.
El actor en una escena de Purgatorio. (Foto: El Cultural)
C iudad Juárez, Chihuahua, 31 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Antes de estrenar su tercera película con David Cronenberg, Un método peligroso, en la que Viggo Mortensen interpreta a Freud, la estrella de Hollywood pasará seis semanas y media en Madrid, como gran reclamo de la cartelera teatral. La incorporación del actor a Purgatorio, obra que se estrena el próximo viernes en las Naves del Matadero, tiene mucho de gran acontecimiento pues supone su vuelta a los escenarios después de 24 años de ausencia. Lo hace en compañía de la actriz barcelonesa Carme Elías y con un texto de Ariel Dorfman de gran actualidad, pues habla de víctimas y verdudos, de perdón y arrepentimiento. Mortensen, que no resiste un paseo callejero sin que la gente le reconozca por su papel de Aragon en El señor de los anillos o de Diego Alatriste en la versión cinematográfica de la obra de Pérez Reverte, es un hombre con muchas otras inquietudes culturales. En esta entrevista de Liz Perales para El Cultural las cuenta.
¿Hace cuanto tiempo que no hacía teatro?
Hace unos 24 años, cuando hice Bent, de Martin Sherman, en Los Ángeles.
¿Y por qué ahora y en Madrid?
A los responsables de la programación del Teatro Español les interesó la propuesta y también le gustó la idea al autor, Ariel Dorfman. Estoy un poco ansioso ahora que falta poco para el estreno, algo normal en cualquier actor, supongo. Sé también que tengo muchísima suerte. Trabajar con Carme Elías y Josep Maria Mestres en Purgatorio y hacerla por primera vez en castellano es un gran honor. Y la sala 2 del Matadero es un espacio muy bueno, ideal para esta obra. Un lugar bastante austero, con una escenografía de Clara Notari perfectamente adaptada a la sala.
¿Es que pasa ahora temporadas en Madrid? ¿Qué le gusta y qué le extraña de la forma de vida de los madrileños?
Vine por primera vez a Madrid a finales de los años 70, así que ya tengo mucha historia con esta ciudad. Siempre me ha gustado estar en Madrid y me gusta que sea precisamente aquí que yo vuelva al teatro después de tantos años.
¿Se acerca usted a un personaje teatral de la misma manera que si lo fuera a interpretar en cine?
Sí, siempre con cierto miedo y preparándome lo mejor que puedo, prestando mucha atención. Yo no creo que haya tanta diferencia entre la buena actuación en cine y la buena actuación en teatro. En general, y según el tamaño de la sala, es verdad que hay que tener en cuenta una adecuada proyección de la voz en el teatro, pero al final lo que cuenta es si el espectador se cree los que hace el actor o no se lo cree.
¿Por qué aceptó hacer esta obra? ¿Qué le gustó?
Me interesó el desafío del cuento: es posible perdonar y pedir perdón sin poner ninguna condición. Muy difícil a veces, pero posible. También me atraía el desafío de hacer una obra en la cual solamente figuran dos personajes que siempre están en el escenario, sin descanso. A veces, durante los ensayos, he pensado que he sido un idiota por meterme en este desafío teatral, pero luego se me pasa la duda, la inseguridad, y sigo gozando con lo que voy aprendiendo de mi compañera de trabajo, Carme Elías, y de nuestro director, Josep Maria Mestres. El guión de Ariel Dorfman es exigente, pero está lleno de regalitos que te van llegando en la medida que vas descifrando el texto y metiéndotelo en el cuerpo.
La obra aborda un tema obsesivo en el teatro de Dorfman: la venganza y el perdón. ¿Hay alguna intencionalidad por parte del autor?
Para ser justos lo mejor sería preguntárselo a él, pero supongo que sí tiene que ver con esta obra la opción personal de elegir entre la venganza y el perdón en un momento dado, mucho que ver. Él ha hablado de esto en lo que ha escrito para la prensa últimamente, y nos ha comentado estas cosas en algunos momentos. También ha dicho que quería, con esta obra, abordar el tema de la colonización, las consecuencias para los que conquistan y los que son conquistados.
Éste es un tema de absoluta actualidad en España, cuando se está discutiendo si podemos perdonar a los terroristas de ETA y dejarles entrar en las instituciones políticas para que gobiernen a sus víctimas. ¿Usted qué piensa?
No hay nada que no pueda perdonarse, no hay nadie totalmente incapaz de dar y pedir el perdón sin condiciones. Es difícil, pero no imposible. Es la mejor y la más valiente opción. El perdón sincero compensa, aclara las cosas, nos limpia y nos tranquiliza. A partir de ahí podemos avanzar de una manera sana, crecer.
En realidad, la pieza es una extrapolación del mito de Medea y Jasón. ¿no es así?
Sí. En términos generales esta obra de Dorfman nos recuerda la versión de la saga de Medea y Jasón creada por Eurípides, la versión más conocida de la trágica relación entre estos seres legendarios. Pero Purgatorio contiene elementos de otras versiones de Medea, y también referencias a otros personajes y otras fuentes mitológicas.
La obra iba a ser estrenada en diciembre de 2009 y con Ariadna Gil. ¿Por qué se pospuso y por qué no se ha mantenido el elenco inicial?
No pudo ser en ese momento por problemas de agenda. Tampoco estaba Ariadna disponible cuando retomamos la obra. Tuvimos mucha suerte con Carme Elías, suerte en el sentido de que a ella le gustó la obra. Es una actriz extraordinaria, muy poderosa. Creo que será una Medea inolvidable.
Además de la interpretación, usted tiene otros intereses artísticos, por ejemplo, ha fundado una editorial. ¿Qué textos publica?
Fundé la editorial Perceval Press porque quería publicar a autores y artistas que me parecían interesantes y que, en muchos casos, no tienen muchas posibilidades de ser publicados, o de ver su trabajo presentado como quisieran. También presento mis libros y grabaciones con Perceval Press. Eso suele compensarnos económicamente y nos ayuda a seguir adelante con proyectos de otros artistas menos conocidos. El verdadero placer que me produce ser editor es ver satisfechos a estos artistas, ayudarles en lo que pueda para que lo publicado cumpla con sus esperanzas creativas.
¿Qué poetas le gustan?
Recién estoy mirando un viejo libro, una colección de poemas de Leonard Cohen llamado Flower for Hitler, publicado en 1964. Hay un poema que me hizo pensar en Purgatorio. Como siempre, uno puede encontrar referencias, conexiones por todos lados a la hora de afinar la preparación de un proyecto. Esto es algo que miré hace 10 minutos y que me pareció que tenía un eco de nuestro cuento, o al revés.
Por qué la Experiencia no es un Maestro
No es mío –el cuerpo que te prometieron/
está enterrado en el corazón/
de una máquina inutilizable/
que nadie puede detener o iniciar./
¿Yacerás junto a ella? Podrás cavar profundo/
–escapar a una o dos Leyes– divisar un dardo/
de luz. No /
te acercarás al corazón./
He intentado –soy el mismo– ser el mismo./
Quería que mis sentidos desvariaran./
El dardo era una luz ordinaria. /
¿No hay nada que pueda retenerte aquí, mi amor, mi amor?
También es aficionado a la pintura y la fotografía. ¿Cómo definiría su estilo pictórico?
No me siento cómodo dando definiciones de lo que hago como artista, calificando mi trabajo, ni como actor, fotógrafo, pintor, o escritor. Así que pido que me perdonen por seguir no queriendo hacerlo.
¿Y qué suele fotografiar? ¿Cuál es su cámara preferida?
Depende de la época, de donde he estado, de lo que ando buscando. He fotografiado paisajes, he hecho retratos, he trabajado con cámaras Eastman y Graflex de 8 x 10 pulgadas y de 4 x 5 que tienen más de cien años; con una Hasselblad de 2 1/4 x 2 1/4 que conseguí hace 30 años, una Leica 35 mm que tiene quince años, y también empecé a trabajar con una Canon digital de 35 mm hace tres años.
Su proyección internacional como actor fue a partir de El señor de los anillos ¿Calibró los efectos que la película tendría en su carrera? ¿Cómo fue trabajar con Peter Jackson en esa megaproducción?
