toda esa serie de elementos que nos constituyen no como víctimas, sino como victimarios. Al parecer no somos racistas, pero con cosas pequeñitas generamos este ambiente».
Tallar con luz, de manera escueta, es la propuesta de Luis Ricaurte. Precursor de la lasergrafía, técnica que hereda los principios de la xilografía, detalló:
«Trabajo con la luz producida por el CO2 estimulado con electricidad, es decir, los protones y neutrones se estimulan con un rayo que por medio de espejitos se canaliza y va a parar a una lente que lo focaliza. Lo vuelve lo más pequeño posible para poder controlarlo en un principio, y en la otra, para poder entonces magnificar su potencia para cortar, quemar, abrasar, sublimar, tallar y gasificar, entre otros procesos».
Por medio del láser talla la madera hasta convertirla prácticamente en un negativo y entintando superficialmente para ser transferida la imagen a un papel, formuló sobre el uso artístico que dio a una técnica que se descubrió en los años 50 del siglo pasado, pero que por problemas de patente y mezquindades entre científicos, fue hasta los años 90 que comenzó su aplicación en medicina. «Es hasta el año 2000 que los artistas nos enfocamos en estas nuevas tecnologías, 50 años después».
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Cine / Estados Unidos: Museo de Los Ángeles rinde honores a Gabriel Figueroa
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El director de cámara mexicano. (Foto: Archivo )
Ciudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La época y el estilo del realizador mexicano Gabriel Figueroa protagonizarán una exhibición en el Museo del Condado de Los Angeles (LACMA) presentada en conjunto con la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense. Una entrega de AP:
Under the Mexican Sky: Gabriel Figueroa_Art and Film es una exposición en honor a Figueroa (1907-1997), una figura influyente que creó todo un estilo visual en el cine mexicano. La muestra incluye 300 objetos entre secuencias fílmicas hasta pinturas, fotografías, grabados, dibujos y afiches, así como documentos originales que estarán acompañados por videos y fotografías de artistas contemporáneos como Melanie Smith, Rafael Ortega, Gonzalo Lebrija y Juan Capistrán, informaron el jueves LACMA y la Academia en un comunicado.
Reconocido como uno de los directores de cámara más importantes del siglo XX, Figueroa convivió artistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y Manuel Álvarez Bravo, así como con directores como Emilio Fernández, John Ford, Luis Buñuel y John Huston. Apodado el «cuarto muralista» por Rivera, Figueroa creó una visión de la identidad y la cultura mexicana que resonó con fuerza con el público dentro y fuera de su país.
Organizada por la Fundación Televisa, la muestra se presentará en Los Ángeles entre el 22 de septiembre y el 2 de febrero de 2014, tras su paso por México y Francia.
«El retrato de Figueroa de temas culturales cruciales, de los soldados de la revolución mexicana, del paisaje, creó un lenguaje visual de México que ha influido a la generación actual de artistas y cineastas» , dijo en la misiva Britt Salvesen, uno de los curadores de la muestra.
La carrera de Figueroa se extendió por más de 50 años en los que trabajó como fotógrafo, fotoperiodista, director de iluminación, operador de cámara y director de fotografía. Su filmografía incluye más de 200 películas que incluyen María Candelaria (1943), ganadora de un premio a la mejor cinematografía en el Festival de Cine de Cannes; Macario (1960), la primera película mexicana nominada a un Oscar a la mejor cinta en lengua extranjera, y La noche de la Iguana (1964) , nominada a un Oscar a la mejor cinematografía.
La exhibición está organizada temáticamente con un énfasis a la historia visual de Figueroa. La primera sección explora la visión de Figueroa sobre la revolución mexicana en películas como La Adelita (1937) y Río Escondido (1940), que crearon todo un imaginario colectivo de la revolución.
También incluye la visión de artistas internacionales del México postrevolucionario como Edward Weston, Tina Modotti y Sergei Eisenstein, que tuvo resonancia en la generación de Figueroa y sus contemporáneos en trabajos como Día de Flores de Diego Rivera y en litografías de Leopoldo Méndez realizadas expresamente para los créditos de las películas de Figueroa.
Otro tema es la urbanización de México y el cambio que trajo en el estilo de Figueroa, plasmado en su colaboración con Buñuel en filmes como el drama Los olvidados (1950).
La exposición cierra con objetos que muestran la ambivalente relación de Figueroa con Hollywood a lo largo de los años.
Asimismo, de manera paralela se realizarán actividades que incluyen muestras de cine y conferencias.
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El director de cámara mexicano. (Foto: Archivo )
Ciudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La época y el estilo del realizador mexicano Gabriel Figueroa protagonizarán una exhibición en el Museo del Condado de Los Angeles (LACMA) presentada en conjunto con la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense. Una entrega de AP:
Under the Mexican Sky: Gabriel Figueroa_Art and Film es una exposición en honor a Figueroa (1907-1997), una figura influyente que creó todo un estilo visual en el cine mexicano. La muestra incluye 300 objetos entre secuencias fílmicas hasta pinturas, fotografías, grabados, dibujos y afiches, así como documentos originales que estarán acompañados por videos y fotografías de artistas contemporáneos como Melanie Smith, Rafael Ortega, Gonzalo Lebrija y Juan Capistrán, informaron el jueves LACMA y la Academia en un comunicado.
Reconocido como uno de los directores de cámara más importantes del siglo XX, Figueroa convivió artistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y Manuel Álvarez Bravo, así como con directores como Emilio Fernández, John Ford, Luis Buñuel y John Huston. Apodado el «cuarto muralista» por Rivera, Figueroa creó una visión de la identidad y la cultura mexicana que resonó con fuerza con el público dentro y fuera de su país.
Organizada por la Fundación Televisa, la muestra se presentará en Los Ángeles entre el 22 de septiembre y el 2 de febrero de 2014, tras su paso por México y Francia.
«El retrato de Figueroa de temas culturales cruciales, de los soldados de la revolución mexicana, del paisaje, creó un lenguaje visual de México que ha influido a la generación actual de artistas y cineastas» , dijo en la misiva Britt Salvesen, uno de los curadores de la muestra.
La carrera de Figueroa se extendió por más de 50 años en los que trabajó como fotógrafo, fotoperiodista, director de iluminación, operador de cámara y director de fotografía. Su filmografía incluye más de 200 películas que incluyen María Candelaria (1943), ganadora de un premio a la mejor cinematografía en el Festival de Cine de Cannes; Macario (1960), la primera película mexicana nominada a un Oscar a la mejor cinta en lengua extranjera, y La noche de la Iguana (1964) , nominada a un Oscar a la mejor cinematografía.
La exhibición está organizada temáticamente con un énfasis a la historia visual de Figueroa. La primera sección explora la visión de Figueroa sobre la revolución mexicana en películas como La Adelita (1937) y Río Escondido (1940), que crearon todo un imaginario colectivo de la revolución.
También incluye la visión de artistas internacionales del México postrevolucionario como Edward Weston, Tina Modotti y Sergei Eisenstein, que tuvo resonancia en la generación de Figueroa y sus contemporáneos en trabajos como Día de Flores de Diego Rivera y en litografías de Leopoldo Méndez realizadas expresamente para los créditos de las películas de Figueroa.
Otro tema es la urbanización de México y el cambio que trajo en el estilo de Figueroa, plasmado en su colaboración con Buñuel en filmes como el drama Los olvidados (1950).
La exposición cierra con objetos que muestran la ambivalente relación de Figueroa con Hollywood a lo largo de los años.
Asimismo, de manera paralela se realizarán actividades que incluyen muestras de cine y conferencias.
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Noticias / Francia: Catástrofe, destrucción de patrimonio en Siria: Unesco
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Irina Bokova, directora de la Unesco, se dijo consciente de que en el marco de la actual crisis humanitaria defender el patrimonio puede parecer «secundario», pero dejó claro que no hay opción entre decantarse por una cosa o por otra, porque «no hay cultura sin gente, ni sociedad sin cultura».. ( Foto: EFE )
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La UNESCO calificó hoy de «catastrófico» el nivel al que ha llegado la destrucción del patrimonio cultural en Siria debido al conflicto en ese país, que según el organismo alberga algunos de los bienes «más preciados de la cultura islámica y cristiana». Una entrega de EFE:
«Es vital, entre todos los socios, una acción concertada y coherente», indicó en conferencia de prensa su directora general, Irina Bokova, quien anuncio que está en marcha un plan de acción que espera que sirva para definir las zonas prioritarias de intervención y las medidas de emergencia.
Bokova se dijo consciente de que en el marco de la actual crisis humanitaria defender el patrimonio puede parecer «secundario», pero dejó claro que no hay opción entre decantarse por una cosa o por otra, porque «no hay cultura sin gente, ni sociedad sin cultura».
El encuentro, precedido de una reunión de expertos, contó con la participación del mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, que destacó que «pocos países han tenido un pasado tan glorioso», y que la comunidad internacional debe proteger tanto a su población como a un patrimonio «que también es de todos».
También participó el director general de Antigüedades y Museos de Siria, Mamun Abdulkarim, que detalló que Alepo, Dura Europos, Mari y Daraa son algunos de los enclaves más afectados y expuestos a la destrucción y pillajes.
El zoco de Alepo fue incendiado, el minarete de la mezquita de Umayyad ha sido destruido, se han robado estatuas del museo de Hama y unas 30 obras de arte del de Maarrat, hay yacimientos arqueológicos convertidos en «campo de batalla», y la excavación ilegal de enclaves como el de Apamea hacen que sea uno de los más diezmados, dicen los expertos.
«Hablamos de un patrimonio milenario que es la clave de la cohesión de una nación y de su capacidad para reconstruirse», añadió la directora de la UNESCO, que en un intento por recuperar algunas de las piezas sacadas del país ha solicitado la colaboración de entes como la Interpol o la Organización Mundial de Aduanas.
El organismo no apunta a culpables. «No sabemos quién ha hecho qué y dónde. Por el momento estamos intentando informarnos y prevenir, porque si empezamos a decir quién ha sido, la situación se vuelve ingestionable», explicó hoy su subdirector general de Cultura, Francesco Bandarin.
Pero sí se denuncia que se han encontrado algunas de las piezas robadas en mercadillos de ciudades como Beirut, y se apunta a que más que actos espontáneos e individuales, los pillajes pueden atribuirse en algunos casos a redes criminales organizadas.
La amenaza contra algunos enclaves se acrecienta ante la ausencia de instituciones gubernamentales implicadas, subrayó Abdulkarim, que en su llamamiento hoy ante los expertos urgió de nuevo, como ya lo hizo a finales de julio, a que se combatan las excavaciones ilegales y se incremente el control fronterizo.
«Afortunada y desafortunadamente, tenemos experiencia en Iraq, Afganistán y también Mali, pero la situación evoluciona y tenemos que estar muy vigilantes, para responder a ciertos de esos desafíos», concluyó Bokova.
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Irina Bokova, directora de la Unesco, se dijo consciente de que en el marco de la actual crisis humanitaria defender el patrimonio puede parecer «secundario», pero dejó claro que no hay opción entre decantarse por una cosa o por otra, porque «no hay cultura sin gente, ni sociedad sin cultura».. ( Foto: EFE )
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La UNESCO calificó hoy de «catastrófico» el nivel al que ha llegado la destrucción del patrimonio cultural en Siria debido al conflicto en ese país, que según el organismo alberga algunos de los bienes «más preciados de la cultura islámica y cristiana». Una entrega de EFE:
«Es vital, entre todos los socios, una acción concertada y coherente», indicó en conferencia de prensa su directora general, Irina Bokova, quien anuncio que está en marcha un plan de acción que espera que sirva para definir las zonas prioritarias de intervención y las medidas de emergencia.
Bokova se dijo consciente de que en el marco de la actual crisis humanitaria defender el patrimonio puede parecer «secundario», pero dejó claro que no hay opción entre decantarse por una cosa o por otra, porque «no hay cultura sin gente, ni sociedad sin cultura».
El encuentro, precedido de una reunión de expertos, contó con la participación del mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, que destacó que «pocos países han tenido un pasado tan glorioso», y que la comunidad internacional debe proteger tanto a su población como a un patrimonio «que también es de todos».
También participó el director general de Antigüedades y Museos de Siria, Mamun Abdulkarim, que detalló que Alepo, Dura Europos, Mari y Daraa son algunos de los enclaves más afectados y expuestos a la destrucción y pillajes.
El zoco de Alepo fue incendiado, el minarete de la mezquita de Umayyad ha sido destruido, se han robado estatuas del museo de Hama y unas 30 obras de arte del de Maarrat, hay yacimientos arqueológicos convertidos en «campo de batalla», y la excavación ilegal de enclaves como el de Apamea hacen que sea uno de los más diezmados, dicen los expertos.
«Hablamos de un patrimonio milenario que es la clave de la cohesión de una nación y de su capacidad para reconstruirse», añadió la directora de la UNESCO, que en un intento por recuperar algunas de las piezas sacadas del país ha solicitado la colaboración de entes como la Interpol o la Organización Mundial de Aduanas.
El organismo no apunta a culpables. «No sabemos quién ha hecho qué y dónde. Por el momento estamos intentando informarnos y prevenir, porque si empezamos a decir quién ha sido, la situación se vuelve ingestionable», explicó hoy su subdirector general de Cultura, Francesco Bandarin.
Pero sí se denuncia que se han encontrado algunas de las piezas robadas en mercadillos de ciudades como Beirut, y se apunta a que más que actos espontáneos e individuales, los pillajes pueden atribuirse en algunos casos a redes criminales organizadas.
La amenaza contra algunos enclaves se acrecienta ante la ausencia de instituciones gubernamentales implicadas, subrayó Abdulkarim, que en su llamamiento hoy ante los expertos urgió de nuevo, como ya lo hizo a finales de julio, a que se combatan las excavaciones ilegales y se incremente el control fronterizo.
«Afortunada y desafortunadamente, tenemos experiencia en Iraq, Afganistán y también Mali, pero la situación evoluciona y tenemos que estar muy vigilantes, para responder a ciertos de esos desafíos», concluyó Bokova.
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miércoles, agosto 28, 2013
Cine / Entrevista a Joao Salaviza
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El cineasta portugués. (Foto: Página/12)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 28 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Joao Salaviza tiene menos de 30 años y una carrera que muchos de sus colegas mayores envidiarían sin tapujos. Con apenas ocho cortos en su filmografía, ya luce en su CV una Palma de Oro en Cannes 2009 por Arena, un paso por Rotterdam 2011 con Cerro Negro y un Oso de Oro en la Berlinale 2012 por Rafa. Una mirada al conjunto muestra quizá no una marca autoral, pero sí un interés temático definido: un joven con prisión domiciliaria en su ópera prima, la historia de una pareja brasileña y su resquebrajamiento a raíz de un encarcelamiento en la segunda y la espera de un adolescente por la liberación de su madre en la última. «Los tres tienen una idea muy precisa de personajes que salen de su casa con un objetivo muy sencillo y al final se pierden. Hay un deseo en mí de mostrar el conflicto surgido de la relación entre los personajes y la institución representante del Estado», reflexiona el cineasta en un español casi perfecto aprendido durante un intercambio en la Argentina en 2006. Una entrevista de Ezequiel Boetti para Página/12:
Ese trío, junto al corto documental Strokkur, integrarán la retrospectiva que la primera edición de la Semana del Cine Portugués le dedicará al niño pródigo del oeste de la península. Península que, ya se sabe, está sumergida en una crisis económica galopante, con brutales recortes a todas las erogaciones estatales, entre ellas las destinadas al área de cultura. «En 2012, cuando paradójicamante muchos directores importantes tenían a sus últimas películas circulando por los festivales más importantes del mundo, como por ejemplo Miguel Gomes con Tabú, nuestro Instituto de Cine dejó de apoyar la producción», afirma el cineasta. La necesidad monetaria de la industria motivó la sanción de una nueva ley que obliga a los privados, como por ejemplo los canales de TV u operadoras de cable, a destinar un porcentaje de su lucro al fomento audiovisual. «El tema es que estas empresas se rehúsan a pagar», alerta. Frente a eso, las consecuencias son indisimulables. Según consignó el portal Cineuropa, la semana pasada se anunció que corre peligro la continuidad de la Cinemateca portuguesa, ya que según la nueva normativa debería financiarse no con fondos del Estado sino con un dinero aún ausente proveniente de la publicidad en los canales de televisión.
En este contexto, ¿por dónde pasa la financiación de la industria audiovisual?
El Estado sigue teniendo un poco de plata, pero no es suficiente para todos. En estos meses voy a filmar mi primer largo y quizás sea el único que se haga en mi país en 2013. Próximamente serán dos o tres más, porque el Instituto tiene tres años de subvenciones atrasadas. A mi película, por ejemplo, se lo otorgaron en 2010 y es un monto muy bajo, con lo que mi país termina siendo productor minoritario. Por fuera de ese sistema es todo mucho más complicado. La única solución es filmar cortos con prácticamente nada y entre amigos, o salir a buscar dinero al exterior, sobre todo a Francia o Alemania.
Podría pensarse que el asunto es todavía peor para aquellos directores jóvenes o debutantes. ¿Qué ocurre con ellos?
Yo creo que tuve mucha suerte porque desde que logré la subvención tuve tres años para armar la ingeniería financiera con productores de otros países. El problema es que el monto de dinero en términos brutos que otorga el Instituto es el mismo desde hace quince años, por lo que con la inflación es más o menos la mitad. Ese es otro factor para que en el último tiempo se hicieran alrededor de ocho largos por año, que es nada.
Entonces la relación entre cantidad y calidad o prestigio es muy alta, ya que casi todos esos films tienen un recorrido internacional reconocido por festivales internacionales. ¿Cómo lo explica?
El porcentaje es increíble. Hay muy poca gente filmando y todos los años están saliendo tres, cuatro o cinco largos muy interesantes. Creo que una de las razones es que no hay presión del mercado y uno puede hacer lo que quiera. Aquí no se está en la búsqueda de un éxito de un millón de espectadores. Además, las películas aquí cuestan muy poco en comparación con Italia, España o Francia. La otra explicación es que acá no se puede ganar dinero con el cine, a lo sumo existirán dos o tres directores que pagan las cuentas con sus películas y el resto lo filma porque quiere o necesita expresarse.
Usted habla de una «ausencia de presión del mercado», pero para el financiamiento estatal de una cinematografía es fundamental que se estrenen películas que recuperen la inversión. ¿No cree que eso podría ir en contra de la idea de una industria?
Sí, pero el tema es que aquellos que tuvieron la pretensión de hacer un cine popular y de calidad nunca lo lograron. Hace más o menos cincuenta años que se habla de la idea de construir una industria lucrativa, pero las cuentas muestran que es imposible. Para que una película nacional sea redituable debería llevar un millón de espectadores, una cifra inalcanzable.
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El cineasta portugués. (Foto: Página/12)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 28 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Joao Salaviza tiene menos de 30 años y una carrera que muchos de sus colegas mayores envidiarían sin tapujos. Con apenas ocho cortos en su filmografía, ya luce en su CV una Palma de Oro en Cannes 2009 por Arena, un paso por Rotterdam 2011 con Cerro Negro y un Oso de Oro en la Berlinale 2012 por Rafa. Una mirada al conjunto muestra quizá no una marca autoral, pero sí un interés temático definido: un joven con prisión domiciliaria en su ópera prima, la historia de una pareja brasileña y su resquebrajamiento a raíz de un encarcelamiento en la segunda y la espera de un adolescente por la liberación de su madre en la última. «Los tres tienen una idea muy precisa de personajes que salen de su casa con un objetivo muy sencillo y al final se pierden. Hay un deseo en mí de mostrar el conflicto surgido de la relación entre los personajes y la institución representante del Estado», reflexiona el cineasta en un español casi perfecto aprendido durante un intercambio en la Argentina en 2006. Una entrevista de Ezequiel Boetti para Página/12:
Ese trío, junto al corto documental Strokkur, integrarán la retrospectiva que la primera edición de la Semana del Cine Portugués le dedicará al niño pródigo del oeste de la península. Península que, ya se sabe, está sumergida en una crisis económica galopante, con brutales recortes a todas las erogaciones estatales, entre ellas las destinadas al área de cultura. «En 2012, cuando paradójicamante muchos directores importantes tenían a sus últimas películas circulando por los festivales más importantes del mundo, como por ejemplo Miguel Gomes con Tabú, nuestro Instituto de Cine dejó de apoyar la producción», afirma el cineasta. La necesidad monetaria de la industria motivó la sanción de una nueva ley que obliga a los privados, como por ejemplo los canales de TV u operadoras de cable, a destinar un porcentaje de su lucro al fomento audiovisual. «El tema es que estas empresas se rehúsan a pagar», alerta. Frente a eso, las consecuencias son indisimulables. Según consignó el portal Cineuropa, la semana pasada se anunció que corre peligro la continuidad de la Cinemateca portuguesa, ya que según la nueva normativa debería financiarse no con fondos del Estado sino con un dinero aún ausente proveniente de la publicidad en los canales de televisión.
En este contexto, ¿por dónde pasa la financiación de la industria audiovisual?
El Estado sigue teniendo un poco de plata, pero no es suficiente para todos. En estos meses voy a filmar mi primer largo y quizás sea el único que se haga en mi país en 2013. Próximamente serán dos o tres más, porque el Instituto tiene tres años de subvenciones atrasadas. A mi película, por ejemplo, se lo otorgaron en 2010 y es un monto muy bajo, con lo que mi país termina siendo productor minoritario. Por fuera de ese sistema es todo mucho más complicado. La única solución es filmar cortos con prácticamente nada y entre amigos, o salir a buscar dinero al exterior, sobre todo a Francia o Alemania.
Podría pensarse que el asunto es todavía peor para aquellos directores jóvenes o debutantes. ¿Qué ocurre con ellos?
Yo creo que tuve mucha suerte porque desde que logré la subvención tuve tres años para armar la ingeniería financiera con productores de otros países. El problema es que el monto de dinero en términos brutos que otorga el Instituto es el mismo desde hace quince años, por lo que con la inflación es más o menos la mitad. Ese es otro factor para que en el último tiempo se hicieran alrededor de ocho largos por año, que es nada.
Entonces la relación entre cantidad y calidad o prestigio es muy alta, ya que casi todos esos films tienen un recorrido internacional reconocido por festivales internacionales. ¿Cómo lo explica?
El porcentaje es increíble. Hay muy poca gente filmando y todos los años están saliendo tres, cuatro o cinco largos muy interesantes. Creo que una de las razones es que no hay presión del mercado y uno puede hacer lo que quiera. Aquí no se está en la búsqueda de un éxito de un millón de espectadores. Además, las películas aquí cuestan muy poco en comparación con Italia, España o Francia. La otra explicación es que acá no se puede ganar dinero con el cine, a lo sumo existirán dos o tres directores que pagan las cuentas con sus películas y el resto lo filma porque quiere o necesita expresarse.
Usted habla de una «ausencia de presión del mercado», pero para el financiamiento estatal de una cinematografía es fundamental que se estrenen películas que recuperen la inversión. ¿No cree que eso podría ir en contra de la idea de una industria?
Sí, pero el tema es que aquellos que tuvieron la pretensión de hacer un cine popular y de calidad nunca lo lograron. Hace más o menos cincuenta años que se habla de la idea de construir una industria lucrativa, pero las cuentas muestran que es imposible. Para que una película nacional sea redituable debería llevar un millón de espectadores, una cifra inalcanzable.
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Noticias / México: Despide la comunidad cultural al editor y diplomático Juan García de Oteyza
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Juan García Ponce con su hijo, Juan García de Oteyza. Imagen tomada de la fotogalería Autobiografía precoz (2002), del escritor y crítico de arte, que se incluye en su sitio web oficial
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).-La comunidad cultural de México acudió ayer a despedir a Juan García de Oteyza, editor, promotor cultural y diplomático fallecido a los 51 años el pasado lunes, cuyos restos serán cremados hoy miércoles a las 12 horas. Ayer se esperaba el arribo de sus hijas Mariana y Fernanda, radicadas en Estados Unidos, y su hermana Mercedes que se encontraba en Europa. Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
El hijo del escritor y crítico de arte Juan García Ponce (1932-2003) y Mercedes de Oteyza, esposa del artista visual Manuel Felguérez, se crió en el medio artístico, situación que se vio reflejada al llegar a la funeraria funcionarias como María Cristina García Cepeda, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), con el objeto de «acompañar a Mercedes y Manuel en este momento tan difícil. Ellos son seres valiosísimos;» así como Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Visuales del INBA, y Lucía García Noriega, secretaria de Cultura del Gobierno del Distrito Federal.
García Noriega recordó que habían compartido proyectos comunes cuando ella era consejera cultural en la embajada de México en España y García de Oteyza director de la editorial Turner, en Madrid, entre 2000 y 2004. Mencionó a Translaciones, exposición curada por Miguel Cervantes, también presente, organizada con motivo de los 25 años de las relaciones entre España y México, en la que dialogaban artistas de ambos países.
Aunque García de Oteyza pasó gran parte de su vida fuera de su país de origen, la entrevistada aseguró que sus libros «sí circularon y sus proyectos siempre fueron con México. Era una especie de embajador porque aunque estuviera con la labor editorial en Madrid o Nueva York, siempre estuvo ligado a México.»
También fue «un gran facilitador, de esas personas que te hacen redes entre artistas, galerías, espacios, de las que salen publicaciones y otros proyectos. Lo que es un gran consejero cultural y lo que realmente todos hoy por hoy como funcionarios deberíamos ser: grandes facilitadores. No es un tema de recursos, sino de hacer redes y conexiones. Juan era impresionante en ese sentido.»
La periodista y escritora Elena Poniatowska conoció a Juan y su hermana de niños, cuando «iban en bicicleta por Paseo de la Reforma. Se parecían mucho a mi hijo mayor Mane, el mismo tipo de niño, de carita redonda, sonrisa fácil y vestidos más o menos iguales: pantalones grises y suéteres azules. Niños muy clásicos.»
Los García Oteyza, además, «fueron magníficos hijos con Juan (García Ponce). Siempre lo apoyaron, estuvieron al pie del cañón todo el tiempo,» acotó la colaboradora de La Jornada.
Estuvieron también presentes en el funeral las galeristas Graciela Toledo y Malú Block, de la Juan Martín; Ramón López Quiroga, Patricia Ortiz Monasterio y Jaime Riestra de la OMR; los críticos de arte Teresa del Conde y Jorge Alberto Manrique; el arquitecto y escultor Fernando González Gortázar; los escultores Jorge Yazpik y Paloma Torres; la fotógrafa Colette Urbajtel y Aurelia Álvarez Urbajtel; Graciela de la Torre, directora de Artes Visuales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y José Luis Paredes Pacho, titular del Museo Universitario del Chopo; la escritora Carmen Boullosa, el editor Jaime Muñoz de Baena y Joaquín Díaz Canedo.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en un comunicado lamentó el fallecimiento del editor y diplomático, y se unió «a la pena que embarga a familiares y amigos.»
El Instituto Cultural de México, en Washington DC, instancia que García de Oteyza dirigió de 2007 a 2008, consignó su muerte en su página web.
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Juan García Ponce con su hijo, Juan García de Oteyza. Imagen tomada de la fotogalería Autobiografía precoz (2002), del escritor y crítico de arte, que se incluye en su sitio web oficial
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).-La comunidad cultural de México acudió ayer a despedir a Juan García de Oteyza, editor, promotor cultural y diplomático fallecido a los 51 años el pasado lunes, cuyos restos serán cremados hoy miércoles a las 12 horas. Ayer se esperaba el arribo de sus hijas Mariana y Fernanda, radicadas en Estados Unidos, y su hermana Mercedes que se encontraba en Europa. Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
El hijo del escritor y crítico de arte Juan García Ponce (1932-2003) y Mercedes de Oteyza, esposa del artista visual Manuel Felguérez, se crió en el medio artístico, situación que se vio reflejada al llegar a la funeraria funcionarias como María Cristina García Cepeda, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), con el objeto de «acompañar a Mercedes y Manuel en este momento tan difícil. Ellos son seres valiosísimos;» así como Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Visuales del INBA, y Lucía García Noriega, secretaria de Cultura del Gobierno del Distrito Federal.
García Noriega recordó que habían compartido proyectos comunes cuando ella era consejera cultural en la embajada de México en España y García de Oteyza director de la editorial Turner, en Madrid, entre 2000 y 2004. Mencionó a Translaciones, exposición curada por Miguel Cervantes, también presente, organizada con motivo de los 25 años de las relaciones entre España y México, en la que dialogaban artistas de ambos países.
Aunque García de Oteyza pasó gran parte de su vida fuera de su país de origen, la entrevistada aseguró que sus libros «sí circularon y sus proyectos siempre fueron con México. Era una especie de embajador porque aunque estuviera con la labor editorial en Madrid o Nueva York, siempre estuvo ligado a México.»
También fue «un gran facilitador, de esas personas que te hacen redes entre artistas, galerías, espacios, de las que salen publicaciones y otros proyectos. Lo que es un gran consejero cultural y lo que realmente todos hoy por hoy como funcionarios deberíamos ser: grandes facilitadores. No es un tema de recursos, sino de hacer redes y conexiones. Juan era impresionante en ese sentido.»
La periodista y escritora Elena Poniatowska conoció a Juan y su hermana de niños, cuando «iban en bicicleta por Paseo de la Reforma. Se parecían mucho a mi hijo mayor Mane, el mismo tipo de niño, de carita redonda, sonrisa fácil y vestidos más o menos iguales: pantalones grises y suéteres azules. Niños muy clásicos.»
Los García Oteyza, además, «fueron magníficos hijos con Juan (García Ponce). Siempre lo apoyaron, estuvieron al pie del cañón todo el tiempo,» acotó la colaboradora de La Jornada.
Estuvieron también presentes en el funeral las galeristas Graciela Toledo y Malú Block, de la Juan Martín; Ramón López Quiroga, Patricia Ortiz Monasterio y Jaime Riestra de la OMR; los críticos de arte Teresa del Conde y Jorge Alberto Manrique; el arquitecto y escultor Fernando González Gortázar; los escultores Jorge Yazpik y Paloma Torres; la fotógrafa Colette Urbajtel y Aurelia Álvarez Urbajtel; Graciela de la Torre, directora de Artes Visuales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y José Luis Paredes Pacho, titular del Museo Universitario del Chopo; la escritora Carmen Boullosa, el editor Jaime Muñoz de Baena y Joaquín Díaz Canedo.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en un comunicado lamentó el fallecimiento del editor y diplomático, y se unió «a la pena que embarga a familiares y amigos.»
El Instituto Cultural de México, en Washington DC, instancia que García de Oteyza dirigió de 2007 a 2008, consignó su muerte en su página web.
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Fotografía / España: Torrevieja espera convertirse en reina de la fotografía móvil
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Acogerá un Instagram trip, un viaje organizado para usuarios de la red social. (Foto: David Arranz)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Septiembre será el mes de la fotografía hecha con el móvil, en especial para Torrevieja. La ciudad repite del 13 al 15 como sede de un congreso dedicado a esta materia, Mowo, y acogerá además un Instagram trip, un viaje organizado para influyentes usuarios de dicha red social, esa semana. Una nota de Miquel Hernandis para El Mundo:
Serán dos eventos organizados por Gabriel Samper, precisamente uno de los españoles con más seguidores en Instagram. «El año pasado quizás estuvo demasiado segmentado al ser solo de Instagram», reconoce este torrevejense al referirse al primer congreso de instagramers, «porque la fotografía móvil es mucho más que una red social».
Con más ambición y apoyados por los buenos resultados de aquel primer encuentro y el crecimiento que experimenta el sector, siguen trabajando la filosofía de que lo importante es la relación entre personas. Por eso cuidan que no se solapen conferencias y que existan espacios y tiempos para el diálogo entre los usuarios, la mayoría de ellos en Instagram, la red social que más ha popularizado la acción de compartir imágenes.