Nadie sabía que la trilogía de Jackson iba a tener el éxito económico y socio-cultural que tuvo. En mi opinión, el que dice ahora que lo sabía, miente. Lo que sí se creía mientras hacíamos las tres películas era que podrían gustar en Japón y en otros países asiáticos que no tenían conocimiento de la obra de Tolkien. En particular me parecía que el mundo de los elfos y su cultura guerrera, tanto como curandera, tenía mucho en común con la herencia samurai y la sensibilidad equilibrada del budismo. Para mí, como actor, fue un regalo importante el éxito de la trilogía. Hizo posible que Agustín Díaz Yanes me ofreciera después el papel de Diego Alatriste, y que David Cronenberg me eligiera para Una historia de violencia.
Y hablando del director canadiense David Cronenberg, ¿cómo consigue exprimir lo mejor de usted en la pantalla?
Cronenberg y yo somos, después de todo, muy buenos amigos. Nos entendemos y nos respetamos. Yo sé que siempre voy a aprender cosas nuevas con él, que me voy a divertir rodando con él, y que vamos a hacer una película que valdrá la pena presentar. Él también confía en mí. Sabe que voy a llegar preparado, y que nos vamos a meter a fondo para sacar el mejor provecho de cualquier cuento que nos toque rodar. Es un director muy especial, único, uno de los más grandes que hay en el mundo. Le encanta lo que hace, y eso se nota todos los días. Entiende el medio a fondo. Su entusiasmo es contagioso, da coraje, y su experiencia le ayuda a transmitir su pasión. Me siento muy afortunado por haber rodado tres películas tan buenas y diferentes con él.
REGRESAR A LA REVISTA
lunes, octubre 31, 2011
viernes, octubre 28, 2011
jueves, octubre 27, 2011
miércoles, octubre 26, 2011
martes, octubre 25, 2011
Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela
Poesía y comunidad
Ciudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Una pinta que urge a la sociedad, no olvidar la poesía. En la zona del ProNaF.
Visor Fronterizo / Jaime Moreno Valenzuela
Maceta y Poste
Ciudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Una maceta abandonada en el retorno del puente libre contrasta con los postes de energía eléctrica.
lunes, octubre 24, 2011
Crónica / Ciudad Juárez: «Joaquín Cosío presenta libro de poemas», por RMV
.
El actor juarense leyendo uno de sus poemas. (Foto: JMV / RanchoNEWS)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de octubre de 2011. (Rubén Moreno Valenzuela / RanchoNEWS).- La reciente visita de José Joaquín Cosío a esta frontera tuvo un dejo de reencuentro y de homenaje. El actor, poeta y dramaturgo juarense (nativo de Nayarit) estuvo aquí para presentar su poemario Bala por mí el cordero que me olvida.
Antes de la presentación, en la Sala de Usos Múltiples del Centro Cultural Universitario, se ofreció una conferencia de prensa donde demostró que la fama no le ha afectado y que su humildad está a prueba de todo.
Dijo ahí que se sentía todavía como un aprendiz de la actuación y de la poesía, que no se consideraba un poeta consumado; que su vocación fuerte es la actuación porque él es un hombre de acción que necesita estar en movimiento.
Compartió su experiencia de trabajo con los mejores directores mundiales de cine.
Después, a las 19:00 hrs., vino la presentación del libro en el Teatro Gracia Pasquel, que tuvo un lleno de más de la mitad de espectadores, con la participación de Miguel Ángel Chávez Díaz de León, Rosario Sanmiguel y Agustín García, amigos suyos y compañeros del taller literario que coordinara David Ojeda; y Blas García Flores fungiendo como moderador.
Chávez Díaz de León leyó extractos de un texto publicado en la Ciudad de México sobre el joven Cosío que él conoció y su relación de éste con la poesía y el teatro; Rosario Sanmiguel dio lectura a un análisis literario del poemario que fue muy esclarecedor; mientras que Agustín García aprovechó la oportunidad para hablar de la mala calidad de los poetas juarenses jóvenes en comparación con la calidad de los primeros textos juveniles de Cosío.
Luego tocó el turno a José Joaquín de leer algunos poemas, pero antes externó la emoción, que era evidente que le embargaba, al estar en el escenario donde se formó como actor, en compañía de familiares y amigos. Emoción que le impidió leer ciertos poemas de índole familiar; porque su poesía es una poesía sumamente íntima y personal, que leyó esta noche con esa gran voz de actor que tiene.
Y si él, por modestia real, no se considera un poeta consumado, sus textos le contradicen como podrá usted constatar en los vídeos de la lectura de los poemas que serán incluidos en la edición 115 de la Revista Rancho Las Voces.
La última vez que saludé a Joaquín fue en el lobby del Centro Cultural Paso del Norte, en el 2008,
cuando asistió a la inauguración del ahora frustrado Festival de Cine en la Frontera en Ciudad Juárez.
Así que adquirí uno de sus libros (hubo que esperar a que trajeran más porque los que incialmente estaban en la mesa se acabaron); y luego, conforme se había anunciado, regresé a la Sala de Usos Múltiples donde se llevaría a cabo la firma de los ejemplares, donde ya había una larga fila aguardándolo.
A Joaquín lo han retrasado, supuse, la gente que se acercó a saludarlo. Al fin llegó y la fila avanzó con lentitud.
–Pero, ¿por qué hiciste fila? Tú no necesitabas hacer fila –me regañó–. ¿Qué voy a decirte? Puro cariño para...
Entonces se detuvo y me dijo:
–Me estoy orinando. Tengo que ir al baño.
–Pues ve, aquí te espero.
Y Blas García Flores lo condujo al baño más cercano entre las sonrisas de la concurrencia que dedujo lo que sucedía.
De regreso se disculpó:
–Lo siento, pero como tú eres de confianza...
–Ya ves para qué tuve que hacer fila.
Una vez que terminó de dedicarme el libro me dio un gran abrazo de hermano oso y por poco tumba la mesa.
Mi hermano Jaime me comentaría después que cuando le preguntaron si con la fama no había perdido piso, contestó: peso 115 kilos, eso me mantiene con los pies muy firmes en la tierra.
REGRESAR A LA REVISTA
El actor juarense leyendo uno de sus poemas. (Foto: JMV / RanchoNEWS)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de octubre de 2011. (Rubén Moreno Valenzuela / RanchoNEWS).- La reciente visita de José Joaquín Cosío a esta frontera tuvo un dejo de reencuentro y de homenaje. El actor, poeta y dramaturgo juarense (nativo de Nayarit) estuvo aquí para presentar su poemario Bala por mí el cordero que me olvida.
Antes de la presentación, en la Sala de Usos Múltiples del Centro Cultural Universitario, se ofreció una conferencia de prensa donde demostró que la fama no le ha afectado y que su humildad está a prueba de todo.
Dijo ahí que se sentía todavía como un aprendiz de la actuación y de la poesía, que no se consideraba un poeta consumado; que su vocación fuerte es la actuación porque él es un hombre de acción que necesita estar en movimiento.
Compartió su experiencia de trabajo con los mejores directores mundiales de cine.
Después, a las 19:00 hrs., vino la presentación del libro en el Teatro Gracia Pasquel, que tuvo un lleno de más de la mitad de espectadores, con la participación de Miguel Ángel Chávez Díaz de León, Rosario Sanmiguel y Agustín García, amigos suyos y compañeros del taller literario que coordinara David Ojeda; y Blas García Flores fungiendo como moderador.
Chávez Díaz de León leyó extractos de un texto publicado en la Ciudad de México sobre el joven Cosío que él conoció y su relación de éste con la poesía y el teatro; Rosario Sanmiguel dio lectura a un análisis literario del poemario que fue muy esclarecedor; mientras que Agustín García aprovechó la oportunidad para hablar de la mala calidad de los poetas juarenses jóvenes en comparación con la calidad de los primeros textos juveniles de Cosío.
Luego tocó el turno a José Joaquín de leer algunos poemas, pero antes externó la emoción, que era evidente que le embargaba, al estar en el escenario donde se formó como actor, en compañía de familiares y amigos. Emoción que le impidió leer ciertos poemas de índole familiar; porque su poesía es una poesía sumamente íntima y personal, que leyó esta noche con esa gran voz de actor que tiene.
Y si él, por modestia real, no se considera un poeta consumado, sus textos le contradicen como podrá usted constatar en los vídeos de la lectura de los poemas que serán incluidos en la edición 115 de la Revista Rancho Las Voces.
La última vez que saludé a Joaquín fue en el lobby del Centro Cultural Paso del Norte, en el 2008,
cuando asistió a la inauguración del ahora frustrado Festival de Cine en la Frontera en Ciudad Juárez.