«Hablamos de fotografía móvil, reconociendo el trabajo de cada fotógrafo», explica Samper, abogado de profesión y cuya afición por las imágenes captadas con su iPhone le cambió la vida. Y esa intención se refleja en los 22 proyectos que presentarán los 16 invitados procedentes principalmente de España pero también de Italia, Alemania y Grecia. Entre ellos destaca el plan de Giacomo Por –conocido por sus sus retratos tenebristas firmados como Saturnino Farandola–, que con Portrait Camera Work «pretende retratar a todos los asistentes al evento y hacer con eso una exposición al final de la jornada».
Otras ponencias resaltarán el potencial educativo o el turístico, el sector que quizá con más ganas ha abrazado este furor. La Diputación de Alicante sabe del potencial que tiene y repite el apoyo que ya dio a través del Patronato de la Costablanca el evento en 2012.
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Acogerá un Instagram trip, un viaje organizado para usuarios de la red social. (Foto: David Arranz)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Septiembre será el mes de la fotografía hecha con el móvil, en especial para Torrevieja. La ciudad repite del 13 al 15 como sede de un congreso dedicado a esta materia, Mowo, y acogerá además un Instagram trip, un viaje organizado para influyentes usuarios de dicha red social, esa semana. Una nota de Miquel Hernandis para El Mundo:
Serán dos eventos organizados por Gabriel Samper, precisamente uno de los españoles con más seguidores en Instagram. «El año pasado quizás estuvo demasiado segmentado al ser solo de Instagram», reconoce este torrevejense al referirse al primer congreso de instagramers, «porque la fotografía móvil es mucho más que una red social».
Con más ambición y apoyados por los buenos resultados de aquel primer encuentro y el crecimiento que experimenta el sector, siguen trabajando la filosofía de que lo importante es la relación entre personas. Por eso cuidan que no se solapen conferencias y que existan espacios y tiempos para el diálogo entre los usuarios, la mayoría de ellos en Instagram, la red social que más ha popularizado la acción de compartir imágenes.
«Hablamos de fotografía móvil, reconociendo el trabajo de cada fotógrafo», explica Samper, abogado de profesión y cuya afición por las imágenes captadas con su iPhone le cambió la vida. Y esa intención se refleja en los 22 proyectos que presentarán los 16 invitados procedentes principalmente de España pero también de Italia, Alemania y Grecia. Entre ellos destaca el plan de Giacomo Por –conocido por sus sus retratos tenebristas firmados como Saturnino Farandola–, que con Portrait Camera Work «pretende retratar a todos los asistentes al evento y hacer con eso una exposición al final de la jornada».
Otras ponencias resaltarán el potencial educativo o el turístico, el sector que quizá con más ganas ha abrazado este furor. La Diputación de Alicante sabe del potencial que tiene y repite el apoyo que ya dio a través del Patronato de la Costablanca el evento en 2012.
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martes, agosto 27, 2013
Noticias / Rusia: La policía rusa cierra la exposición que mostraba a Putin en sujetador
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Parte de la muestra. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La muestra de retratos de líderes rusos que exhibía en San Petersburgo un cuadro del presidente Vladimir Putin en ropa interior femenina ha durado sólo una semana y media abierta. Esta tarde la policía se ha presentado en la puerta del Museo del Poder de la ciudad y ha clausurado las tres salas de la muestra, obra del pintor ruso Konstantin Altunin. Una nota de Xavier Colás para El Mundo:
La exposición Líderes, inaugurada en San Petersburgo el pasado día 14 de agosto, incluía varios retratos polémicos. En uno de ellos el presidente Putin, aparece junto al actual primer ministro, Dimitri Medvedev, en actitud cariñosa y ambos en «paños menores». También se llevaba su parte otro personaje «sagrado» para la línea oficial de Moscú: el líder de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Kirill. Aparecía dibujado en blanco y negro con el torso desnudo y lleno de tatuajes de Lenin, Stalin, de la Virgen María y con dos calaveras impresas en los hombros.
La policía, encabezada por el jefe adjunto del Comité de Investigación en la zona, bloqueó hoy la entrada al museo y dijo que se trata de «actividades extremistas», según informa el sitio web Fontanka.
Alexander Donskoi, el jefe de la sala, declaró a los medios rusos que no era la primera visita de las fuerzas del orden, «pero antes fueron más diplomáticos». El propio creador, Konstantin Altunin, era consciente de lo que podía ocurrir, pues en Rusia acaba de entrar en vigor una ley que castiga cualquier mensaje que equipare la intimidad «no tradicional» con la heterosexualidad. Recién enterado del cierre, resumía a ElMundo.es su frustración: «Ahí lo tiene usted, las cosas son así».
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Parte de la muestra. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La muestra de retratos de líderes rusos que exhibía en San Petersburgo un cuadro del presidente Vladimir Putin en ropa interior femenina ha durado sólo una semana y media abierta. Esta tarde la policía se ha presentado en la puerta del Museo del Poder de la ciudad y ha clausurado las tres salas de la muestra, obra del pintor ruso Konstantin Altunin. Una nota de Xavier Colás para El Mundo:
La exposición Líderes, inaugurada en San Petersburgo el pasado día 14 de agosto, incluía varios retratos polémicos. En uno de ellos el presidente Putin, aparece junto al actual primer ministro, Dimitri Medvedev, en actitud cariñosa y ambos en «paños menores». También se llevaba su parte otro personaje «sagrado» para la línea oficial de Moscú: el líder de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Kirill. Aparecía dibujado en blanco y negro con el torso desnudo y lleno de tatuajes de Lenin, Stalin, de la Virgen María y con dos calaveras impresas en los hombros.
La policía, encabezada por el jefe adjunto del Comité de Investigación en la zona, bloqueó hoy la entrada al museo y dijo que se trata de «actividades extremistas», según informa el sitio web Fontanka.
Alexander Donskoi, el jefe de la sala, declaró a los medios rusos que no era la primera visita de las fuerzas del orden, «pero antes fueron más diplomáticos». El propio creador, Konstantin Altunin, era consciente de lo que podía ocurrir, pues en Rusia acaba de entrar en vigor una ley que castiga cualquier mensaje que equipare la intimidad «no tradicional» con la heterosexualidad. Recién enterado del cierre, resumía a ElMundo.es su frustración: «Ahí lo tiene usted, las cosas son así».
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Literatura / Estados Unidos: Cinco obras inéditas de Salinger se publicarán a partir de 2015
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El escritor, fotografiado al salir de un supermercado en una de las pocas imágenes de él. (Foto: Archivo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Cinco obras inéditas del escritor J.D. Salinger se publicarán a partir de 2015, según publica este lunes el diario The New York Times, que cita al autor de un documental que se divulgará la próxima semana. Una entrega de EFE:
Salinger murió en 2010 a los 91 años tras casi medio siglo de reclusión voluntaria en su casa y en los que se mostró reacio a la publicación de sus trabajos, por lo que la divulgación de nuevas narraciones podría cambiar de forma importante el estudio sobre el conjunto de su obra.
El autor habría confiado a los responsables de su herencia que publicaran al menos cinco libros, algunos totalmente nuevos y otros serían extensiones de obras anteriores, en una secuencia que comenzaría en 2015.
Una colección, que se llamaría The Family Glass, añadiría cinco historias nuevas a un conjunto de narraciones anteriores sobre la familia Glass, que aparecía en Franny and Zoey (1961).
Otra colección incluiría versiones retocadas de una obra conocida pero aún no publicada, The Last and Best of the Peter Pans (1942), en la que aparece la familia Caulfield, uno de cuyos miembros, Holden, protagoniza El guardián entre el centeno (1951), la obra que encumbró a Salinger.
Precisamente fue la enorme fama que le dio ese libro mezclada con su aversión a la exposición pública, la que causó su reclusión en una vivienda de la pequeña ciudad de Cornish (Nueva Hampshire), que ocupó en 1953 y donde falleció.
La última obra que Salinger publicó fue en 1965, cuando el relato Hapworth 16, 1924 apareció en la revista The New Yorker. El Times recuerda que el hijo del autor, Matthew Salinger, que representa a los herederos, rechazó discutir estos posibles planes.
Sin embargo, el autor del documental, Shane Salerno, asegura al diario que tiene dos fuentes cercanas al autor, independientes y separadas que confirman la publicación de las obras.
El documental se estrenará el próximo 6 de septiembre, tres días después de que salga a la luz el libro titulado The Private War of J.D. Salinger.
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El escritor, fotografiado al salir de un supermercado en una de las pocas imágenes de él. (Foto: Archivo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Cinco obras inéditas del escritor J.D. Salinger se publicarán a partir de 2015, según publica este lunes el diario The New York Times, que cita al autor de un documental que se divulgará la próxima semana. Una entrega de EFE:
Salinger murió en 2010 a los 91 años tras casi medio siglo de reclusión voluntaria en su casa y en los que se mostró reacio a la publicación de sus trabajos, por lo que la divulgación de nuevas narraciones podría cambiar de forma importante el estudio sobre el conjunto de su obra.
El autor habría confiado a los responsables de su herencia que publicaran al menos cinco libros, algunos totalmente nuevos y otros serían extensiones de obras anteriores, en una secuencia que comenzaría en 2015.
Una colección, que se llamaría The Family Glass, añadiría cinco historias nuevas a un conjunto de narraciones anteriores sobre la familia Glass, que aparecía en Franny and Zoey (1961).
Otra colección incluiría versiones retocadas de una obra conocida pero aún no publicada, The Last and Best of the Peter Pans (1942), en la que aparece la familia Caulfield, uno de cuyos miembros, Holden, protagoniza El guardián entre el centeno (1951), la obra que encumbró a Salinger.
Precisamente fue la enorme fama que le dio ese libro mezclada con su aversión a la exposición pública, la que causó su reclusión en una vivienda de la pequeña ciudad de Cornish (Nueva Hampshire), que ocupó en 1953 y donde falleció.
La última obra que Salinger publicó fue en 1965, cuando el relato Hapworth 16, 1924 apareció en la revista The New Yorker. El Times recuerda que el hijo del autor, Matthew Salinger, que representa a los herederos, rechazó discutir estos posibles planes.
Sin embargo, el autor del documental, Shane Salerno, asegura al diario que tiene dos fuentes cercanas al autor, independientes y separadas que confirman la publicación de las obras.
El documental se estrenará el próximo 6 de septiembre, tres días después de que salga a la luz el libro titulado The Private War of J.D. Salinger.
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Cine / Rusia: La homosexualidad de Tchaikovski «peligra» en Rusia
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Los creadores de la nueva película sobre el artista la autocensuran para no tener problemas con la nueva ley «anti-gay» rusa. (Foto: Archivo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La legislación rusa que prohíbe la «propaganda gay», y que ya ha arrojado su sombra sobre los Juegos Olímpicos de Sochi 2014, lleva ahora los cineastas locales a autocensurar en su próxima película la visión del compositor Pyotr Tchaikovski, de quien se dice que era homosexual. Una nota de la redacción de El Mundo:
Un biopic, en parte financiado por el gobierno del compositor del Lago de los Cisnes, El Cascanueces y la Obertura 1812 tratará de minimizar la sexualidad del artista en medio de la atmósfera política homófoba en Rusia, ya que el país aprobó una ley en junio que prohíbe la «propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales» entre los menores.
El guionista de la película, Yuri Arabov, negó que Tchaikovski hubiera sido homosexual y dijo que su guión había sido revisado para reflejar al compositor como «una persona sin familia que se ha quedado con la opinión de que, supuestamente, ama a los hombres», afirmó al periódico Izvestia.
Por su parte el productor de la película, Sabina Yeremeyeva, dijo que la cinta no va a ir en contra de la ley que prohíbe la propaganda gay, ya que la legislación actual incluye multas de hasta 2.230 euros por la «exhibición de información sobre relaciones sexuales no tradicionales en los medios de comunicación».
Kirill Serebrennikov, un cineasta respetado y el director artístico del Teatro Gogol en Moscú, anunció que iba a rodar la biografía de Tchaikovski en agosto de 2012 pero más tarde confesó a KinoPoisk, una página web de cine, estar teniendo problemas para encontrar financiación.
«Las dificultados se deben a las preocupaciones de los funcionarios por los problemas que les puede traer financiar una película de un compositor homosexual» afirma. En julio, sin embargo, la película biográfica se convirtió en una de las Ministerio de Cultura ruso decidió financiar después de un concurso.
La película sobre Tchaikovski ha pasado ya cinco revisiones, pero el productor, Yeremeyeva, ha negado que las cinco modificaciones que se han hecho estén relacionadas con la preocupación por la sexualidad de Tchaikovski. «Se ha modificado porque la visión homosexual del compositor era "exagerada"».
Por su parte el ministro de cultura, Vladimir Medinsky, confesó a la web de noticias Lenta.ru en una entrevista que «las preferencias sexuales no deben mostrarse, no deberían ser discutidas, ni en la televisión, ni en el parlamento, ni en un mitin de 500.000 personas».
El Estado desempeña un papel importante en la financiación de películas de origen ruso, el cual ha adoptado una política que ha generado gran cantidad de películas históricas patrióticas en los últimos años.
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Los creadores de la nueva película sobre el artista la autocensuran para no tener problemas con la nueva ley «anti-gay» rusa. (Foto: Archivo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La legislación rusa que prohíbe la «propaganda gay», y que ya ha arrojado su sombra sobre los Juegos Olímpicos de Sochi 2014, lleva ahora los cineastas locales a autocensurar en su próxima película la visión del compositor Pyotr Tchaikovski, de quien se dice que era homosexual. Una nota de la redacción de El Mundo:
Un biopic, en parte financiado por el gobierno del compositor del Lago de los Cisnes, El Cascanueces y la Obertura 1812 tratará de minimizar la sexualidad del artista en medio de la atmósfera política homófoba en Rusia, ya que el país aprobó una ley en junio que prohíbe la «propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales» entre los menores.
El guionista de la película, Yuri Arabov, negó que Tchaikovski hubiera sido homosexual y dijo que su guión había sido revisado para reflejar al compositor como «una persona sin familia que se ha quedado con la opinión de que, supuestamente, ama a los hombres», afirmó al periódico Izvestia.
Por su parte el productor de la película, Sabina Yeremeyeva, dijo que la cinta no va a ir en contra de la ley que prohíbe la propaganda gay, ya que la legislación actual incluye multas de hasta 2.230 euros por la «exhibición de información sobre relaciones sexuales no tradicionales en los medios de comunicación».
Kirill Serebrennikov, un cineasta respetado y el director artístico del Teatro Gogol en Moscú, anunció que iba a rodar la biografía de Tchaikovski en agosto de 2012 pero más tarde confesó a KinoPoisk, una página web de cine, estar teniendo problemas para encontrar financiación.
«Las dificultados se deben a las preocupaciones de los funcionarios por los problemas que les puede traer financiar una película de un compositor homosexual» afirma. En julio, sin embargo, la película biográfica se convirtió en una de las Ministerio de Cultura ruso decidió financiar después de un concurso.
La película sobre Tchaikovski ha pasado ya cinco revisiones, pero el productor, Yeremeyeva, ha negado que las cinco modificaciones que se han hecho estén relacionadas con la preocupación por la sexualidad de Tchaikovski. «Se ha modificado porque la visión homosexual del compositor era "exagerada"».
Por su parte el ministro de cultura, Vladimir Medinsky, confesó a la web de noticias Lenta.ru en una entrevista que «las preferencias sexuales no deben mostrarse, no deberían ser discutidas, ni en la televisión, ni en el parlamento, ni en un mitin de 500.000 personas».
El Estado desempeña un papel importante en la financiación de películas de origen ruso, el cual ha adoptado una política que ha generado gran cantidad de películas históricas patrióticas en los últimos años.