Así que adquirí uno de sus libros (hubo que esperar a que trajeran más porque los que incialmente estaban en la mesa se acabaron); y luego, conforme se había anunciado, regresé a la Sala de Usos Múltiples donde se llevaría a cabo la firma de los ejemplares, donde ya había una larga fila aguardándolo.
A Joaquín lo han retrasado, supuse, la gente que se acercó a saludarlo. Al fin llegó y la fila avanzó con lentitud.
–Pero, ¿por qué hiciste fila? Tú no necesitabas hacer fila –me regañó–. ¿Qué voy a decirte? Puro cariño para...
Entonces se detuvo y me dijo:
–Me estoy orinando. Tengo que ir al baño.
–Pues ve, aquí te espero.
Y Blas García Flores lo condujo al baño más cercano entre las sonrisas de la concurrencia que dedujo lo que sucedía.
De regreso se disculpó:
–Lo siento, pero como tú eres de confianza...
–Ya ves para qué tuve que hacer fila.
Una vez que terminó de dedicarme el libro me dio un gran abrazo de hermano oso y por poco tumba la mesa.
Mi hermano Jaime me comentaría después que cuando le preguntaron si con la fama no había perdido piso, contestó: peso 115 kilos, eso me mantiene con los pies muy firmes en la tierra.
REGRESAR A LA REVISTA
Noticias / Ciudad Juárez: Gana Mauricio Carrera el premio Fuentes Mares
.
El escritor mexicano tras recibir el premio. (Foto: UACJ)
C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de octubre de 2011. (RanchoNEWS).- Mauricio Carrera obtuvo el premio nacional de literatura José Fuentes Mares que otorgó la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) a la mejor novela. La Biblioteca Central de la Universidad fue sede de este magno evento en donde se dio a conocer el veredicto del concurso en el cual fue galardonada la novela La derrota de los días del citado escritor.
Correspondió al rector Javier Sánchez Carlos entregar el premio a Mauricio Carrera, consistente en la Medalla José Fuentes Mares en su XXVI edición y un certificado que avaló la cantidad de 75 mil pesos.
«Agradezco a la UACJ por albergar desde 1986, hace 26 años el premio el premio nacional de literatura, a la maestra Beatriz Rodas, al doctor Luis Carlos Salazar por su empeño por hacer que cada año este premio crezca. Gracias David Toscana, Carlos Olivas y Élmer Mendoza por haber favorecido La derrota de los días», dijo Mauricio Carrera.
Se contó con la presencia en el presidium de Ema Peredo viuda de Fuentes Mares, quien expresó una emotiva felicitación al ganador del premio.
El evento fue organizado por el departamento de Humanidades de la UACJ a través de los programas de Literatura Hispano Mexicana y la Maestría en Cultura e Investigación Literaria.
En este evento se anunció la presentación del primer tomo de la obra completa de José Fuentes Mares en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011.
En ese primer tomo se incluye la obra que escribió sobre Benito Juárez: Benito Juárez y Estados Unidos; Benito Juárez y el Imperio; Benito Juárez y Europa; Benito Juárez y la República.
Cuatro volúmenes se dedicaron a la obra histórica, uno a la obra filosófica, uno de ensayo y uno sobre dramaturgia y teatro
Mauricio Carrera es autor de cerca de una veintena de libros en géneros como cuento, novela, ensayo, testimonio y biografía. Ha recibido entre otras distinciones el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández, El Premio Nacional de Testimonio Chihuahua, el Premio Internacional de Cuento Edmundo Valadés, el Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia, el Premio Nacional de Cuento Inés Arredondo, el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benitez y el Premio Nacional de Cuento Agustin Monsreal.
De su obra sobresalen El club de los millonarios en (1996), Saludos de Darth Vader (2001), El minotauro y la sirena (2001), Tormenta (2003), Las hermanas Marx (2004), Azar ( 2007) Travesía (2007), Soy diferente, emos, darketos, y otras tribus urbanas (2008) en coautoría con Marisa Escribano.
Realizó su maestría en la University of Washington. Es profesor de la Universidad de Anáhuac y de la Escuela de Escritores del estado de México. Colabora en el Universal y en la revista Día siete. Ha sido becario del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Centro Mexicano de Escritores. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores desde 2005.
REGRESAR A LA REVISTA
El escritor mexicano tras recibir el premio. (Foto: UACJ)
C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de octubre de 2011. (RanchoNEWS).- Mauricio Carrera obtuvo el premio nacional de literatura José Fuentes Mares que otorgó la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) a la mejor novela. La Biblioteca Central de la Universidad fue sede de este magno evento en donde se dio a conocer el veredicto del concurso en el cual fue galardonada la novela La derrota de los días del citado escritor.
Correspondió al rector Javier Sánchez Carlos entregar el premio a Mauricio Carrera, consistente en la Medalla José Fuentes Mares en su XXVI edición y un certificado que avaló la cantidad de 75 mil pesos.
«Agradezco a la UACJ por albergar desde 1986, hace 26 años el premio el premio nacional de literatura, a la maestra Beatriz Rodas, al doctor Luis Carlos Salazar por su empeño por hacer que cada año este premio crezca. Gracias David Toscana, Carlos Olivas y Élmer Mendoza por haber favorecido La derrota de los días», dijo Mauricio Carrera.
Se contó con la presencia en el presidium de Ema Peredo viuda de Fuentes Mares, quien expresó una emotiva felicitación al ganador del premio.
El evento fue organizado por el departamento de Humanidades de la UACJ a través de los programas de Literatura Hispano Mexicana y la Maestría en Cultura e Investigación Literaria.
En este evento se anunció la presentación del primer tomo de la obra completa de José Fuentes Mares en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011.
En ese primer tomo se incluye la obra que escribió sobre Benito Juárez: Benito Juárez y Estados Unidos; Benito Juárez y el Imperio; Benito Juárez y Europa; Benito Juárez y la República.
Cuatro volúmenes se dedicaron a la obra histórica, uno a la obra filosófica, uno de ensayo y uno sobre dramaturgia y teatro
Mauricio Carrera es autor de cerca de una veintena de libros en géneros como cuento, novela, ensayo, testimonio y biografía. Ha recibido entre otras distinciones el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández, El Premio Nacional de Testimonio Chihuahua, el Premio Internacional de Cuento Edmundo Valadés, el Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia, el Premio Nacional de Cuento Inés Arredondo, el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benitez y el Premio Nacional de Cuento Agustin Monsreal.
De su obra sobresalen El club de los millonarios en (1996), Saludos de Darth Vader (2001), El minotauro y la sirena (2001), Tormenta (2003), Las hermanas Marx (2004), Azar ( 2007) Travesía (2007), Soy diferente, emos, darketos, y otras tribus urbanas (2008) en coautoría con Marisa Escribano.
Realizó su maestría en la University of Washington. Es profesor de la Universidad de Anáhuac y de la Escuela de Escritores del estado de México. Colabora en el Universal y en la revista Día siete. Ha sido becario del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Centro Mexicano de Escritores. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores desde 2005.
REGRESAR A LA REVISTA
sábado, octubre 22, 2011
Literatura / Entrevista a Andrea Jeftanovic
.
La narradora sudamericana. (Foto: Carolina Camps)
C iudad Juárez, Chihuahua, 22 de octubre 2011. (RanchoNEWS).-La escritora chilena cincela cuentos transgresores en su nuevo trabajo, que acaba de publicar Uqbar Editores. Son once relatos escritos en una prosa poética e intimista, que exploran los vínculos entre padres e hijos, hermanos y parejas en situaciones extremas. Una entrevista de Silvina Friera para Página/12 :
«Los cuerpos no son como las habitaciones, jamás conservan las huellas evidentes». Lo dice la protagonista de uno de los relatos de No aceptes caramelos de extraños (Uqbar Editores), de Andrea Jeftanovic, que comparte el hombre con otra. Como una escultora dedicada a cincelar cuentos transgresores, la escritora chilena se zambulle en la espesura de lo inefable. Cuando era más joven, un hombre regresaba a su casa con flores de regalo para su esposa. Ahora, tres décadas después, vuelve con vibradores y anillos rugosos, líquidos intensificadores de sensaciones y un catálogo de dildos de variados tamaños y formas para contrarrestar la «falta de épica» matrimonial. El libro se compone de once relatos que exploran los vínculos entre padres e hijos, hermanos y parejas en situaciones extremas. Una prosa poética e intimista traza un puñado de retratos hiperrealistas sobre la violencia ambigua y sensual que tensiona estas relaciones «nucleares». Las historias, narradas en primera persona, ahondan en la subjetividad hasta la última partícula de ese individuo que intenta aferrarse a la vida. Aunque pareciera que se abona el terreno de la irrupción de «verdades reveladoras», nada acaba por cerrarse. Todo queda ahí, latiendo como materia íntima.