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Cine / Italia: El festival de los resucitados
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Geoge Clooney, a su llegada al Lido, este martes. (Foto:EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- A veces, la mejor manera de definir un plato es por lo que falta. Por favor, un poco de 'basilico', o albahaca, que es 'pesto'. ¿Y qué sería del festival de Venecia sin ese gran agujero justo al lado del viejo Casino y que desde hace más de cinco años (¿o eran 50?) pretende ser la futura sede de la Mostra? De momento, un año más, sólo se ve eso: lo que falta. Una nota de Luis Martínez para El Mundo:
Pues algo parecido le ocurre a la edición número 70 que empieza el miércoles. Poco antes de que se diera a conocer la lista definitiva, pocos eran los que dudaban de que por aquí pasaría 12 years a slave, de Steve McQueen. Por ejemplo. Al fin y al cabo, su indiscutible película anterior, Shame, debutó en esta misma y soleada plaza a escasos metros del 'buco' (el agujero de antes).
¿Y qué decir de Captain Phillips, de Paul Greengrass; o de Oldboy, de Spike Lee (¿acaso no recibió el año pasado justo homenaje a su carrera en el Lido?); o de Nymphomaniac, del vetado en Cannes Lars Von Trier (recuérdense o 'googléense' sus palabras sobre Hitler aquel fatídico año); o del último delirio de Spike Joze (Her); o de la esperadísima permanente capilar de Javier Badem en The Counselor, de Ridley Scott; o del poema sinfónico (otro más) prometido por Terrence Malick, o...? Y así.
Directores recuperados
Pues, agujero mediante, nada de esto se verá finalmente en un festival de Venecia que, sin duda, prometía más, mucho más, de lo finalmente dará. De hecho, se diría que el director Alberto Barbera ha tenido que hacer un esfuerzo por recuperar a algunos directores desaparecidos en combate. De entrada, Alfonso Cuarón es el designado para abrir la sección oficial con Gravity. De repente, nos vemos frente a una fantasía de aire futurista protagonizada por George Clooney y Sandra Bullock (tan raro como suena) rodada siete años después de la obra maestra Hijos de los hombres. Entre medias, nada, o casi.
Y, de alguna forma, el cineasta mexicano da la pauta para un plantel por el que desfilan, además, Paul Schrader (desde 2008 sin tocar los pinceles), Terry Gilliam (siempre empantanado en mil proyectos incluida la adaptación de El Quijote) o Jonathan Glazer (cerca del coma desde 2004, cuando firmó la extraña y magnética Reencarnación).
Digamos que la fórmula adoptada en el Lido consiste en sustituir expectación por morbo, que, aunque parecidos, no son lo mismo.
Schrader junta a Lindsay Lohan y al ex actor porno James Deen en The Canyons al dictado de un texto de Bret Easton Ellis; Gilliam regresa, de la mano de Christoph Waltz, a su querido territorio entre la fantasía, el delirio y la inolvidable Brazil en The zero theorem, y Glazer presenta por fin una película que, toma sobre retoma, le ha llevado más de dos años: Under the skin, con Scarlett Johansson más caníbal (en sentido literal) que nunca.
Nombres de rigor
Por supuesto, que no sería justo definir al todo por la parte. Las metonímias engañan. Y al lado del 'agujero' de arriba desfilan nombres como los de David Gordon Green, Kelly Reichardt, Xavier Dolan, Tsai Ming-liang o John Curran. Por no citar a Steven Knight, James Franco y el último León de Oro, el coreano Kim Ki-duk. Suenen más o menos, todos ellos son nombres de rigor, que no de 'rigor mortis'. Y a todos ellos, les asiste un pasado perfectamente respetable. A algunos, incluso, venerable.
Por simple querencia, nos quedamos con los primeros citados. Gordon Green, el hombre de Superfumados y responsable de una obra maestra llamada Prince Avalanche, acude con Joe, protagonizada por el siempre increíble(capilarmente hablando) Nicolas Cage. A su lado, la realizadora del angustioso y genial 'western' Meek's Cutof presenta ahora Night moves, una cinta que anuncia una nueva tendencia en el cine indie de las américas: ecoterroristas en un mundo (el nuestro) que se agota. De algo parecido va la propuesta de James Franco como director que hace suyo el texto de Cormac McCarthy Child of God.
Bien es cierto que, una vez revisada la lista de la gente más o menos nueva, más o menos esperada, volvemos a las andadas. Más resucitados. O semi. Hayao Miyazaki, Stephen Frears, Ettore Scola, Andrzej Wajda, Gianni Amelio o los documentalistas Errol Morris y Frederick Wiseman están ahí para recordarnos que lo de la edad de jubilación es perfectamente revisable. Alguno de ellos, dicen, jugó al diávolo con los hermanos Lumière. O casi.
Faltan muchos de los que, quizá, deberían estar. Pero, también es cierto, que quizá sea el momento de probar el pesto sin albahaca. Cosas más sorprendentes se ha visto y con tres estrellas Michelín. A ver quién llena el 'buco'.
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Geoge Clooney, a su llegada al Lido, este martes. (Foto:EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- A veces, la mejor manera de definir un plato es por lo que falta. Por favor, un poco de 'basilico', o albahaca, que es 'pesto'. ¿Y qué sería del festival de Venecia sin ese gran agujero justo al lado del viejo Casino y que desde hace más de cinco años (¿o eran 50?) pretende ser la futura sede de la Mostra? De momento, un año más, sólo se ve eso: lo que falta. Una nota de Luis Martínez para El Mundo:
Pues algo parecido le ocurre a la edición número 70 que empieza el miércoles. Poco antes de que se diera a conocer la lista definitiva, pocos eran los que dudaban de que por aquí pasaría 12 years a slave, de Steve McQueen. Por ejemplo. Al fin y al cabo, su indiscutible película anterior, Shame, debutó en esta misma y soleada plaza a escasos metros del 'buco' (el agujero de antes).
¿Y qué decir de Captain Phillips, de Paul Greengrass; o de Oldboy, de Spike Lee (¿acaso no recibió el año pasado justo homenaje a su carrera en el Lido?); o de Nymphomaniac, del vetado en Cannes Lars Von Trier (recuérdense o 'googléense' sus palabras sobre Hitler aquel fatídico año); o del último delirio de Spike Joze (Her); o de la esperadísima permanente capilar de Javier Badem en The Counselor, de Ridley Scott; o del poema sinfónico (otro más) prometido por Terrence Malick, o...? Y así.
Directores recuperados
Pues, agujero mediante, nada de esto se verá finalmente en un festival de Venecia que, sin duda, prometía más, mucho más, de lo finalmente dará. De hecho, se diría que el director Alberto Barbera ha tenido que hacer un esfuerzo por recuperar a algunos directores desaparecidos en combate. De entrada, Alfonso Cuarón es el designado para abrir la sección oficial con Gravity. De repente, nos vemos frente a una fantasía de aire futurista protagonizada por George Clooney y Sandra Bullock (tan raro como suena) rodada siete años después de la obra maestra Hijos de los hombres. Entre medias, nada, o casi.
Y, de alguna forma, el cineasta mexicano da la pauta para un plantel por el que desfilan, además, Paul Schrader (desde 2008 sin tocar los pinceles), Terry Gilliam (siempre empantanado en mil proyectos incluida la adaptación de El Quijote) o Jonathan Glazer (cerca del coma desde 2004, cuando firmó la extraña y magnética Reencarnación).
Digamos que la fórmula adoptada en el Lido consiste en sustituir expectación por morbo, que, aunque parecidos, no son lo mismo.
Schrader junta a Lindsay Lohan y al ex actor porno James Deen en The Canyons al dictado de un texto de Bret Easton Ellis; Gilliam regresa, de la mano de Christoph Waltz, a su querido territorio entre la fantasía, el delirio y la inolvidable Brazil en The zero theorem, y Glazer presenta por fin una película que, toma sobre retoma, le ha llevado más de dos años: Under the skin, con Scarlett Johansson más caníbal (en sentido literal) que nunca.
Nombres de rigor
Por supuesto, que no sería justo definir al todo por la parte. Las metonímias engañan. Y al lado del 'agujero' de arriba desfilan nombres como los de David Gordon Green, Kelly Reichardt, Xavier Dolan, Tsai Ming-liang o John Curran. Por no citar a Steven Knight, James Franco y el último León de Oro, el coreano Kim Ki-duk. Suenen más o menos, todos ellos son nombres de rigor, que no de 'rigor mortis'. Y a todos ellos, les asiste un pasado perfectamente respetable. A algunos, incluso, venerable.
Por simple querencia, nos quedamos con los primeros citados. Gordon Green, el hombre de Superfumados y responsable de una obra maestra llamada Prince Avalanche, acude con Joe, protagonizada por el siempre increíble(capilarmente hablando) Nicolas Cage. A su lado, la realizadora del angustioso y genial 'western' Meek's Cutof presenta ahora Night moves, una cinta que anuncia una nueva tendencia en el cine indie de las américas: ecoterroristas en un mundo (el nuestro) que se agota. De algo parecido va la propuesta de James Franco como director que hace suyo el texto de Cormac McCarthy Child of God.
Bien es cierto que, una vez revisada la lista de la gente más o menos nueva, más o menos esperada, volvemos a las andadas. Más resucitados. O semi. Hayao Miyazaki, Stephen Frears, Ettore Scola, Andrzej Wajda, Gianni Amelio o los documentalistas Errol Morris y Frederick Wiseman están ahí para recordarnos que lo de la edad de jubilación es perfectamente revisable. Alguno de ellos, dicen, jugó al diávolo con los hermanos Lumière. O casi.
Faltan muchos de los que, quizá, deberían estar. Pero, también es cierto, que quizá sea el momento de probar el pesto sin albahaca. Cosas más sorprendentes se ha visto y con tres estrellas Michelín. A ver quién llena el 'buco'.
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Fotografía / España: Los desnudos femeninos de Callahan y Weston
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Desnudo / Nude, 1936. (Foto: Edward Weston)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 24 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Hay que apurar los últimos días de agosto para ver las fotos de Edward Weston y de Harry Callahan en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Tan americanos y tan de su propia época, se vuelven contemporáneos nuestros y parecen encontrarse los dos en su sitio en esta ciudad de luz cegadora y dilatadas avenidas en los sábados y los domingos sin tráfico. Tan irreductible cada uno en la identidad de su talento, se alumbran el uno al otro al ver yuxtapuestas sus fotografías. Porque pertenecieron a generaciones sucesivas, entre los dos abarcan la mayor parte del siglo XX. Nacido en 1886, Edward Weston empezó a formarse cuando la fotografía aún buscaba su legitimidad como arte queriendo imitar los efectos de la pintura. Cuando Harry Callahan murió, con 87 años, en 1999, la irrupción de la tecnología digital estaba desbaratando ya todos los fundamentos estéticos y profesionales del oficio. Cámaras digitales y cámaras en los teléfonos y comunicaciones instantáneas han multiplicado nuestra exposición a un caudal incesante de imágenes fotográficas en su inmensa mayoría irrelevantes y triviales; después del gran vestíbulo en penumbra del Círculo de Bellas Artes, la llegada a la sala en la que están las fotos de Weston y Callahan nos impresiona, lo primero de todo, por su austeridad comparativa, por el equilibrio misterioso entre premeditación y azar que parece estar en el origen de cada una de ellas. Una nota de Antonio Muñoz Molina para El País:
Ahora cualquiera, con un programa muy sencillo, puede manipular indefinidamente cualquier foto. Weston y Callahan pertenecen a un tiempo, de repente muy lejano, en el que el disparo de la cámara era un acto definitivo, una decisión irreparable. De esa condición técnica Edward Weston extrajo un principio estético: «Dado que el proceso de captación es instantáneo, y que la naturaleza de la imagen es tal que no puede sobrevivir a la manipulación correctora, es obvio que la foto definitiva debe haberse creado antes de la exposición de la película». La foto sería, según él, una obra de arte que ya existe antes del momento mismo de la creación: un éxtasis de clarividencia anticipada; el artista parece no hacer otra cosa que señalar en silencio algo que por sí mismo y sin su mediación ya es memorable. En una página de sus diarios, en los primeros años veinte, Edward Weston cuenta en la misma secuencia un encuentro erótico con Tina Modotti y el retrato que está haciendo de ella. La aproximación del abrazo y la de la cámara son simultáneas.
Al poner juntos a Weston y a Callahan la comisaria o curadora Laura González-Flores resalta inevitablemente las resonancias mutuas entre los dos: la dedicación apasionada al desnudo femenino, la búsqueda de las correspondencias visuales entre las formas orgánicas, entre las líneas de un cuerpo tendido al sol y las de unas dunas, entre las curvas sensuales de un cuerpo y las de un pimiento reluciente y carnoso, el juego de desvergüenza y pudor en el retrato de la persona amada, que puede revelarlo todo y al mismo tiempo esconder su rostro, o dar la espalda a la cámara para medio esconderse en la penumbra.
Pero lo más estimulante de la comparación entre Weston y Callahan es que lleguen a resultados cercanos entre sí siendo cada uno en muchas cosas fundamentales la antítesis del otro. Edward Weston escribió millares de páginas sobre su vida, sus amores, sus viajes, sus ideas sobre la fotografía. A cualquier parte que viajaba el cuaderno del diario era una compañía tan invariable como la cámara. Harry Callahan no escribió casi nada. Dedicó mucho tiempo a dar clases, pero una de las pocas declaraciones que se le conocen es un testimonio de incertidumbre, incluso de estupor: «No puedo decir qué es lo que hace una fotografía. No puedo decirlo. Es misterioso». Callahan probablemente hizo tantos desnudos como Edward Weston, pero todos ellos son de una sola mujer, la suya, Eleanor, a veces en compañía de su hija. La vida de Weston es una sucesión de mujeres invariablemente jóvenes, de pelo corto, delgadas a la manera gimnástica de los años veinte y treinta. A una amante a la que estaba a punto de dejar por otra le dijo que el aflujo de nuevas mujeres en su vida era «tan inevitable como las mareas». A través de los años y de cada una de ellas parece que buscó un modelo único, una idea platónica y a la vez muy carnal de lo femenino.
Harry Callahan, que nunca se separó de la suya, espiaba con la cámara la aparición de las diversas mujeres que hay en una sola mujer, las vidas distintas que se superponen y se suceden en una larga convivencia íntima. Vista de lejos, de espaldas, entrando en el agua quieta, en la oscuridad, esa mujer es una aparición, un espejismo del deseo. Pero luego su vientre enorme es una promesa de maternidad tan rotunda como una escultura primitiva, y ese mismo vientre a lo que más se parece, en una delicada rima visual, es al primer plano de la cabeza redonda del recién nacido.
Con uno o dos detalles anatómicos Edward Weston llena el espacio entero de una foto: una mujer se repliega sobre sí misma, se dobla, se abraza para caber entera en ella, y la cámara se le acerca tanto que nosotros casi la tocamos, nos inclinamos avaramente hacia concavidades y pliegues tan complicados como los del interior de una caracola. Una foto de Weston es una habitación cerrada y sin ventanas en la que no cabe nadie ni nada más que el artista y la modelo, los dos amantes y la cámara. En una de sus fotos más justamente celebradas, Callahan se asoma a una habitación iluminada a medias por el contraluz de una ventana, y en ella, de espaldas contra la pared, Eleanor, sus anchas caderas fáciles de reconocer, dormita quizás en el abandono y el calor de la siesta, mientras su hija se sube sobre ella importunándola, con esa impaciencia de los niños hacia el reposo incomprensible de sus padres.
Quizás por reacción contra las evanescencias de lo que se consideraba artístico en la fotografía cuando él empezaba, Edward Weston tiende a modular los volúmenes a la manera rotunda de un escultor. Hasta cuando hizo fotos de nubes y de columnas de humo saliendo de chimeneas industriales les impuso una consistencia tangible. «Nubes, torsos, conchas, pimientos, árboles, chorros de humo, son partes independientes e interconectadas de un todo, que es la vida». Un inodoro común en un retrete de México tenía para él la solidez resplandeciente de una estatua clásica. Hacia donde deriva Harry Callahan es hacia el dibujo. Nadie ha visto como él las ramas de un árbol contra un cielo bajo de invierno, el garabato de caligrafía china de una mata de hierba seca en la nieve. Y tuvo quizás más agudeza todavía que Weston para atrapar esas metáforas que son, en fotografía como en literatura, el hallazgo de correspondencias exactas y súbitas: las tres briznas en lo alto de un solo tallo de hierba seca son el dibujo de unos muslos apretados y un pubis; el vello púbico al final de la línea de dos muslos juntos es una amapola.
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Desnudo / Nude, 1936. (Foto: Edward Weston)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 24 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Hay que apurar los últimos días de agosto para ver las fotos de Edward Weston y de Harry Callahan en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Tan americanos y tan de su propia época, se vuelven contemporáneos nuestros y parecen encontrarse los dos en su sitio en esta ciudad de luz cegadora y dilatadas avenidas en los sábados y los domingos sin tráfico. Tan irreductible cada uno en la identidad de su talento, se alumbran el uno al otro al ver yuxtapuestas sus fotografías. Porque pertenecieron a generaciones sucesivas, entre los dos abarcan la mayor parte del siglo XX. Nacido en 1886, Edward Weston empezó a formarse cuando la fotografía aún buscaba su legitimidad como arte queriendo imitar los efectos de la pintura. Cuando Harry Callahan murió, con 87 años, en 1999, la irrupción de la tecnología digital estaba desbaratando ya todos los fundamentos estéticos y profesionales del oficio. Cámaras digitales y cámaras en los teléfonos y comunicaciones instantáneas han multiplicado nuestra exposición a un caudal incesante de imágenes fotográficas en su inmensa mayoría irrelevantes y triviales; después del gran vestíbulo en penumbra del Círculo de Bellas Artes, la llegada a la sala en la que están las fotos de Weston y Callahan nos impresiona, lo primero de todo, por su austeridad comparativa, por el equilibrio misterioso entre premeditación y azar que parece estar en el origen de cada una de ellas. Una nota de Antonio Muñoz Molina para El País:
Ahora cualquiera, con un programa muy sencillo, puede manipular indefinidamente cualquier foto. Weston y Callahan pertenecen a un tiempo, de repente muy lejano, en el que el disparo de la cámara era un acto definitivo, una decisión irreparable. De esa condición técnica Edward Weston extrajo un principio estético: «Dado que el proceso de captación es instantáneo, y que la naturaleza de la imagen es tal que no puede sobrevivir a la manipulación correctora, es obvio que la foto definitiva debe haberse creado antes de la exposición de la película». La foto sería, según él, una obra de arte que ya existe antes del momento mismo de la creación: un éxtasis de clarividencia anticipada; el artista parece no hacer otra cosa que señalar en silencio algo que por sí mismo y sin su mediación ya es memorable. En una página de sus diarios, en los primeros años veinte, Edward Weston cuenta en la misma secuencia un encuentro erótico con Tina Modotti y el retrato que está haciendo de ella. La aproximación del abrazo y la de la cámara son simultáneas.
Al poner juntos a Weston y a Callahan la comisaria o curadora Laura González-Flores resalta inevitablemente las resonancias mutuas entre los dos: la dedicación apasionada al desnudo femenino, la búsqueda de las correspondencias visuales entre las formas orgánicas, entre las líneas de un cuerpo tendido al sol y las de unas dunas, entre las curvas sensuales de un cuerpo y las de un pimiento reluciente y carnoso, el juego de desvergüenza y pudor en el retrato de la persona amada, que puede revelarlo todo y al mismo tiempo esconder su rostro, o dar la espalda a la cámara para medio esconderse en la penumbra.
Pero lo más estimulante de la comparación entre Weston y Callahan es que lleguen a resultados cercanos entre sí siendo cada uno en muchas cosas fundamentales la antítesis del otro. Edward Weston escribió millares de páginas sobre su vida, sus amores, sus viajes, sus ideas sobre la fotografía. A cualquier parte que viajaba el cuaderno del diario era una compañía tan invariable como la cámara. Harry Callahan no escribió casi nada. Dedicó mucho tiempo a dar clases, pero una de las pocas declaraciones que se le conocen es un testimonio de incertidumbre, incluso de estupor: «No puedo decir qué es lo que hace una fotografía. No puedo decirlo. Es misterioso». Callahan probablemente hizo tantos desnudos como Edward Weston, pero todos ellos son de una sola mujer, la suya, Eleanor, a veces en compañía de su hija. La vida de Weston es una sucesión de mujeres invariablemente jóvenes, de pelo corto, delgadas a la manera gimnástica de los años veinte y treinta. A una amante a la que estaba a punto de dejar por otra le dijo que el aflujo de nuevas mujeres en su vida era «tan inevitable como las mareas». A través de los años y de cada una de ellas parece que buscó un modelo único, una idea platónica y a la vez muy carnal de lo femenino.
Harry Callahan, que nunca se separó de la suya, espiaba con la cámara la aparición de las diversas mujeres que hay en una sola mujer, las vidas distintas que se superponen y se suceden en una larga convivencia íntima. Vista de lejos, de espaldas, entrando en el agua quieta, en la oscuridad, esa mujer es una aparición, un espejismo del deseo. Pero luego su vientre enorme es una promesa de maternidad tan rotunda como una escultura primitiva, y ese mismo vientre a lo que más se parece, en una delicada rima visual, es al primer plano de la cabeza redonda del recién nacido.
Con uno o dos detalles anatómicos Edward Weston llena el espacio entero de una foto: una mujer se repliega sobre sí misma, se dobla, se abraza para caber entera en ella, y la cámara se le acerca tanto que nosotros casi la tocamos, nos inclinamos avaramente hacia concavidades y pliegues tan complicados como los del interior de una caracola. Una foto de Weston es una habitación cerrada y sin ventanas en la que no cabe nadie ni nada más que el artista y la modelo, los dos amantes y la cámara. En una de sus fotos más justamente celebradas, Callahan se asoma a una habitación iluminada a medias por el contraluz de una ventana, y en ella, de espaldas contra la pared, Eleanor, sus anchas caderas fáciles de reconocer, dormita quizás en el abandono y el calor de la siesta, mientras su hija se sube sobre ella importunándola, con esa impaciencia de los niños hacia el reposo incomprensible de sus padres.
Quizás por reacción contra las evanescencias de lo que se consideraba artístico en la fotografía cuando él empezaba, Edward Weston tiende a modular los volúmenes a la manera rotunda de un escultor. Hasta cuando hizo fotos de nubes y de columnas de humo saliendo de chimeneas industriales les impuso una consistencia tangible. «Nubes, torsos, conchas, pimientos, árboles, chorros de humo, son partes independientes e interconectadas de un todo, que es la vida». Un inodoro común en un retrete de México tenía para él la solidez resplandeciente de una estatua clásica. Hacia donde deriva Harry Callahan es hacia el dibujo. Nadie ha visto como él las ramas de un árbol contra un cielo bajo de invierno, el garabato de caligrafía china de una mata de hierba seca en la nieve. Y tuvo quizás más agudeza todavía que Weston para atrapar esas metáforas que son, en fotografía como en literatura, el hallazgo de correspondencias exactas y súbitas: las tres briznas en lo alto de un solo tallo de hierba seca son el dibujo de unos muslos apretados y un pubis; el vello púbico al final de la línea de dos muslos juntos es una amapola.
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Obituario / Julie Harris
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La actriz ganó cinco premios Tony y otro más de honor. (Foto: Jack Robinson)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La intérprete más premiada de la historia de Broadway. La primera dama del teatro estadounidense. Una de las grandes actrices del siglo XX. Los titulares que anunciaron el sábado en la prensa estadounidense el fallecimiento de Julie Harris a los 87 años de un infarto dejaban muy clara su importancia: desaparecía uno de esos mitos poco conocidos por el gran público pero que han marcado el entretenimiento en su país durante medio siglo. Una nota de Gregorio Belinchón para El País:
Porque Harris hizo mucho y buen teatro —y por ello tiene el récord de diez selecciones a los Tony, ganando cinco y llevándose otro de honor—, pero también televisión: fue 11 veces candidata al Emmy —lo obtuvo en tres ocasiones—. Y cine: encarnó a Abra, la adolescente dubitativa en el amor de Al este del Edén, junto a James Dean, y fue candidata al Oscar como protagonista por su creación de Frankie, un chicazo de 12 años —que interpretó teniendo ella justo el doble de edad en teatro y con dos años más encima en la pantalla— al que dio vida en The member of the wedding, la versión al cine de Fred Zinnemann que adaptaba la obra de teatro homónima que a su vez se basaba en la novela de Carson McCullers Frankie y la boda. También encarnó a Sally Bowles en Soy una cámara, personaje que heredó Liza Minnelli en Cabaret, y apareció en películas como Harper, investigador privado; Reflejos en un ojo dorado —otra adaptación de un novela de McCullers—, Ya eres un gran chico, La casa encantada, Gorilas en la niebla, Réquiem por un campeón, El viaje de los malditos, La campana de cristal, Esposa por sorpresa, y ya en este siglo The golden boys y The lightkeepers.
Nacida el 2 de diciembre de 1925 en Grosse Pointe Park (Michigan), un suburbio de Detroit, hija de un financiero apasionado por la zoología, Julie Harris tuvo desde el instituto —época en la que veía mucho cine— muy clara su vocación: «Actuar es mi vida», decía en sus entrevistas, decisión que desilusionó a su madre.
Estudió teatro en diversas academias y cursó un año en la Escuela de Drama de Yale, momento en que empezó a trabajar en compañías de Broadway. Su secreto estaba en su ductilidad, en que, como decía el director y crítico Harold Clurman, «estaba completamente diseñada para ser un buen instrumento en el escenario».
Nunca buscó el aplauso fácil, y tal vez por ello de las más de 30 obras que interpretó en Broadway solo seis superaron los seis meses en cartelera. Su primer Tony le llegó con The member of the wedding, que le abrió al camino al cine.
En el escenario encarnó a Julieta en Romeo y Julieta, a Ofelia de Hamlet, a Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, a la Eliza Doolittle en Pygmalion, a Nora en Casa de muñecas, o a la señora Daisy de Paseando a miss Daisy. También encarnó a personajes basados en personas reales como Emily Dickinson, Mary Todd Lincoln, Charlottë Bronte, Isak Dinesen, Florence Nightingale, Nora Joyce, Juana de Arco o la reina Victoria: de sus cinco Tony, tres fueron por personajes históricos. Harris trabajó junto a los más grandes intérpretes masculinos, y nunca se le resistió un papel.
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La actriz ganó cinco premios Tony y otro más de honor. (Foto: Jack Robinson)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La intérprete más premiada de la historia de Broadway. La primera dama del teatro estadounidense. Una de las grandes actrices del siglo XX. Los titulares que anunciaron el sábado en la prensa estadounidense el fallecimiento de Julie Harris a los 87 años de un infarto dejaban muy clara su importancia: desaparecía uno de esos mitos poco conocidos por el gran público pero que han marcado el entretenimiento en su país durante medio siglo. Una nota de Gregorio Belinchón para El País:
Porque Harris hizo mucho y buen teatro —y por ello tiene el récord de diez selecciones a los Tony, ganando cinco y llevándose otro de honor—, pero también televisión: fue 11 veces candidata al Emmy —lo obtuvo en tres ocasiones—. Y cine: encarnó a Abra, la adolescente dubitativa en el amor de Al este del Edén, junto a James Dean, y fue candidata al Oscar como protagonista por su creación de Frankie, un chicazo de 12 años —que interpretó teniendo ella justo el doble de edad en teatro y con dos años más encima en la pantalla— al que dio vida en The member of the wedding, la versión al cine de Fred Zinnemann que adaptaba la obra de teatro homónima que a su vez se basaba en la novela de Carson McCullers Frankie y la boda. También encarnó a Sally Bowles en Soy una cámara, personaje que heredó Liza Minnelli en Cabaret, y apareció en películas como Harper, investigador privado; Reflejos en un ojo dorado —otra adaptación de un novela de McCullers—, Ya eres un gran chico, La casa encantada, Gorilas en la niebla, Réquiem por un campeón, El viaje de los malditos, La campana de cristal, Esposa por sorpresa, y ya en este siglo The golden boys y The lightkeepers.
Nacida el 2 de diciembre de 1925 en Grosse Pointe Park (Michigan), un suburbio de Detroit, hija de un financiero apasionado por la zoología, Julie Harris tuvo desde el instituto —época en la que veía mucho cine— muy clara su vocación: «Actuar es mi vida», decía en sus entrevistas, decisión que desilusionó a su madre.
Estudió teatro en diversas academias y cursó un año en la Escuela de Drama de Yale, momento en que empezó a trabajar en compañías de Broadway. Su secreto estaba en su ductilidad, en que, como decía el director y crítico Harold Clurman, «estaba completamente diseñada para ser un buen instrumento en el escenario».
Nunca buscó el aplauso fácil, y tal vez por ello de las más de 30 obras que interpretó en Broadway solo seis superaron los seis meses en cartelera. Su primer Tony le llegó con The member of the wedding, que le abrió al camino al cine.
En el escenario encarnó a Julieta en Romeo y Julieta, a Ofelia de Hamlet, a Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, a la Eliza Doolittle en Pygmalion, a Nora en Casa de muñecas, o a la señora Daisy de Paseando a miss Daisy. También encarnó a personajes basados en personas reales como Emily Dickinson, Mary Todd Lincoln, Charlottë Bronte, Isak Dinesen, Florence Nightingale, Nora Joyce, Juana de Arco o la reina Victoria: de sus cinco Tony, tres fueron por personajes históricos. Harris trabajó junto a los más grandes intérpretes masculinos, y nunca se le resistió un papel.
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Literatura / Argentina: El último poemario de Juan Gelman
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Gelman leyó durante más de media hora. No volaba una mosca en la sala Borges de la BN. (Foto: Página/12)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El poeta leyó fragmentos de Hoy, acompañado por Jorge Boccanera y Daniel Freidemberg. «La conciencia de lo que se escribe es muy difícil de apresar», señaló Gelman, quien recibió el cariño y la admiración del público que colmó la sala Borges. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
La lengua de Juan Gelman fue la llama que encendió la temperatura. No fue la noche más fría del año. La sensación térmica empezó a cambiar cuando el poeta entró a la sala Borges de la Biblioteca Nacional. El público se puso de pie y aplaudió. La emoción iba y venía, de la platea al escenario. Y viceversa. «Esta reunión va a marcar una noche fundamental de nuestras vidas», pronosticó Horacio González, antes de que los poetas Jorge Boccanera y Daniel Freidemberg presentaran Hoy (Seix Barral), 288 poemas en prosa que transitan el camino del duelo por la desaparición y asesinato de su hijo Marcelo, pero también dan cuenta del abismo insondable del mal en el mundo. «La verdad es que no sé qué decir. Los libros se suelen escribir solos. La conciencia de lo que se escribe es muy difícil de apresar. A veces escribía siete, ocho poemas a la noche, me iba a dormir, me levantaba y no recordaba ninguno de los textos escritos. Tenía que volver a leerlos para saber de qué se trataban», comentó Gelman.
«La poesía de Gelman no deja de sorprendernos por la libertad con que trabaja, por su ejercicio de transfiguraciones de todo con todo, por las imágenes que resuenan sobre un entramado de ideas», planteó Boccanera, quien advirtió que el modo singular de enlazar la perplejidad y la certidumbre «lo ha convertido en un maestro a nivel continental». El último libro del poeta es «una muestra acabada, en pulidas joyas diminutas, de sus viajes posibles hacia el ‘uno’ y los otros». Esa poesía –agregó Boccanera– ha ido virando «de una oralidad expansiva a textos concisos, de suma condensación de sentido». La textura de los poemas de Hoy «deviene de un amplio catálogo de registros expresivos orquestados al modo gelmaniano: el repliegue místico, la sequedad del silogismo, y un modo de conducir la digresión por paisajes del sueño». También mencionó los temas recurrentes que atraviesan la obra del Premio Cervantes de Literatura 2007: la infancia de las cosas, el amor, la revolución, la memoria, la espesura del vacío, el exilio, la indagación de sí mismo y la poesía.