Margo Glantz plantea que Jeftanovic maneja con certeza «las frases más recortadas y filosas». Los caramelos de la escritora chilena, tan impecables como perturbadores, se incrustan como esquirlas en las certezas previas de los lectores. Ahí está la voz de «Primogénito», angustiado por la depresión post parto de su madre y por la aparición de su hermanita, que quebró «el triángulo perfecto que teníamos con papá y mamá». «Mamá, has dejado de quererme, reconócelo, se deja de querer despacito, de desilusión en desilusión, de tristeza en tristeza». Ahí está, también, la voz de ese hombre convencido de que la pornografía salvará su matrimonio. «Hoy es viernes, viene la empleada. Hará la cama contando cuántas aureolas nuevas hay desde la última vez que cambió las sábanas. Confieso que me inhibe, a través del mapa de las sábanas descubrirá las huellas de nuestra pobre intimidad. ¿Cuántas aureolas hay? ¿Tres? ¿Cuatro? Una noche fueron dos veces. ¿La del sábado? Ya no me acuerdo, los días son iguales, las aureolas se expanden como remolinos».
Jeftanovic –mitad croata, mitad serbia, y judía por la rama materna– evoca su pasado inmediato. La cadencia de su inconfundible acento chileno celebra «la crisis de los 30» que la llevó a frecuentar los talleres literarios de Antonio Skármeta y Diamela Eltit. Y a renunciar, después, a un «buen» trabajo que tenía como socióloga. «Me daba cuenta de que siempre me había gustado escribir, pero que estaba dejando como hobby lo que más quería hacer en esta vida», recuerda la escritora y docente de la Universidad de Santiago, Chile, que viene acompañando las movilizaciones estudiantiles por la gratuidad de la educación. «No soy de las que planifican un libro, escribo bajo incertidumbre, tomo muchos apuntes y recién a la mitad del camino se me revela hacia dónde voy», reconoce la autora de las novelas Escenario de guerra (2000) y Geografía de la lengua (2007) en la entrevista con Página/12. «Me gusta cuestionar y romper esos discursos normativos como que los niños son ‘intocables’. Lo más protegido, como el hogar, puede ser un lugar de mucha amenaza».
¿Por qué las voces narrativas son más bien impertérritas: no pontifican ni condenan?
Prefiero contar la crudeza sin lástima, sin emociones «casi». Intenté crear una sintaxis psíquica y emocional; y a veces ese relato está hecho de escenas crudas que prescinden de juicios morales, una sintaxis que registra esa delgada línea entre el eros y el tánatos, con imágenes bellas pero que golpean, frases reiterativas como el movimiento de una marea. El niño que se da cuenta de que la madre está viviendo una depresión post natal feroz siente que ese bebé arruinó la familia. El lugar común es que llega un bebé y trae la alegría al hogar. A mí me gusta, en cambio, ver el revés de esa trama. Un bebé es una alegría, pero en algunas circunstancias no. Hay gente que me dice «¡Ay, qué horror!» (risas). Pero no son relatos autobiográficos. La literatura es un espacio de libertad moral para indagar en la psiquis humana.
En los cuentos, los cuerpos de los personajes tienen un protagonismo central; están siempre en un primer plano. ¿Las tramas empiezan por los cuerpos?
Trabajo el cuerpo y el erotismo cruzándolos con la violencia y con un proyecto político, como hacía el Marqués de Sade. O sea que el escándalo es para llamar la atención porque el cuerpo es una plataforma de dominación que tiene incrustada la dialéctica del amo y el esclavo. El cuerpo es un lugar de dominación, de humillación del otro, hasta incluso de aniquilación, como lo trabajó Pasolini. Pero creo que parto antes del cuerpo. Quizá en el deseo, pero en un deseo errático, angustiado, por excesiva soledad y no por morbo, que no me interesa mucho. No debería haber libido en una pareja que se reencuentra a raíz del accidente grave de su hijo; entre una madre que pierde a una hija y la busca por todo Santiago; entre dos mujeres que descubren que comparten el hombre; en una niña que relata al terapeuta y al juez su pasado de abuso y rivalidad con su hermana; en unos vecinos que tienen un ritual erótico a la distancia, hasta que un día presencian un suicidio; en un hijo que se rebela al compromiso político de sus progenitores; en una hija que acompaña a su padre moribundo fumando marihuana en un hogar de ancianos y mirando las estrellas. A veces es la inminencia del peligro; otras, el abismo de la normalidad. Y siempre el cuerpo como escenario ineludible.
No aceptes caramelos de extraños sale justo cuando el cuerpo de la sociedad chilena está convulsionado por el movimiento estudiantil. ¿Cómo está viviendo este momento político?
El movimiento supera a las aulas; es algo ciudadano, transversal. Los chilenos nos estamos preguntando cómo hemos estado dormidos tanto tiempo, como si nos hubieran anestesiado bajo la lógica brusca de la dictadura del mercado. En estos meses en las marchas han entrado en contacto cuerpos extraños, y en una sociedad segregada como la chilena eso no es lo habitual. De algún modo, con este movimiento se ha reconstruido el tejido social destruido por la dictadura, un tejido de ciudadanos que quieren sentirse parte de una comunidad. El sistema neoliberal caló hondo en la sociedad chilena y ha impuesto un individualismo alienante, una sociedad de castas y, con justa razón, mucho resentimiento. Para mí ha sido esperanzador el apoyo transversal de esta causa. Si bien se han perdido varios meses de clases regulares, creo que hemos tenido una clase magistral de educación cívica y ética. Es muy interesante la actividad política y cultural que se ha dado en los campus en paro o en toma; los foros de discusión, las lecturas literarias, los conciertos de música. Y también ha sido una lección de humildad, en la que los políticos y ciudadanos adultos estamos aprendiendo de estos jóvenes.
En esa clase magistral de educación cívica y ética sobresale Camila Vallejo, entre otros líderes.
Es cierto, mención aparte merece este grupo de líderes, por su rigurosidad y ponderación, por su capacidad de trabajar en equipo y preocuparse de ser representativos, por su modo de desenvolverse en los medios y responder con agudeza y calma a los conductores políticos con experiencia que siempre pierden los estribos. Y, en especial, por su generosidad. Ellos no luchan por ellos, casi todos están a punto de egresar, sino que lo hacen por las generaciones futuras. Si logran lo que demandan, será un punto de inflexión en la historia del país.
REGRESAR A LA REVISTA
La narradora sudamericana. (Foto: Carolina Camps)
C iudad Juárez, Chihuahua, 22 de octubre 2011. (RanchoNEWS).-La escritora chilena cincela cuentos transgresores en su nuevo trabajo, que acaba de publicar Uqbar Editores. Son once relatos escritos en una prosa poética e intimista, que exploran los vínculos entre padres e hijos, hermanos y parejas en situaciones extremas. Una entrevista de Silvina Friera para Página/12 :
«Los cuerpos no son como las habitaciones, jamás conservan las huellas evidentes». Lo dice la protagonista de uno de los relatos de No aceptes caramelos de extraños (Uqbar Editores), de Andrea Jeftanovic, que comparte el hombre con otra. Como una escultora dedicada a cincelar cuentos transgresores, la escritora chilena se zambulle en la espesura de lo inefable. Cuando era más joven, un hombre regresaba a su casa con flores de regalo para su esposa. Ahora, tres décadas después, vuelve con vibradores y anillos rugosos, líquidos intensificadores de sensaciones y un catálogo de dildos de variados tamaños y formas para contrarrestar la «falta de épica» matrimonial. El libro se compone de once relatos que exploran los vínculos entre padres e hijos, hermanos y parejas en situaciones extremas. Una prosa poética e intimista traza un puñado de retratos hiperrealistas sobre la violencia ambigua y sensual que tensiona estas relaciones «nucleares». Las historias, narradas en primera persona, ahondan en la subjetividad hasta la última partícula de ese individuo que intenta aferrarse a la vida. Aunque pareciera que se abona el terreno de la irrupción de «verdades reveladoras», nada acaba por cerrarse. Todo queda ahí, latiendo como materia íntima.