En esa suma de «momentos pasados, presentes y por venir», Gelman va más allá de lo meramente temporal: «es un ‘hoy’ hecho de ‘ahoras’, es un ‘hoy’ vuelto un soy». Boccanera detectó una vuelta de tuerca a la frase que Hamlet le dirige a Ofelia –«ser o no ser, ésa es la cuestión»– para ensanchar el campo semántico y transformarla en «ser o no ser es ser no ser». Gelman cabeceó y asintió, acaso asombrado por el hallazgo. «Este ‘hoy’ está hecho de cavilaciones que nos interpelan y advierten: ‘la dignidad canta músicas flacas’, ‘hay que barrer el mundo en sucio estado/otra vez ponen huevos de serpiente’, en referencia a un poder global que reconfigura los modos de disciplinar, de modelar imaginarios y subjetividades. Gelman habla de ‘la progresión de la crueldad’, apuntando a la pretensión de recordar la rebeldía del hombre y convertirlo en un ser obediente al desastre, carne de autoritarismos», analizó Boccanera. «Estamos frente a una de las propuestas poéticas más originales, intensas, reveladoras y cuestionadoras de los últimos tiempos. Una especie de ‘Guernica’ hablado que, aun frente a los reveses, respira deseo, que es la medida de la vida».
«¡Qué decir frente a todo lo que significa este señor que tengo al lado!», dijo Freidemberg en el filo de la emoción y admiración. La mejor manera que encontró para hablar del libro fue el final de Hoy. El último poema empieza con una letra y la apertura de un signo de interrogación: «¿Y», sin el signo de cierre. «¿Cómo ‘¿y’? ¿Qué pasó con todo lo que estaba escrito antes? –se preguntó Freidemberg–. Después hay una serie de interrogaciones: ‘si la poesía fuera un olvido del perro que te mordió la sangre’, y sigue con distintas cosas. ¿Se está desdiciendo el libro después de todo lo que dijo? A lo mejor volver sobre sus pasos es la única manera de que esos pasos existan.» Freidemberg continuó desmenuzando ese poema y citó el cierre: «¿Y si fuera lo que es en cualquier parte y nunca avisa? ¿Y si fuera?». «A lo mejor lo que nos está proponiendo es que la poesía no es. A lo mejor para poder pensar la poesía, tendríamos que pensar ‘si fuera’. Que tiene que dejar de ser para empezar a ser. Que no puede existir poesía que primero no deje de ser; que en cuanto existió dejó de ser y la ponemos en marcha en el acto de la escritura, en el acto de la escritura. Algo se abre. Al fin y al cabo, si la poesía para ser tiene que dejar de ser, el libro termina abriendo un espacio donde se continúa de otra manera. Se continúa en silencio, como una especie de reverberación.» Como páginas abiertas a las heridas de este tiempo, añadió que el mundo del último poemario de Gelman es «un mundo en el que se cayeron todas las explicaciones» y «no hay nada que pueda ser explicado». «Solamente queda la palabra poética lanzada a su manera, con sus propios derechos, sin pedir permiso.»
«Despasión», según entiende Freidemberg, es una de las tantas palabras inventadas por Gelman. «Tal vez no sean tiempos para la pasión, pero no son tiempos para la indiferencia.» El poeta leyó durante más de media hora. No volaba una mosca en la sala. Todos mudos ante versos que se pegan en los labios de la memoria: «La tierra pule huesos que el tiempo roba sin retorno». Luego llegó la ovación del público y la despedida de Juan: «Gracias por estar aquí y sobre todo por aguantarme».
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Gelman leyó durante más de media hora. No volaba una mosca en la sala Borges de la BN. (Foto: Página/12)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El poeta leyó fragmentos de Hoy, acompañado por Jorge Boccanera y Daniel Freidemberg. «La conciencia de lo que se escribe es muy difícil de apresar», señaló Gelman, quien recibió el cariño y la admiración del público que colmó la sala Borges. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
La lengua de Juan Gelman fue la llama que encendió la temperatura. No fue la noche más fría del año. La sensación térmica empezó a cambiar cuando el poeta entró a la sala Borges de la Biblioteca Nacional. El público se puso de pie y aplaudió. La emoción iba y venía, de la platea al escenario. Y viceversa. «Esta reunión va a marcar una noche fundamental de nuestras vidas», pronosticó Horacio González, antes de que los poetas Jorge Boccanera y Daniel Freidemberg presentaran Hoy (Seix Barral), 288 poemas en prosa que transitan el camino del duelo por la desaparición y asesinato de su hijo Marcelo, pero también dan cuenta del abismo insondable del mal en el mundo. «La verdad es que no sé qué decir. Los libros se suelen escribir solos. La conciencia de lo que se escribe es muy difícil de apresar. A veces escribía siete, ocho poemas a la noche, me iba a dormir, me levantaba y no recordaba ninguno de los textos escritos. Tenía que volver a leerlos para saber de qué se trataban», comentó Gelman.
«La poesía de Gelman no deja de sorprendernos por la libertad con que trabaja, por su ejercicio de transfiguraciones de todo con todo, por las imágenes que resuenan sobre un entramado de ideas», planteó Boccanera, quien advirtió que el modo singular de enlazar la perplejidad y la certidumbre «lo ha convertido en un maestro a nivel continental». El último libro del poeta es «una muestra acabada, en pulidas joyas diminutas, de sus viajes posibles hacia el ‘uno’ y los otros». Esa poesía –agregó Boccanera– ha ido virando «de una oralidad expansiva a textos concisos, de suma condensación de sentido». La textura de los poemas de Hoy «deviene de un amplio catálogo de registros expresivos orquestados al modo gelmaniano: el repliegue místico, la sequedad del silogismo, y un modo de conducir la digresión por paisajes del sueño». También mencionó los temas recurrentes que atraviesan la obra del Premio Cervantes de Literatura 2007: la infancia de las cosas, el amor, la revolución, la memoria, la espesura del vacío, el exilio, la indagación de sí mismo y la poesía.
En esa suma de «momentos pasados, presentes y por venir», Gelman va más allá de lo meramente temporal: «es un ‘hoy’ hecho de ‘ahoras’, es un ‘hoy’ vuelto un soy». Boccanera detectó una vuelta de tuerca a la frase que Hamlet le dirige a Ofelia –«ser o no ser, ésa es la cuestión»– para ensanchar el campo semántico y transformarla en «ser o no ser es ser no ser». Gelman cabeceó y asintió, acaso asombrado por el hallazgo. «Este ‘hoy’ está hecho de cavilaciones que nos interpelan y advierten: ‘la dignidad canta músicas flacas’, ‘hay que barrer el mundo en sucio estado/otra vez ponen huevos de serpiente’, en referencia a un poder global que reconfigura los modos de disciplinar, de modelar imaginarios y subjetividades. Gelman habla de ‘la progresión de la crueldad’, apuntando a la pretensión de recordar la rebeldía del hombre y convertirlo en un ser obediente al desastre, carne de autoritarismos», analizó Boccanera. «Estamos frente a una de las propuestas poéticas más originales, intensas, reveladoras y cuestionadoras de los últimos tiempos. Una especie de ‘Guernica’ hablado que, aun frente a los reveses, respira deseo, que es la medida de la vida».
«¡Qué decir frente a todo lo que significa este señor que tengo al lado!», dijo Freidemberg en el filo de la emoción y admiración. La mejor manera que encontró para hablar del libro fue el final de Hoy. El último poema empieza con una letra y la apertura de un signo de interrogación: «¿Y», sin el signo de cierre. «¿Cómo ‘¿y’? ¿Qué pasó con todo lo que estaba escrito antes? –se preguntó Freidemberg–. Después hay una serie de interrogaciones: ‘si la poesía fuera un olvido del perro que te mordió la sangre’, y sigue con distintas cosas. ¿Se está desdiciendo el libro después de todo lo que dijo? A lo mejor volver sobre sus pasos es la única manera de que esos pasos existan.» Freidemberg continuó desmenuzando ese poema y citó el cierre: «¿Y si fuera lo que es en cualquier parte y nunca avisa? ¿Y si fuera?». «A lo mejor lo que nos está proponiendo es que la poesía no es. A lo mejor para poder pensar la poesía, tendríamos que pensar ‘si fuera’. Que tiene que dejar de ser para empezar a ser. Que no puede existir poesía que primero no deje de ser; que en cuanto existió dejó de ser y la ponemos en marcha en el acto de la escritura, en el acto de la escritura. Algo se abre. Al fin y al cabo, si la poesía para ser tiene que dejar de ser, el libro termina abriendo un espacio donde se continúa de otra manera. Se continúa en silencio, como una especie de reverberación.» Como páginas abiertas a las heridas de este tiempo, añadió que el mundo del último poemario de Gelman es «un mundo en el que se cayeron todas las explicaciones» y «no hay nada que pueda ser explicado». «Solamente queda la palabra poética lanzada a su manera, con sus propios derechos, sin pedir permiso.»
«Despasión», según entiende Freidemberg, es una de las tantas palabras inventadas por Gelman. «Tal vez no sean tiempos para la pasión, pero no son tiempos para la indiferencia.» El poeta leyó durante más de media hora. No volaba una mosca en la sala. Todos mudos ante versos que se pegan en los labios de la memoria: «La tierra pule huesos que el tiempo roba sin retorno». Luego llegó la ovación del público y la despedida de Juan: «Gracias por estar aquí y sobre todo por aguantarme».
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Obituario / Juan García de Oteyza
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En fechas recientes preparaba un libro sobre el fotógrafo francés Bernard Plossu. (Foto: Carlos Ramos Mamahua)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El editor, promotor cultural y diplomático Juan García de Oteyza (México, DF, 1962) falleció ayer de manera repentina. En fechas recientes, García de Oteyza trabajaba como editor independiente y preparaba un libro para la Fundación Televisa sobre el fotógrafo francés Bernard Plossu, quien estuvo en México en los años 60 del siglo pasado. Una nota de Merry MacMasters y Daniel González para La Jornada:
Hijo del escritor y crítico de arte Juan García Ponce (1932-2003) y de Mercedes de Oteyza, empezó su carrera en la industria editorial en 1980 y llegó a ser director de la Editorial Turner, en Madrid, en 2000-2004, y posteriormente en la ciudad de México, de 2004 a 2007.
Durante su estancia en Turner se publicaron más de un centenar de libros ilustrados y catálogos de museos, como Manuel Álvarez Bravo: cien años, cien días, Frida Kahlo: retratos de un ícono y Ricas y famosas, de Daniel Rossell.
García de Oteyza dejó la editorial para asumir el cargo como agregado cultural en la embajada de México en Washington, al que renunció en 2008 para, en agosto, hacerse cargo de la dirección ejecutiva de la Fundación Aperture en Nueva York.
En su momento, la fundación dijo en un comunicado que desde la llegada de García de Oteyza a Washington, en marzo de 2007, había sido responsable de implementar la política cultural de México hacia Estados Unidos, a la vez que ayudó a recaudar fondos para financiar el programa artístico y cultural México en el Smithsonian, en el prestigiado museo de Washington DC.
Celso González-Falla, presidente de la fundación, dijo a su vez: «Somos afortunados en contar con la experiencia de alguien como Juan para dirigir los programas de Aperture para promover y aumentar el público para la fotografía.»
En abril de 2009, la fundación suscribió un convenio de cooperación con Incubadora Cultural, novel empresa de gestión artística, cuyo propósito era promover en México, de manera exclusiva, sus programas consistentes en edición de libros, una revista y el montaje de exposiciones. En entrevista (La Jornada, 9-IV-09), García de Oteyza explicó que era la primera vez que la Fundación Aperture firmaba un convenio con una instancia de otro país.
«Cuando llegué a la dirección de Aperture, uno de los primeros encargos que tuve fue aumentar sus presencia internacional. Decidí que la forma de lograrlo era mediante la formalización de alianzas locales en naciones donde ya hubiera una tradición de trabajo.»
«Aperture –prosiguió– ha publicado a muchos autores mexicanos como Manuel Álvarez Bravo, Graciela Iturbide, Lola Álvarez Bravo y Antonio Turok, así como un libro sobre la violencia en Ciudad Juárez, con un texto de Elena Poniatowska, y otro sobre el Archivo Casasola, y se ha interesado mucho por la problemática social y política de México.
«Como ya había esa tradición, además de que soy mexicano, decidí que el primer país con el que entablaríamos ese tipo de relación sería México. La intención es firmar acuerdos similares con por lo menos cinco naciones más, aunque todavía no están definidas del todo.»
Aperture fue fundada en 1952 por los fotógrafos Ansel Adams, Dorothea Lange, Barbara Morgan y Minor White, el historiador Beaumont Newhall y la escritora y curadora Nancy Newhall. Poco después se creó la revista del mismo nombre.
Su paso por Nueva York
En 1985, García de Oteyza fundó en Nueva York su propia editorial, Eridanos Press, dedicada a editar literatura contemporánea en inglés. En 1988, Eridanos recibió el Premio Carey Thomas para la Edición Creativa, ya que puso en las manos del público estadunidense autores como Robert Musel, Alberto Savinio, Virgilio Piñera y Ernst Jünger.
También trabajó en la Editorial Promexa, en la ciudad de México; en Accolade Books y Marsillo Publishers, en Nueva York, y en David R. Godine, en Boston. Director ejecutivo del Instituto Cultural d México en Nueva York (1996-2000), trabajó de cerca con el Museo de Arte Moderno para presentar la primera retrospectiva de Manuel Álvarez Bravo, y organizó un tributo al poeta y premio Nobel Octavio Paz en el Museo Metropolitano de Arte, con la participación de artistas y escritores como Susan Sontag, Robert Rauschenberg, Eliot Weinberger y Dore Ashton, entre otros.
Su cuerpo es velado en la funeraria J. García López de San Jerónimo, y hoy llegarán sus familiares cercanos a acompañarlo en el último adiós.
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En fechas recientes preparaba un libro sobre el fotógrafo francés Bernard Plossu. (Foto: Carlos Ramos Mamahua)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El editor, promotor cultural y diplomático Juan García de Oteyza (México, DF, 1962) falleció ayer de manera repentina. En fechas recientes, García de Oteyza trabajaba como editor independiente y preparaba un libro para la Fundación Televisa sobre el fotógrafo francés Bernard Plossu, quien estuvo en México en los años 60 del siglo pasado. Una nota de Merry MacMasters y Daniel González para La Jornada:
Hijo del escritor y crítico de arte Juan García Ponce (1932-2003) y de Mercedes de Oteyza, empezó su carrera en la industria editorial en 1980 y llegó a ser director de la Editorial Turner, en Madrid, en 2000-2004, y posteriormente en la ciudad de México, de 2004 a 2007.
Durante su estancia en Turner se publicaron más de un centenar de libros ilustrados y catálogos de museos, como Manuel Álvarez Bravo: cien años, cien días, Frida Kahlo: retratos de un ícono y Ricas y famosas, de Daniel Rossell.
García de Oteyza dejó la editorial para asumir el cargo como agregado cultural en la embajada de México en Washington, al que renunció en 2008 para, en agosto, hacerse cargo de la dirección ejecutiva de la Fundación Aperture en Nueva York.
En su momento, la fundación dijo en un comunicado que desde la llegada de García de Oteyza a Washington, en marzo de 2007, había sido responsable de implementar la política cultural de México hacia Estados Unidos, a la vez que ayudó a recaudar fondos para financiar el programa artístico y cultural México en el Smithsonian, en el prestigiado museo de Washington DC.
Celso González-Falla, presidente de la fundación, dijo a su vez: «Somos afortunados en contar con la experiencia de alguien como Juan para dirigir los programas de Aperture para promover y aumentar el público para la fotografía.»
En abril de 2009, la fundación suscribió un convenio de cooperación con Incubadora Cultural, novel empresa de gestión artística, cuyo propósito era promover en México, de manera exclusiva, sus programas consistentes en edición de libros, una revista y el montaje de exposiciones. En entrevista (La Jornada, 9-IV-09), García de Oteyza explicó que era la primera vez que la Fundación Aperture firmaba un convenio con una instancia de otro país.