Margo Glantz plantea que Jeftanovic maneja con certeza «las frases más recortadas y filosas». Los caramelos de la escritora chilena, tan impecables como perturbadores, se incrustan como esquirlas en las certezas previas de los lectores. Ahí está la voz de «Primogénito», angustiado por la depresión post parto de su madre y por la aparición de su hermanita, que quebró «el triángulo perfecto que teníamos con papá y mamá». «Mamá, has dejado de quererme, reconócelo, se deja de querer despacito, de desilusión en desilusión, de tristeza en tristeza». Ahí está, también, la voz de ese hombre convencido de que la pornografía salvará su matrimonio. «Hoy es viernes, viene la empleada. Hará la cama contando cuántas aureolas nuevas hay desde la última vez que cambió las sábanas. Confieso que me inhibe, a través del mapa de las sábanas descubrirá las huellas de nuestra pobre intimidad. ¿Cuántas aureolas hay? ¿Tres? ¿Cuatro? Una noche fueron dos veces. ¿La del sábado? Ya no me acuerdo, los días son iguales, las aureolas se expanden como remolinos».
Jeftanovic –mitad croata, mitad serbia, y judía por la rama materna– evoca su pasado inmediato. La cadencia de su inconfundible acento chileno celebra «la crisis de los 30» que la llevó a frecuentar los talleres literarios de Antonio Skármeta y Diamela Eltit. Y a renunciar, después, a un «buen» trabajo que tenía como socióloga. «Me daba cuenta de que siempre me había gustado escribir, pero que estaba dejando como hobby lo que más quería hacer en esta vida», recuerda la escritora y docente de la Universidad de Santiago, Chile, que viene acompañando las movilizaciones estudiantiles por la gratuidad de la educación. «No soy de las que planifican un libro, escribo bajo incertidumbre, tomo muchos apuntes y recién a la mitad del camino se me revela hacia dónde voy», reconoce la autora de las novelas Escenario de guerra (2000) y Geografía de la lengua (2007) en la entrevista con Página/12. «Me gusta cuestionar y romper esos discursos normativos como que los niños son ‘intocables’. Lo más protegido, como el hogar, puede ser un lugar de mucha amenaza».
¿Por qué las voces narrativas son más bien impertérritas: no pontifican ni condenan?
Prefiero contar la crudeza sin lástima, sin emociones «casi». Intenté crear una sintaxis psíquica y emocional; y a veces ese relato está hecho de escenas crudas que prescinden de juicios morales, una sintaxis que registra esa delgada línea entre el eros y el tánatos, con imágenes bellas pero que golpean, frases reiterativas como el movimiento de una marea. El niño que se da cuenta de que la madre está viviendo una depresión post natal feroz siente que ese bebé arruinó la familia. El lugar común es que llega un bebé y trae la alegría al hogar. A mí me gusta, en cambio, ver el revés de esa trama. Un bebé es una alegría, pero en algunas circunstancias no. Hay gente que me dice «¡Ay, qué horror!» (risas). Pero no son relatos autobiográficos. La literatura es un espacio de libertad moral para indagar en la psiquis humana.
En los cuentos, los cuerpos de los personajes tienen un protagonismo central; están siempre en un primer plano. ¿Las tramas empiezan por los cuerpos?
Trabajo el cuerpo y el erotismo cruzándolos con la violencia y con un proyecto político, como hacía el Marqués de Sade. O sea que el escándalo es para llamar la atención porque el cuerpo es una plataforma de dominación que tiene incrustada la dialéctica del amo y el esclavo. El cuerpo es un lugar de dominación, de humillación del otro, hasta incluso de aniquilación, como lo trabajó Pasolini. Pero creo que parto antes del cuerpo. Quizá en el deseo, pero en un deseo errático, angustiado, por excesiva soledad y no por morbo, que no me interesa mucho. No debería haber libido en una pareja que se reencuentra a raíz del accidente grave de su hijo; entre una madre que pierde a una hija y la busca por todo Santiago; entre dos mujeres que descubren que comparten el hombre; en una niña que relata al terapeuta y al juez su pasado de abuso y rivalidad con su hermana; en unos vecinos que tienen un ritual erótico a la distancia, hasta que un día presencian un suicidio; en un hijo que se rebela al compromiso político de sus progenitores; en una hija que acompaña a su padre moribundo fumando marihuana en un hogar de ancianos y mirando las estrellas. A veces es la inminencia del peligro; otras, el abismo de la normalidad. Y siempre el cuerpo como escenario ineludible.
No aceptes caramelos de extraños sale justo cuando el cuerpo de la sociedad chilena está convulsionado por el movimiento estudiantil. ¿Cómo está viviendo este momento político?
El movimiento supera a las aulas; es algo ciudadano, transversal. Los chilenos nos estamos preguntando cómo hemos estado dormidos tanto tiempo, como si nos hubieran anestesiado bajo la lógica brusca de la dictadura del mercado. En estos meses en las marchas han entrado en contacto cuerpos extraños, y en una sociedad segregada como la chilena eso no es lo habitual. De algún modo, con este movimiento se ha reconstruido el tejido social destruido por la dictadura, un tejido de ciudadanos que quieren sentirse parte de una comunidad. El sistema neoliberal caló hondo en la sociedad chilena y ha impuesto un individualismo alienante, una sociedad de castas y, con justa razón, mucho resentimiento. Para mí ha sido esperanzador el apoyo transversal de esta causa. Si bien se han perdido varios meses de clases regulares, creo que hemos tenido una clase magistral de educación cívica y ética. Es muy interesante la actividad política y cultural que se ha dado en los campus en paro o en toma; los foros de discusión, las lecturas literarias, los conciertos de música. Y también ha sido una lección de humildad, en la que los políticos y ciudadanos adultos estamos aprendiendo de estos jóvenes.
En esa clase magistral de educación cívica y ética sobresale Camila Vallejo, entre otros líderes.
Es cierto, mención aparte merece este grupo de líderes, por su rigurosidad y ponderación, por su capacidad de trabajar en equipo y preocuparse de ser representativos, por su modo de desenvolverse en los medios y responder con agudeza y calma a los conductores políticos con experiencia que siempre pierden los estribos. Y, en especial, por su generosidad. Ellos no luchan por ellos, casi todos están a punto de egresar, sino que lo hacen por las generaciones futuras. Si logran lo que demandan, será un punto de inflexión en la historia del país.
REGRESAR A LA REVISTA
viernes, octubre 21, 2011
Literatura / España: Del Festival Getafe Negro
.
Humphrey Bogart, en un fotograma de El cuarto poder. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez,Chihuahua, 21 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Un repaso del cartel de actividades del festival Getafe Negro, traza un camino de miscelánea y saltos mortales. Siempre en torno al tema central: el policiaco. Hoy, a las 10:00 en la Universidad Carlos III, comienza la mesa redonda 'Blogs y novela negra', donde participa David G. Panadero. Cuenta a elmundo.es el blogero coordinador de la revista digital Prótesis y autor de Los viejos papeles: «El género negro siempre ha dependido de grandes revistas para su difusión, como lo fue Black Mask. Con un blog se tiene la oportunidad de crear una revista dinámica, que aglutine vídeos, audio, imágenes y texto, que esté llena de enlaces... Ofrecer relatos por entregas en la Red es una maravilla, porque el 'Continuará' está a golpe de click...». Una nota de la redacción de El Mundo:
Señala también Panadero: «Muchos autores noveles están publicando en blogs, por entregas, sus novelas. Yo considero que puede ser un error, porque el lenguaje del blog es otro, bien distinto al lenguaje literario. Y en pantalla, la lectura no puede ser tan extensa como sobre el papel. Con todo, no me resisto a citar uno de estos intentos: Calles tomadas, de Fernando Cámara. Precisamente porque reinterpreta el texto literario y lo adapta a las posibilidades que ofrece el blog: interacción, hipertexto, hipervínculos.
Cronológicamente, de rama en rama, recalamos en el non-fiction. La mafia (también) es española es el nombre de esta mesa redonda (también en la Universidad Carlos III) posterior. Quico Alsedo, moderador de la tertulia y periodista de la sección de Local de Madrid en EL MUNDO explica: «En España, excepto a niveles low cost, no hay crimen organizado, lo que ha hecho que casi todos los crímenes organizados pasen por aquí y puntúen. Eso es lo que dice la Policía. Se sabe que en la Costa del Sol los rusos están muy arraigados, Baleares fue un exilio recurrente para los italianos y luego hay mafias que se dedican sobre todo a extorsionar a sus propios nacionales, como los polacos o los chinos». Considera el cronista: «En realidad, la crónica periodística es un híbrido: buscas lo literario en la realidad. Lo jodido es quedarte en la 'delgada línea roja'... Literariamente, me parece que está poco explotado el género crónica, hay un filón. Ahí se lo dejo a los editores».