«Cuando llegué a la dirección de Aperture, uno de los primeros encargos que tuve fue aumentar sus presencia internacional. Decidí que la forma de lograrlo era mediante la formalización de alianzas locales en naciones donde ya hubiera una tradición de trabajo.»
«Aperture –prosiguió– ha publicado a muchos autores mexicanos como Manuel Álvarez Bravo, Graciela Iturbide, Lola Álvarez Bravo y Antonio Turok, así como un libro sobre la violencia en Ciudad Juárez, con un texto de Elena Poniatowska, y otro sobre el Archivo Casasola, y se ha interesado mucho por la problemática social y política de México.
«Como ya había esa tradición, además de que soy mexicano, decidí que el primer país con el que entablaríamos ese tipo de relación sería México. La intención es firmar acuerdos similares con por lo menos cinco naciones más, aunque todavía no están definidas del todo.»
Aperture fue fundada en 1952 por los fotógrafos Ansel Adams, Dorothea Lange, Barbara Morgan y Minor White, el historiador Beaumont Newhall y la escritora y curadora Nancy Newhall. Poco después se creó la revista del mismo nombre.
Su paso por Nueva York
En 1985, García de Oteyza fundó en Nueva York su propia editorial, Eridanos Press, dedicada a editar literatura contemporánea en inglés. En 1988, Eridanos recibió el Premio Carey Thomas para la Edición Creativa, ya que puso en las manos del público estadunidense autores como Robert Musel, Alberto Savinio, Virgilio Piñera y Ernst Jünger.
También trabajó en la Editorial Promexa, en la ciudad de México; en Accolade Books y Marsillo Publishers, en Nueva York, y en David R. Godine, en Boston. Director ejecutivo del Instituto Cultural d México en Nueva York (1996-2000), trabajó de cerca con el Museo de Arte Moderno para presentar la primera retrospectiva de Manuel Álvarez Bravo, y organizó un tributo al poeta y premio Nobel Octavio Paz en el Museo Metropolitano de Arte, con la participación de artistas y escritores como Susan Sontag, Robert Rauschenberg, Eliot Weinberger y Dore Ashton, entre otros.
Su cuerpo es velado en la funeraria J. García López de San Jerónimo, y hoy llegarán sus familiares cercanos a acompañarlo en el último adiós.
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Literatura / Entrevista a Ondjaki
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El escritor nativo de Angola y residente de Brasil. (Foto: Joaquín Salguero )
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El autor de El silbador señala que, para ser literariamente verosímil, debe «reducir un poquito» la versión de los hechos. «Si no, pareces un loco, hablando de cosas increíbles, dice. En su literatura reconoce influencias de América latina, desde Gabo hasta Borges. Una entrevista de Silvina Friera para Página/12:
El guerrero africano espera que la ficción le murmure algo al oído. «Para tener paz hay que caminar silencios». Este verso se le apareció hace muchos años, cuando la poesía llamó primero a su puerta y la oreja curiosa del joven recibió esa vibración inesperada. Antes de que Ndalu de Almeida naciera en la capital de Angola, en 1977, su madre lo llamaba Ondjaki, que en umbundu significa «guerrero». Después llegaría una educación exigente en la que los maestros cubanos tuvieron un rol fundamental; más tarde los primeros poemas, los relatos y las novelas, tantos murmullos y silencios caminados por el seudónimo maternal que eligió como destino literario. El autor de El silbador (Letranómada), obra maestra sobre un forastero del que poco y nada se sabe, sólo que llega a una iglesia de una pequeña aldea y silba unas melodías tan conmovedoras que no parecen de este mundo, recuerda la primera escena en la que está escribiendo en su Luanda natal. «Mi familia es muy teatral; nos contamos historias entre nosotros. Todo empieza con mi abuela, la madre de mi madre, que no escribe, pero tiene un modo de hablar muy literario. Yo aprendí muchísimo con ella. El primer cuento que escribí es sobre un primo al que le llevan un niño para que tome unas píldoras que no quería tomar. Como mi primo estaba molesto porque pasaba el tiempo, sacó una pistola y le apuntó: ‘Tú te tomas ahora las píldoras y no pasa nada’. Ése es uno de los primeros cuentos que escribí, lo que pasó esa madrugada: cómo un tipo saca una pistola para que un niño que tenía fiebre tome unas píldoras. La realidad es tan impactante que, si puedes, tienes que escribir. Y eso me pasó: sentí que tenía que escribir».
Ndalu tenía entonces 13 años, le gustaba leer y escribía poesía «muy mala» mientras escuchaba a The Doors. Un año después, un tío le regaló dos libros: Cien años de soledad y La náusea. «Uno de los dos te va a gustar», pronosticó. El adolescente empezó con la novela de Gabriel García Márquez, pero no pudo terminarla. «Esto es una tontería, tantos nombres, tanta gente...», sentenció apresuradamente. Luego probó con la novela de Jean-Paul Sartre. Y le encantó. «Dos o tres años después no podía con Sartre, y estaba enamorado de García Márquez. Y por ahí me quedé. Yo soy más América latina que Sartre. Tengo muchas influencias de la literatura brasileña y de autores de Mozambique», revela Ondjaki a Página/12. Los padres del guerrero se conocieron en la década del ’70 cuando militaban en la resistencia. «A veces mi cabeza es una confusión –confiesa el escritor que a los 16 años rumbeó hacia Lisboa y hace más de cuatro años vive en Brasil–. Tengo muchas memorias que no son mías, que ocupan mucho espacio, que me pesan, ¿sabes? Tengo las memorias de mi abuela, las de mi madre, las de mi padre y las mías. Uno no puede tener tanto peso encima, ¿no? Quizá por eso escribo, para resolver un poco ese peso, aunque no sean cosas directamente relacionadas. La verdad y la realidad no me interesan. Lo que me interesa es lo que se puede hacer con la realidad en términos de literatura. En Luanda, la realidad es tan fuerte que tienes que reducir un poco la versión para escribir, si no, nadie te cree. La realidad en Angola es ultra ficción; entonces tú reduces un poquito y tienes una buena historia. Si no, pareces un loco, hablando de cosas increíbles. Si vas a Luanda, en una semana vas a ver que es mucho más intenso de lo que has leído. El luandés piensa que tiene la obligación de aumentar todo lo que cuenta. Si cuentas una cosa como pasó, me ofendes».
¿De dónde viene esa teatralidad que aparece en El silbador?
No sé... Es el libro que entiendo menos; no sé por qué lo hice así. Era un cuento cortito sobre un hombre que llegaba a una aldea y descubría que la lluvia no hacía ruido. Como estaba muy triste y cansado, se ponía mejor. Y ya: el cuento terminaba ahí. Después de las dos primeras páginas, no sabía para dónde iba. Y empezaron a llegar los personajes. En El silbador estaba escribiendo las cosas que había imaginado como si fueran filmadas. Como si estuviera detrás de una cámara. Lo escribí en Lisboa muy rápidamente. No podía salir de ese mundo, pero cuando lo terminé no sabía lo que era. Y lo dejé ahí. Es un libro que tiene mucha influencia de América latina, de Macondo, de Rulfo, de Borges también, por esa cosa que se hace con las sensaciones. En Portugal me preguntaban: «¿A ti te parece que este libro es literatura de Angola?». Yo no soy policía de las fronteras de las identidades. No quiero ese trabajo. Aunque me paguen bien, no voy a trabajar en ese lugar. Y sí: fue un libro escrito por mí. Yo puedo escribir un libro que pase en Córdoba o en Tokio. ¿Es literatura de Angola? No sé qué es la literatura de Angola. ¿La que hacen los angoleños? Entonces sí, aunque no es el más típico.
En El silbador hay un narrador que no le teme a la emoción, que suele ser menospreciada. Quizá porque se asocia la emoción con lo cursi o lo vulgar. Sin embargo, en esta novela justamente parece que se buscara la emoción, ¿es así?
Sí, sobre todo hay un trabajo con la emoción y las sensaciones. Por eso cuando lo terminé de escribir no sabía explicarlo. El silbador es un libro sobre una sensación, sobre un descubrimiento interior que cada uno hace escuchando a ese silbador. Soy una persona que no sé lidiar muy bien con mis emociones... y quizá celebre de esta manera. El silbador es una celebración pura de la música. Y la música lo que causa son sensaciones, ¿no? Lo que me gusta de El silbador es que no se explica mucho. Lo escuchas y lo sientes. Se sabe más de los otros personajes que del silbador. Es una pequeña fotografía de una semana en una aldea. Yo quiero escribir sobre Dissoxi, me perturba esa mujer. Dissoxi significa «lágrima» en kimbundu. Tengo una idea de dónde vino el silbador, ha estado en una escuela muy rara para silbadores, una escuela metafísica. Pero voy a escribir cuando sepa bien qué hacer. No quiero que sea «El silbador parte dos, el regreso» (risas). Yo sé que el viajero, KeMunuMunu, está basado en una telenovela brasileña en la que había un tipo que tenía varias casas y una mujer en cada casa. El sepulturero, KoTimbalo, es una pasión literaria. No podría ser ese sepulturero que se queda esperando que alguien muera. Yo no soy así, pero me encanta que alguien sea así literariamente. Cuando escribí El silbador estaba muy triste y salió un poco la nostalgia, la melancolía. Los brasileños tienen una palabra muy bonita: le dicen tristesura; no existe esa palabra en portugués. El silbador es una historia con tristesura.
¿Por qué sentía tristeza en ese momento?
No sé. Estaba en Lisboa, estudiando Sociología. No entiendo nada de sociología. Terminé la carrera porque no tenía una mejor opción. En las clases escribía, parecía un estudiante muy atento tomando apuntes, pero estaba escribiendo ficción. La tristeza es un arma peligrosa: la puedes usar para escribir, pero no sabes a dónde te llevará. No se puede jugar con la tristeza.
Por el trabajo con la lengua y las palabras, por el ritmo, daría la impresión de que escuchaba música mientras escribía El silbador.
Sí, escribí todo El silbador escuchando una pieza de un compositor español, Jordi Savall; una pieza conocida que él ha grabado dentro de una iglesia con unos coros muy bonitos. Eso me inspiró; sería el equivalente a una cosa muy rara que se siente cuando se escucha una melodía sobrehumana. En Angola y en Mozambique no consideramos la palabra sagrada, en el sentido de que no se puede tocar. Al revés: pensamos que la palabra, las frases, la literatura, son algo como el barro que hay moldear con paciencia. Fernando Pessoa decía: «Mi patria es la lengua portuguesa». Pero el escritor de Mozambique, Mia Couto, ha dicho: «Mi patria es mi lengua portuguesa». Y eso me parece más cierto. Brasil tiene su lengua portuguesa, Angola y Cabo Verde también tienen sus lenguas portuguesas. Y además cada ciudadano puede tener su lengua portuguesa. Yo puedo hacer lo que quiera con las palabras. El silbador es el libro en que tengo las palabras más delicadas. El próximo que están traduciendo no tiene nada que ver.
Los transparentes, su última novela que transcurre en Luanda, se publicará en la Argentina el año que viene, también por Letranómada. «Los transparentes son la gente más real que existe y que las elites políticas no quieren mirar: los llaman cuando los necesitan, pero no los llaman siempre –plantea–. La gente se está poniendo cada vez más transparente desde el punto de vista de un político que la mira sólo cuando la necesita. Los transparentes son la mayoría del pueblo. Con esta novela se van a dar cuenta de que Ondjaki no es sólo El silbador». Habrá que esperar hasta 2014 para leer más de este gran narrador angoleño que dice que está emergiendo una nueva generación de artistas africanos en la pintura y en la música con aspectos «profundamente africanos y profundamente modernos». «No hay que rechazar la modernidad –agrega–. Estos artistas son gente que viaja mucho; les gusta el tecno, el rock, pero también los ritmos tradicionales africanos. Y los mezclan y hacen el nuevo continente africano».
¿Cómo es su lengua portuguesa?
Mi lengua está hecha de materiales orales, sobre todo de Luanda, de cómo habla la gente. Yo pongo mucho de eso en mis libros, no para hacer un estilo. No es eso. Hay historias que pasan en Luanda con determinados personajes, que no son los de El silbador, que no puedo ponerlos de otra manera sino como hablan. Para ser realista hay que ser realista, si no, hago otra cosa. Mi lengua es una lengua de afectos. Me gusta acordarme y pensar cómo habla mi abuela, qué palabras usa. Y las pongo en los libros. Y que los traductores me pregunten. Mi abuela, que tiene 98 y toma más que nosotros dos juntos, come bien y bebe bien, tiene muchos códigos familiares. La palabra es de barro, las ideas son de barro, la literatura es de barro. La literatura no es más que un sueño que tú les das a los otros. Muchas veces no pasa nada: no hay contacto químico entre el libro y el lector. Si hay contacto, es una experiencia maravillosa. Si sabes leer, lo pasas mejor que con las drogas. Depende de la droga (risas).
Agnette –de padre holandés y madre angoleña– es la abuela de Ondjaki. Cada vez que la menciona, el brillo de su mirada silabea el inconmensurable amor que siente por esa anciana teatral y memoriosa. «Ella es la fundadora de las historias de mi familia. Una vez me contó que en un barrio de Luanda, cuando las mujeres que tenían nombres de flores se casaban, por ejemplo una señora llamada Rosa, todos se organizaban y ponían rosas. Cuando se lo comenté a mi madre, me dijo que eso nunca pasó: ‘Es una tontería’. No me gusta la gente que rechaza la ficción de la vida. No hablé más con mi madre sobre el tema porque me parece bien que cuando una persona que se llama Rosa se casa, todo el barrio se llene de rosas. ¿Por qué no?» En ese partido imaginario gana por goleada la abuela, esa hechicera de la palabra que dan ganas de conocer ya mismo. ¿Podrá convencerla de que venga con él en una próxima visita al país? «Tengo la creencia de que voy a morir con la misma edad que avó (abuela) Agnette. Entonces estoy descansadito, porque ella tiene 98. Y yo tengo 35, pero cumplo 36 el 29 de noviembre. Eres la única que lo sabe, no pongas eso...»
¿Por qué?
Me gusta tener cuatro fiestas de cumpleaños. Lo festejo el 17 de enero, el 17 de agosto, el 23 o el 26 de septiembre y el 29 de noviembre.
Mucho festejo, pero pronto superará los 98 años a ese trote...
No, no, sólo uno es verdadero (risas).
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El escritor nativo de Angola y residente de Brasil. (Foto: Joaquín Salguero )
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El autor de El silbador señala que, para ser literariamente verosímil, debe «reducir un poquito» la versión de los hechos. «Si no, pareces un loco, hablando de cosas increíbles, dice. En su literatura reconoce influencias de América latina, desde Gabo hasta Borges. Una entrevista de Silvina Friera para Página/12:
El guerrero africano espera que la ficción le murmure algo al oído. «Para tener paz hay que caminar silencios». Este verso se le apareció hace muchos años, cuando la poesía llamó primero a su puerta y la oreja curiosa del joven recibió esa vibración inesperada. Antes de que Ndalu de Almeida naciera en la capital de Angola, en 1977, su madre lo llamaba Ondjaki, que en umbundu significa «guerrero». Después llegaría una educación exigente en la que los maestros cubanos tuvieron un rol fundamental; más tarde los primeros poemas, los relatos y las novelas, tantos murmullos y silencios caminados por el seudónimo maternal que eligió como destino literario. El autor de El silbador (Letranómada), obra maestra sobre un forastero del que poco y nada se sabe, sólo que llega a una iglesia de una pequeña aldea y silba unas melodías tan conmovedoras que no parecen de este mundo, recuerda la primera escena en la que está escribiendo en su Luanda natal. «Mi familia es muy teatral; nos contamos historias entre nosotros. Todo empieza con mi abuela, la madre de mi madre, que no escribe, pero tiene un modo de hablar muy literario. Yo aprendí muchísimo con ella. El primer cuento que escribí es sobre un primo al que le llevan un niño para que tome unas píldoras que no quería tomar. Como mi primo estaba molesto porque pasaba el tiempo, sacó una pistola y le apuntó: ‘Tú te tomas ahora las píldoras y no pasa nada’. Ése es uno de los primeros cuentos que escribí, lo que pasó esa madrugada: cómo un tipo saca una pistola para que un niño que tenía fiebre tome unas píldoras. La realidad es tan impactante que, si puedes, tienes que escribir. Y eso me pasó: sentí que tenía que escribir».