Jueves negro de espionaje y cómics
Una pregunta que muy bien puede surgir en el Festival de Getafe Negro, sobre novela policial es ¿el género de espionaje está dentro del género negro? Explica a elmundo.es el periodista y autor del thriller Secreto de estado Pablo Sebastiá, que participó ayer en la mesa redonda 'El lado oscuro de los servicios secretos: «Es complicado. Para los escritores más puristas del género, el thriller policíaco o de espionaje no es, en sí, novela negra. Yo no soy purista. Es más, me considero un rebelde dentro del sector. Para mí, el thriller, o novela de espionaje, es tan negro como la novela más clásica de Hammet o Chandler. La novela de espionaje, normalmente, no se desarrolla en los bajos fondos de una oscura ciudad norteamericana en los años 20 o 30. Es más, suele alejarse del mundo del lumpen y todos sus estereotipos. Por contra, no por ello deja de tener el elemento más característico de la novela negra: la crítica social».
En la ligazón de temas de este encuentro de encuentros de Getafe, el cartel nos lleva del espionaje de altas esferas de Forsyth (autor que destaca Sebastiá) a Juan Luis Iglesias que habló también ayer de su cómic doméstico Moscas y dragones. De crimen de estado pasamos a los malos tratos, o violencia de género.
Dos mujeres y san Jorge
Cuenta a este periódico el responsable de esta novela gráfica ganadora del Premio Drakul de Cómic: «Por un lado, buscaba un tema que hubiera sido poco tratado por el cómic, algo alejado de los géneros tradicionales. Y por otro, tenía escrito un relato sobre la violencia de género, que me pareció perfecto para desarrollar como guión. Así que aquí está el origen de Moscas y dragones, que trata sobre dos mujeres, una que sufre el maltrato físico y psicológico de su marido y la otra que es una prostituta. Suena un poco a dramón, pero le dimos un enfoque de cuento, adaptando para nuestro interés argumental la leyenda de san Jorge y el dragón, obteniendo así un enfoque al estilo de las fábulas tradicionales. También dimos especial relevancia a los hijos de ambas mujeres y a cómo los niños viven este tipo de situaciones tan duras». Y añade: «Si alguien se pasa por una librería de cómics, o por la sección de cómic de las grandes cadenas especializadas, encontrará que las temáticas abordadas por el cómic hoy día, son tan variadas como puedan serlo en la literatura o el cine. Un buen ejemplo de ello son los 3 o 4 tomos sobre el movimiento 15-M que han salido a luz en el último mes».
Este trayecto (uno de tantos de esta semana) nos ha llevado del blog a la crónica, de la crónica al espionaje, y de ahí al cómic. De los «alucineros» madrileños, según cuenta Quico Alsedo, y los hipertextos de Panadero, a otras cuestiones. Otros matices, otras dudas. Como ésta de Pablo Sebastiá: «En cine, por ejemplo, podríamos decir que las primeras películas de Bond, y tal vez las últimas, son de espionaje. No así las de Roger Moore. ¿Es Moonraker una película de espionaje o de ciencia ficción?". Salto mortal. ¿Hemos caído de pie?
REGRESAR A LA REVISTA
Humphrey Bogart, en un fotograma de El cuarto poder. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez,Chihuahua, 21 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Un repaso del cartel de actividades del festival Getafe Negro, traza un camino de miscelánea y saltos mortales. Siempre en torno al tema central: el policiaco. Hoy, a las 10:00 en la Universidad Carlos III, comienza la mesa redonda 'Blogs y novela negra', donde participa David G. Panadero. Cuenta a elmundo.es el blogero coordinador de la revista digital Prótesis y autor de Los viejos papeles: «El género negro siempre ha dependido de grandes revistas para su difusión, como lo fue Black Mask. Con un blog se tiene la oportunidad de crear una revista dinámica, que aglutine vídeos, audio, imágenes y texto, que esté llena de enlaces... Ofrecer relatos por entregas en la Red es una maravilla, porque el 'Continuará' está a golpe de click...». Una nota de la redacción de El Mundo:
Señala también Panadero: «Muchos autores noveles están publicando en blogs, por entregas, sus novelas. Yo considero que puede ser un error, porque el lenguaje del blog es otro, bien distinto al lenguaje literario. Y en pantalla, la lectura no puede ser tan extensa como sobre el papel. Con todo, no me resisto a citar uno de estos intentos: Calles tomadas, de Fernando Cámara. Precisamente porque reinterpreta el texto literario y lo adapta a las posibilidades que ofrece el blog: interacción, hipertexto, hipervínculos.
Cronológicamente, de rama en rama, recalamos en el non-fiction. La mafia (también) es española es el nombre de esta mesa redonda (también en la Universidad Carlos III) posterior. Quico Alsedo, moderador de la tertulia y periodista de la sección de Local de Madrid en EL MUNDO explica: «En España, excepto a niveles low cost, no hay crimen organizado, lo que ha hecho que casi todos los crímenes organizados pasen por aquí y puntúen. Eso es lo que dice la Policía. Se sabe que en la Costa del Sol los rusos están muy arraigados, Baleares fue un exilio recurrente para los italianos y luego hay mafias que se dedican sobre todo a extorsionar a sus propios nacionales, como los polacos o los chinos». Considera el cronista: «En realidad, la crónica periodística es un híbrido: buscas lo literario en la realidad. Lo jodido es quedarte en la 'delgada línea roja'... Literariamente, me parece que está poco explotado el género crónica, hay un filón. Ahí se lo dejo a los editores».
Jueves negro de espionaje y cómics
Una pregunta que muy bien puede surgir en el Festival de Getafe Negro, sobre novela policial es ¿el género de espionaje está dentro del género negro? Explica a elmundo.es el periodista y autor del thriller Secreto de estado Pablo Sebastiá, que participó ayer en la mesa redonda 'El lado oscuro de los servicios secretos: «Es complicado. Para los escritores más puristas del género, el thriller policíaco o de espionaje no es, en sí, novela negra. Yo no soy purista. Es más, me considero un rebelde dentro del sector. Para mí, el thriller, o novela de espionaje, es tan negro como la novela más clásica de Hammet o Chandler. La novela de espionaje, normalmente, no se desarrolla en los bajos fondos de una oscura ciudad norteamericana en los años 20 o 30. Es más, suele alejarse del mundo del lumpen y todos sus estereotipos. Por contra, no por ello deja de tener el elemento más característico de la novela negra: la crítica social».
En la ligazón de temas de este encuentro de encuentros de Getafe, el cartel nos lleva del espionaje de altas esferas de Forsyth (autor que destaca Sebastiá) a Juan Luis Iglesias que habló también ayer de su cómic doméstico Moscas y dragones. De crimen de estado pasamos a los malos tratos, o violencia de género.
Dos mujeres y san Jorge
Cuenta a este periódico el responsable de esta novela gráfica ganadora del Premio Drakul de Cómic: «Por un lado, buscaba un tema que hubiera sido poco tratado por el cómic, algo alejado de los géneros tradicionales. Y por otro, tenía escrito un relato sobre la violencia de género, que me pareció perfecto para desarrollar como guión. Así que aquí está el origen de Moscas y dragones, que trata sobre dos mujeres, una que sufre el maltrato físico y psicológico de su marido y la otra que es una prostituta. Suena un poco a dramón, pero le dimos un enfoque de cuento, adaptando para nuestro interés argumental la leyenda de san Jorge y el dragón, obteniendo así un enfoque al estilo de las fábulas tradicionales. También dimos especial relevancia a los hijos de ambas mujeres y a cómo los niños viven este tipo de situaciones tan duras». Y añade: «Si alguien se pasa por una librería de cómics, o por la sección de cómic de las grandes cadenas especializadas, encontrará que las temáticas abordadas por el cómic hoy día, son tan variadas como puedan serlo en la literatura o el cine. Un buen ejemplo de ello son los 3 o 4 tomos sobre el movimiento 15-M que han salido a luz en el último mes».
Este trayecto (uno de tantos de esta semana) nos ha llevado del blog a la crónica, de la crónica al espionaje, y de ahí al cómic. De los «alucineros» madrileños, según cuenta Quico Alsedo, y los hipertextos de Panadero, a otras cuestiones. Otros matices, otras dudas. Como ésta de Pablo Sebastiá: «En cine, por ejemplo, podríamos decir que las primeras películas de Bond, y tal vez las últimas, son de espionaje. No así las de Roger Moore. ¿Es Moonraker una película de espionaje o de ciencia ficción?". Salto mortal. ¿Hemos caído de pie?
REGRESAR A LA REVISTA
jueves, octubre 20, 2011
Artes Plásticas/ España: Carlos Cruz-Diez es el artista invitado en la feria Estampa Arte Múltiple
.
El artista ante su obra en la feria Estampa. (Foto: Luis Sevillano)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011.- Tiene 88 años y se alegra de tener la vitalidad y la claridad mental para seguir trabajando. Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923) es una figura clave en la historia del arte del siglo XX, uno de los creadores del Op Art en los años sesenta. Es el artista invitado este año en la feria Estampa, que se desarrolla en Madrid hasta este domingo en el recinto de Ifema (pabellón 8). El certamen anual de arte múltiple contemporáneo cuenta con un centenar de expositores, con obras de arte gráfico, esculturas, vídeos, fotografía y otros formatos que permiten ediciones en número limitado. Una nota de Fietta Jarque para El País:
Pocos artistas, sobre todo latinoamericanos, han publicado libros en los que desarrollan sus ideas sobre el arte, como ha hecho Cruz-Diez en Reflexión sobre el color (Arte y Ciencia / Fundación Juan March, Madrid 2009). «Creo que todo artista que pretende modificar un discurso precedente tiene que escribir mucho y explicarlo», afirma. «La gente acepta siempre las técnicas tradicionales del arte, cuando uno va en contra tiene que orientar y explicar el por qué. Ya lo hicieron los constructivistas, hay que ver lo que escribió Malevich, lo que escribió Klee, y yo he seguido esa vía. Cuando empecé a exponer mis obras la gente no entendía nada. Es lo que sucedió con las cromosaturaciones, es decir, las ambientaciones de color que hice en 1965, aunque no las pude exponer hasta 1968 en Grenoble. Como no había objetos ni formas la gente pasaba de largo y no se detenía. Somos adoradores de la forma y la gente al no encontrar ninguna ni hallar nada que mirar, se iba. Por eso sentí la necesidad de explicarlo, porque el arte es para ellos, para su placer. Y es que la gente mira, pero no ve».
Es algo que le sucedió a él mismo cuando era estudiante. Un profesor le hizo observar la cantidad de matices y colores que había en lo que acababa de pintar como un muro gris. ¿Somos la mayoría –incluidos muchos artistas– un poco analfabetos del color? «Por supuesto, porque es tal la invasión de imágenes y colores que nos rodea, que nos volvemos insensibles a ello. Es como un músico, que oye sonidos que el resto no percibe. Los sonidos están presentes y también se los imagina. Es la invención musical igual que en la pintura. Creo que el arte, en cierto sentido, es didáctico. La poesía lo es, nos enseña a descubrir cosas que ni imaginábamos. Mi obra tiene el propósito, algo utópico, de mostrar que hay más cosas que ver. Hay que despertar esas percepciones dormidas».
Efectos ópticos
Cruz-Diez ha trabajado mucho con los efectos ópticos, como la persistencia retiniana, la postimagen, la radiación cromática. «La mayor cantidad de información que captamos entra por la percepción visual. Eso es en lo que he tratado de profundizar y explicarme el por qué. No para demostrarlo sino para convertirlo en un lenguaje y hacerlo cada vez más eficaz. No son efectos ópticos, son realidades».
En los años sesenta el arte latinoamericano tuvo un momento de «visibilidad» internacional –simultáneo al boom literario– y hoy parece que hay un nuevo auge. Se rescatan como si fueran nuevos artistas –como él mismo– de los años sesenta y los nuevos están bien situados en la escena mundial. «En América Latina hubo un movimiento de ruptura que salió de los países sin historia, países de inmigrantes: Venezuela, Uruguay, Argentina y Brasil. También los grandes países de antiguas culturas (México, Perú, Colombia) han tenido excelentes artistas, pero no con espíritu de ruptura. Eso surgió de nosotros y ahora se han dado cuenta, por lo que ahora tenemos una gran audiencia. Estoy muy feliz porque, después de tantos años, ahora somos escuchados. Los jóvenes ahora sí entienden mi trabajo. Yo le llamaba participativo, manipulable. Ellos me dicen, eso es interactivo. Es lo mismo».
Pero no todo ha sido luz y color en la trayectoria de Cruz-Diez. Hubo épocas, como durante la predominancia del conceptual, en que las obras del Op Art o el cinético era carne de museo. Historia. Pasado. «Ahora hay otra percepción. Mi trabajo, desde los cincuenta, es totalmente programado y sistemático. Me lo criticaban mucho en ciertas épocas, decían que era muy frío. Lo mío es matemático, el uno y el cero», dice. En todo caso, se trata de un artista consecuente con su trabajo. «Siempre he dicho que la perfección es la acumulación de fracasos. Cuando uno llega a estructurar su discurso, como un poeta o un novelista, uno va fracasando hasta que termina por surgir la estructura deseada. No es tener ideas, ideas tenemos todos. Es estructurar una plataforma conceptual. Y eso es lo que hay que lograr, lo que han conseguido grandes artistas del pasado como Velázquez o Monet. Ellos inventaron un discurso. A mí cada día los resultados me dan atisbos de otras posibilidades, y sigo adelante».
REGRESAR A LA REVISTA
El artista ante su obra en la feria Estampa. (Foto: Luis Sevillano)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011.- Tiene 88 años y se alegra de tener la vitalidad y la claridad mental para seguir trabajando. Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923) es una figura clave en la historia del arte del siglo XX, uno de los creadores del Op Art en los años sesenta. Es el artista invitado este año en la feria Estampa, que se desarrolla en Madrid hasta este domingo en el recinto de Ifema (pabellón 8). El certamen anual de arte múltiple contemporáneo cuenta con un centenar de expositores, con obras de arte gráfico, esculturas, vídeos, fotografía y otros formatos que permiten ediciones en número limitado. Una nota de Fietta Jarque para El País:
Pocos artistas, sobre todo latinoamericanos, han publicado libros en los que desarrollan sus ideas sobre el arte, como ha hecho Cruz-Diez en Reflexión sobre el color (Arte y Ciencia / Fundación Juan March, Madrid 2009). «Creo que todo artista que pretende modificar un discurso precedente tiene que escribir mucho y explicarlo», afirma. «La gente acepta siempre las técnicas tradicionales del arte, cuando uno va en contra tiene que orientar y explicar el por qué. Ya lo hicieron los constructivistas, hay que ver lo que escribió Malevich, lo que escribió Klee, y yo he seguido esa vía. Cuando empecé a exponer mis obras la gente no entendía nada. Es lo que sucedió con las cromosaturaciones, es decir, las ambientaciones de color que hice en 1965, aunque no las pude exponer hasta 1968 en Grenoble. Como no había objetos ni formas la gente pasaba de largo y no se detenía. Somos adoradores de la forma y la gente al no encontrar ninguna ni hallar nada que mirar, se iba. Por eso sentí la necesidad de explicarlo, porque el arte es para ellos, para su placer. Y es que la gente mira, pero no ve».
Es algo que le sucedió a él mismo cuando era estudiante. Un profesor le hizo observar la cantidad de matices y colores que había en lo que acababa de pintar como un muro gris. ¿Somos la mayoría –incluidos muchos artistas– un poco analfabetos del color? «Por supuesto, porque es tal la invasión de imágenes y colores que nos rodea, que nos volvemos insensibles a ello. Es como un músico, que oye sonidos que el resto no percibe. Los sonidos están presentes y también se los imagina. Es la invención musical igual que en la pintura. Creo que el arte, en cierto sentido, es didáctico. La poesía lo es, nos enseña a descubrir cosas que ni imaginábamos. Mi obra tiene el propósito, algo utópico, de mostrar que hay más cosas que ver. Hay que despertar esas percepciones dormidas».
Efectos ópticos
Cruz-Diez ha trabajado mucho con los efectos ópticos, como la persistencia retiniana, la postimagen, la radiación cromática. «La mayor cantidad de información que captamos entra por la percepción visual. Eso es en lo que he tratado de profundizar y explicarme el por qué. No para demostrarlo sino para convertirlo en un lenguaje y hacerlo cada vez más eficaz. No son efectos ópticos, son realidades».