Ndalu tenía entonces 13 años, le gustaba leer y escribía poesía «muy mala» mientras escuchaba a The Doors. Un año después, un tío le regaló dos libros: Cien años de soledad y La náusea. «Uno de los dos te va a gustar», pronosticó. El adolescente empezó con la novela de Gabriel García Márquez, pero no pudo terminarla. «Esto es una tontería, tantos nombres, tanta gente...», sentenció apresuradamente. Luego probó con la novela de Jean-Paul Sartre. Y le encantó. «Dos o tres años después no podía con Sartre, y estaba enamorado de García Márquez. Y por ahí me quedé. Yo soy más América latina que Sartre. Tengo muchas influencias de la literatura brasileña y de autores de Mozambique», revela Ondjaki a Página/12. Los padres del guerrero se conocieron en la década del ’70 cuando militaban en la resistencia. «A veces mi cabeza es una confusión –confiesa el escritor que a los 16 años rumbeó hacia Lisboa y hace más de cuatro años vive en Brasil–. Tengo muchas memorias que no son mías, que ocupan mucho espacio, que me pesan, ¿sabes? Tengo las memorias de mi abuela, las de mi madre, las de mi padre y las mías. Uno no puede tener tanto peso encima, ¿no? Quizá por eso escribo, para resolver un poco ese peso, aunque no sean cosas directamente relacionadas. La verdad y la realidad no me interesan. Lo que me interesa es lo que se puede hacer con la realidad en términos de literatura. En Luanda, la realidad es tan fuerte que tienes que reducir un poco la versión para escribir, si no, nadie te cree. La realidad en Angola es ultra ficción; entonces tú reduces un poquito y tienes una buena historia. Si no, pareces un loco, hablando de cosas increíbles. Si vas a Luanda, en una semana vas a ver que es mucho más intenso de lo que has leído. El luandés piensa que tiene la obligación de aumentar todo lo que cuenta. Si cuentas una cosa como pasó, me ofendes».
¿De dónde viene esa teatralidad que aparece en El silbador?
No sé... Es el libro que entiendo menos; no sé por qué lo hice así. Era un cuento cortito sobre un hombre que llegaba a una aldea y descubría que la lluvia no hacía ruido. Como estaba muy triste y cansado, se ponía mejor. Y ya: el cuento terminaba ahí. Después de las dos primeras páginas, no sabía para dónde iba. Y empezaron a llegar los personajes. En El silbador estaba escribiendo las cosas que había imaginado como si fueran filmadas. Como si estuviera detrás de una cámara. Lo escribí en Lisboa muy rápidamente. No podía salir de ese mundo, pero cuando lo terminé no sabía lo que era. Y lo dejé ahí. Es un libro que tiene mucha influencia de América latina, de Macondo, de Rulfo, de Borges también, por esa cosa que se hace con las sensaciones. En Portugal me preguntaban: «¿A ti te parece que este libro es literatura de Angola?». Yo no soy policía de las fronteras de las identidades. No quiero ese trabajo. Aunque me paguen bien, no voy a trabajar en ese lugar. Y sí: fue un libro escrito por mí. Yo puedo escribir un libro que pase en Córdoba o en Tokio. ¿Es literatura de Angola? No sé qué es la literatura de Angola. ¿La que hacen los angoleños? Entonces sí, aunque no es el más típico.
En El silbador hay un narrador que no le teme a la emoción, que suele ser menospreciada. Quizá porque se asocia la emoción con lo cursi o lo vulgar. Sin embargo, en esta novela justamente parece que se buscara la emoción, ¿es así?
Sí, sobre todo hay un trabajo con la emoción y las sensaciones. Por eso cuando lo terminé de escribir no sabía explicarlo. El silbador es un libro sobre una sensación, sobre un descubrimiento interior que cada uno hace escuchando a ese silbador. Soy una persona que no sé lidiar muy bien con mis emociones... y quizá celebre de esta manera. El silbador es una celebración pura de la música. Y la música lo que causa son sensaciones, ¿no? Lo que me gusta de El silbador es que no se explica mucho. Lo escuchas y lo sientes. Se sabe más de los otros personajes que del silbador. Es una pequeña fotografía de una semana en una aldea. Yo quiero escribir sobre Dissoxi, me perturba esa mujer. Dissoxi significa «lágrima» en kimbundu. Tengo una idea de dónde vino el silbador, ha estado en una escuela muy rara para silbadores, una escuela metafísica. Pero voy a escribir cuando sepa bien qué hacer. No quiero que sea «El silbador parte dos, el regreso» (risas). Yo sé que el viajero, KeMunuMunu, está basado en una telenovela brasileña en la que había un tipo que tenía varias casas y una mujer en cada casa. El sepulturero, KoTimbalo, es una pasión literaria. No podría ser ese sepulturero que se queda esperando que alguien muera. Yo no soy así, pero me encanta que alguien sea así literariamente. Cuando escribí El silbador estaba muy triste y salió un poco la nostalgia, la melancolía. Los brasileños tienen una palabra muy bonita: le dicen tristesura; no existe esa palabra en portugués. El silbador es una historia con tristesura.
¿Por qué sentía tristeza en ese momento?
No sé. Estaba en Lisboa, estudiando Sociología. No entiendo nada de sociología. Terminé la carrera porque no tenía una mejor opción. En las clases escribía, parecía un estudiante muy atento tomando apuntes, pero estaba escribiendo ficción. La tristeza es un arma peligrosa: la puedes usar para escribir, pero no sabes a dónde te llevará. No se puede jugar con la tristeza.
Por el trabajo con la lengua y las palabras, por el ritmo, daría la impresión de que escuchaba música mientras escribía El silbador.
Sí, escribí todo El silbador escuchando una pieza de un compositor español, Jordi Savall; una pieza conocida que él ha grabado dentro de una iglesia con unos coros muy bonitos. Eso me inspiró; sería el equivalente a una cosa muy rara que se siente cuando se escucha una melodía sobrehumana. En Angola y en Mozambique no consideramos la palabra sagrada, en el sentido de que no se puede tocar. Al revés: pensamos que la palabra, las frases, la literatura, son algo como el barro que hay moldear con paciencia. Fernando Pessoa decía: «Mi patria es la lengua portuguesa». Pero el escritor de Mozambique, Mia Couto, ha dicho: «Mi patria es mi lengua portuguesa». Y eso me parece más cierto. Brasil tiene su lengua portuguesa, Angola y Cabo Verde también tienen sus lenguas portuguesas. Y además cada ciudadano puede tener su lengua portuguesa. Yo puedo hacer lo que quiera con las palabras. El silbador es el libro en que tengo las palabras más delicadas. El próximo que están traduciendo no tiene nada que ver.
Los transparentes, su última novela que transcurre en Luanda, se publicará en la Argentina el año que viene, también por Letranómada. «Los transparentes son la gente más real que existe y que las elites políticas no quieren mirar: los llaman cuando los necesitan, pero no los llaman siempre –plantea–. La gente se está poniendo cada vez más transparente desde el punto de vista de un político que la mira sólo cuando la necesita. Los transparentes son la mayoría del pueblo. Con esta novela se van a dar cuenta de que Ondjaki no es sólo El silbador». Habrá que esperar hasta 2014 para leer más de este gran narrador angoleño que dice que está emergiendo una nueva generación de artistas africanos en la pintura y en la música con aspectos «profundamente africanos y profundamente modernos». «No hay que rechazar la modernidad –agrega–. Estos artistas son gente que viaja mucho; les gusta el tecno, el rock, pero también los ritmos tradicionales africanos. Y los mezclan y hacen el nuevo continente africano».
¿Cómo es su lengua portuguesa?
Mi lengua está hecha de materiales orales, sobre todo de Luanda, de cómo habla la gente. Yo pongo mucho de eso en mis libros, no para hacer un estilo. No es eso. Hay historias que pasan en Luanda con determinados personajes, que no son los de El silbador, que no puedo ponerlos de otra manera sino como hablan. Para ser realista hay que ser realista, si no, hago otra cosa. Mi lengua es una lengua de afectos. Me gusta acordarme y pensar cómo habla mi abuela, qué palabras usa. Y las pongo en los libros. Y que los traductores me pregunten. Mi abuela, que tiene 98 y toma más que nosotros dos juntos, come bien y bebe bien, tiene muchos códigos familiares. La palabra es de barro, las ideas son de barro, la literatura es de barro. La literatura no es más que un sueño que tú les das a los otros. Muchas veces no pasa nada: no hay contacto químico entre el libro y el lector. Si hay contacto, es una experiencia maravillosa. Si sabes leer, lo pasas mejor que con las drogas. Depende de la droga (risas).
Agnette –de padre holandés y madre angoleña– es la abuela de Ondjaki. Cada vez que la menciona, el brillo de su mirada silabea el inconmensurable amor que siente por esa anciana teatral y memoriosa. «Ella es la fundadora de las historias de mi familia. Una vez me contó que en un barrio de Luanda, cuando las mujeres que tenían nombres de flores se casaban, por ejemplo una señora llamada Rosa, todos se organizaban y ponían rosas. Cuando se lo comenté a mi madre, me dijo que eso nunca pasó: ‘Es una tontería’. No me gusta la gente que rechaza la ficción de la vida. No hablé más con mi madre sobre el tema porque me parece bien que cuando una persona que se llama Rosa se casa, todo el barrio se llene de rosas. ¿Por qué no?» En ese partido imaginario gana por goleada la abuela, esa hechicera de la palabra que dan ganas de conocer ya mismo. ¿Podrá convencerla de que venga con él en una próxima visita al país? «Tengo la creencia de que voy a morir con la misma edad que avó (abuela) Agnette. Entonces estoy descansadito, porque ella tiene 98. Y yo tengo 35, pero cumplo 36 el 29 de noviembre. Eres la única que lo sabe, no pongas eso...»
¿Por qué?
Me gusta tener cuatro fiestas de cumpleaños. Lo festejo el 17 de enero, el 17 de agosto, el 23 o el 26 de septiembre y el 29 de noviembre.
Mucho festejo, pero pronto superará los 98 años a ese trote...
No, no, sólo uno es verdadero (risas).
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lunes, agosto 26, 2013
Artes Plásticas / México: Revaloran la obra de Fanny Rabel
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La pintora de origen europeo. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La obra de la pintora Fanny Rabel (1922-2008), alumna de Diego Rivera y Frida Kahlo, es objeto de un rescate historiográfico en el contexto de los festejos por el 60 aniversario del Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana (Uia). Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
Aparte de Para participar en lo justo: recuperando la obra de Fanny Rabel, exposición en la Galería Andrea Pozzo de la Uia, se convocó al concurso de ensayo Recuperando el archivo de Fanny Rabel, cuyo plazo de participación cierra el 15 de septiembre.
La muestra tiene como propósito estimular el debate sobre la artista y su obra a partir del material rescatado de su archivo; consta de alrededor de 90 pinturas de caballete, grabados, bocetos de pintura mural, fotografías, carteles, documentos personales, como libros y escritos, así como videos documentales.
Rabel, de diminuta figura y conocida por su cabellera pelirroja, nació en el seno de una familia de actores judío-polacos que debieron emigrar de Europa para escapar del horror de la persecución religiosa y de la guerra.
Llegados a México en 1938, la joven Fanny entró a la Escuela Nocturna para Trabajadores, donde tomó clases de dibujo y grabado. En 1940 participó en el mural Retrato de la burguesía, proyecto dirigido por David Alfaro Siqueiros, para el edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas en la calle de Alfonso Caso.
Al entrar a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, tomó clases con José Chávez Morado, Feliciano Peña y Frida Kahlo, con quien entabló una relación cercana. Incluso, Rabel fue la única mujer integrante del grupo de Los Fridos, que estudiaron con Kahlo en la Casa Azul. Para la primera exposición individual de Rabel, celebrada en 1945 en la Liga Popular Israelita, la esposa de Rivera le escribió «una afectuosa y comprensiva presentación», consignó la crítica de arte Raquel Tibol.
Rabel se desempeñó como asistente de Rivera en los frescos de Palacio Nacional. Su mural Ronda en el tiempo ocupa un espacio destacado en la sección escolar del Museo de Antropología e Historia.
Los cambios estilísticos –del realismo social, al surrealismo y al neo-expresionismo– experimentados por la obra de Rabel, dejan entrever la creatividad y el afán de actualidad que la animaba, y testimonian lo genuino y profundo de sus convicciones de justicia social.
Para participar en lo justo... fue curada por Dina Comisarenco, Ana Torres y Karen Cordero. La muestra cuenta con actividades diversas, como teatro, coloquios, talleres de grabado para niños, jóvenes y adultos, en colaboración con el Museo Soumaya Plaza Carso, institución que pone a disposición del público un transporte que los sábados a las 11 horas los llevará a la Uia, con regreso a las 13 horas. La muestra permanecerá hasta el 11 de octubre.
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La pintora de origen europeo. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La obra de la pintora Fanny Rabel (1922-2008), alumna de Diego Rivera y Frida Kahlo, es objeto de un rescate historiográfico en el contexto de los festejos por el 60 aniversario del Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana (Uia). Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
Aparte de Para participar en lo justo: recuperando la obra de Fanny Rabel, exposición en la Galería Andrea Pozzo de la Uia, se convocó al concurso de ensayo Recuperando el archivo de Fanny Rabel, cuyo plazo de participación cierra el 15 de septiembre.
La muestra tiene como propósito estimular el debate sobre la artista y su obra a partir del material rescatado de su archivo; consta de alrededor de 90 pinturas de caballete, grabados, bocetos de pintura mural, fotografías, carteles, documentos personales, como libros y escritos, así como videos documentales.
Rabel, de diminuta figura y conocida por su cabellera pelirroja, nació en el seno de una familia de actores judío-polacos que debieron emigrar de Europa para escapar del horror de la persecución religiosa y de la guerra.
Llegados a México en 1938, la joven Fanny entró a la Escuela Nocturna para Trabajadores, donde tomó clases de dibujo y grabado. En 1940 participó en el mural Retrato de la burguesía, proyecto dirigido por David Alfaro Siqueiros, para el edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas en la calle de Alfonso Caso.
Al entrar a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, tomó clases con José Chávez Morado, Feliciano Peña y Frida Kahlo, con quien entabló una relación cercana. Incluso, Rabel fue la única mujer integrante del grupo de Los Fridos, que estudiaron con Kahlo en la Casa Azul. Para la primera exposición individual de Rabel, celebrada en 1945 en la Liga Popular Israelita, la esposa de Rivera le escribió «una afectuosa y comprensiva presentación», consignó la crítica de arte Raquel Tibol.
Rabel se desempeñó como asistente de Rivera en los frescos de Palacio Nacional. Su mural Ronda en el tiempo ocupa un espacio destacado en la sección escolar del Museo de Antropología e Historia.
Los cambios estilísticos –del realismo social, al surrealismo y al neo-expresionismo– experimentados por la obra de Rabel, dejan entrever la creatividad y el afán de actualidad que la animaba, y testimonian lo genuino y profundo de sus convicciones de justicia social.
Para participar en lo justo... fue curada por Dina Comisarenco, Ana Torres y Karen Cordero. La muestra cuenta con actividades diversas, como teatro, coloquios, talleres de grabado para niños, jóvenes y adultos, en colaboración con el Museo Soumaya Plaza Carso, institución que pone a disposición del público un transporte que los sábados a las 11 horas los llevará a la Uia, con regreso a las 13 horas. La muestra permanecerá hasta el 11 de octubre.
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