En los años sesenta el arte latinoamericano tuvo un momento de «visibilidad» internacional –simultáneo al boom literario– y hoy parece que hay un nuevo auge. Se rescatan como si fueran nuevos artistas –como él mismo– de los años sesenta y los nuevos están bien situados en la escena mundial. «En América Latina hubo un movimiento de ruptura que salió de los países sin historia, países de inmigrantes: Venezuela, Uruguay, Argentina y Brasil. También los grandes países de antiguas culturas (México, Perú, Colombia) han tenido excelentes artistas, pero no con espíritu de ruptura. Eso surgió de nosotros y ahora se han dado cuenta, por lo que ahora tenemos una gran audiencia. Estoy muy feliz porque, después de tantos años, ahora somos escuchados. Los jóvenes ahora sí entienden mi trabajo. Yo le llamaba participativo, manipulable. Ellos me dicen, eso es interactivo. Es lo mismo».
Pero no todo ha sido luz y color en la trayectoria de Cruz-Diez. Hubo épocas, como durante la predominancia del conceptual, en que las obras del Op Art o el cinético era carne de museo. Historia. Pasado. «Ahora hay otra percepción. Mi trabajo, desde los cincuenta, es totalmente programado y sistemático. Me lo criticaban mucho en ciertas épocas, decían que era muy frío. Lo mío es matemático, el uno y el cero», dice. En todo caso, se trata de un artista consecuente con su trabajo. «Siempre he dicho que la perfección es la acumulación de fracasos. Cuando uno llega a estructurar su discurso, como un poeta o un novelista, uno va fracasando hasta que termina por surgir la estructura deseada. No es tener ideas, ideas tenemos todos. Es estructurar una plataforma conceptual. Y eso es lo que hay que lograr, lo que han conseguido grandes artistas del pasado como Velázquez o Monet. Ellos inventaron un discurso. A mí cada día los resultados me dan atisbos de otras posibilidades, y sigo adelante».
REGRESAR A LA REVISTA
miércoles, octubre 19, 2011
Artes Plásticas / España: Nuria Blanco expone «Corazón. Cerámica visceral»
.
Dos de los corazones rojos de Corazón. Cerámica visceral. Nuria Blanco. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Imaginen: una sala pequeña, blanca, íntima con muchos corazones rojos, corazones de los que laten, de los de verdad. A esto, añádanle el sonido de los bombeos de fondo. «Todo muy visual, hasta parece que el corazón se encoje un poco», dice Nuria Blanco, artífice de Corazón. Cerámica visceral, su última exposición. Desde Madrid, una nota de Aroa Morales para El Mundo:
La Twin Gallery es la encargada de albergar los más de 60 corazones de cerámica, casi todos rojos como los corazones de los naipes, y los 10 dibujos que constituyen la muestra. Según su autora, «impacta un poco y hay que indagar, ir más allá para encontrar más cosas de las que se ven a simple vista».
El proyecto, que surgió a raíz de su anterior exposición De tripas, corazón, sigue la misma línea que este último pero centrándose sólo en un órgano. «El corazón es el más importante, el que se asocia con muchas metáforas, se enlaza con los sentimientos y las emociones», afirma Blanco. «La Twin Gallery –prosigue– es perfecta para esta exposición, es una galería pequeña y las piezas encajan muy bien en el espacio. Ha sido un proyecto muy gratificante ya que es un espacio nuevo, llevado por chicas jóvenes muy cercanas y agradables».
Los dibujos, también hechos por la artista, están realizados en papel japonés. Por su parte, los corazones son de cerámica «por su fragilidad». «Los órganos son muy sensibles, el corazón se rompe porque es delicado, como la cerámica», una metáfora de cómo ambos se fracturan rápidamente.
La exposición Corazón. Cerámica visceral, esto de visceral en el sentido más literal de la palabra, se inaugura el 19 de octubre y podrá verse hasta el 3 de noviembre. En ella la fisiología se mezcla con los sentimientos: el corazón como simple músculo, frente al corazón que late y se rompe.
REGRESAR A LA REVISTA
Dos de los corazones rojos de Corazón. Cerámica visceral. Nuria Blanco. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Imaginen: una sala pequeña, blanca, íntima con muchos corazones rojos, corazones de los que laten, de los de verdad. A esto, añádanle el sonido de los bombeos de fondo. «Todo muy visual, hasta parece que el corazón se encoje un poco», dice Nuria Blanco, artífice de Corazón. Cerámica visceral, su última exposición. Desde Madrid, una nota de Aroa Morales para El Mundo:
La Twin Gallery es la encargada de albergar los más de 60 corazones de cerámica, casi todos rojos como los corazones de los naipes, y los 10 dibujos que constituyen la muestra. Según su autora, «impacta un poco y hay que indagar, ir más allá para encontrar más cosas de las que se ven a simple vista».
El proyecto, que surgió a raíz de su anterior exposición De tripas, corazón, sigue la misma línea que este último pero centrándose sólo en un órgano. «El corazón es el más importante, el que se asocia con muchas metáforas, se enlaza con los sentimientos y las emociones», afirma Blanco. «La Twin Gallery –prosigue– es perfecta para esta exposición, es una galería pequeña y las piezas encajan muy bien en el espacio. Ha sido un proyecto muy gratificante ya que es un espacio nuevo, llevado por chicas jóvenes muy cercanas y agradables».
Los dibujos, también hechos por la artista, están realizados en papel japonés. Por su parte, los corazones son de cerámica «por su fragilidad». «Los órganos son muy sensibles, el corazón se rompe porque es delicado, como la cerámica», una metáfora de cómo ambos se fracturan rápidamente.
La exposición Corazón. Cerámica visceral, esto de visceral en el sentido más literal de la palabra, se inaugura el 19 de octubre y podrá verse hasta el 3 de noviembre. En ella la fisiología se mezcla con los sentimientos: el corazón como simple músculo, frente al corazón que late y se rompe.
REGRESAR A LA REVISTA
Arquitectura / España: Moneo envuelve en abstracción el Museo de la Universidad de Navarra
.
Maqueta del proyecto. (Foto: El País)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Rafael Moneo (Tudela, Navarra, 1937) ha puesto su inconfundible sello arquitectónico en algunos edificios tan conocidos como el Thyssen, la ampliación del Prado, el Museo de Arte Romano de Mérida, El museo de Arte contemporáneo de Estocolmo, la Fundación Miró en Mallorca, el Kursaal de San Sebastián, la catedral de Los Ángeles... Ahora, con todos los grandes premios en reconocimiento a su carrera (FAD, Pritzker, Nacional de Arquitectura) Moneo comienza una obra que puede ser el colofón de su obra: el Museo de la Universidad Navarra, su proyecto más abstracto, acorde para las piezas de arte contemporáneo que albergará cuando dentro de dos años abra sus puertas al público. Es un nuevo centro de arte de 11.000 metros cuadrados distribuidos en dos plantas y un coste 25 millones de euros que empezará a construirse a primeros de noviembre. Una nota de Ángeles García para El País:
No es la primera vez que Moneo trabaja en Navarra. De su taller salieron los planos del Archivo Real, la reforma de la plaza de toros, la plaza de los Fueros. Pero puede que a sus 74 años, este nuevo museo sea un trabajo especialmente ilusionante para él.
En una conferencia de prensa atípica convocada para dar a conocer el proyecto de la Universidad de Navarra (previamente hablaron el director, Miguel López Ramiro, y Jaime García del Barrio, rector adjunto del centro universitario) Moneo quiso hacer un homenaje a María Josefa Huarte, la mujer sin cuya donación de arte el museo no hubiera sido ideado. Contó Moneo que su vinculación con toda la familia Huarte viene de lejos. «Conocí muy de cerca a Félix Huarte, muy importante en la historia de la construcción en España desde los años de la República. Le gustaba hacer gala de la calidad de su hormigón. Sus cuatro hijos (Jesús, Juan, María Josefa y Felipe) siguieron con los negocios a la vez que hacían sus propias colecciones de arte. Pero puede que la colección de ella, de María Josefa, sea la más especial».
Mecenas
Moneo ha explicado que la mecenas (87 años) no ha estado tan involucrada en el mundo de los negocios como sus hermanos. «Sus gustos eran diferentes. Su colección es muy personal, reflejo del esplendor artístico de los sesenta. Admiradora incondicional de Balenciaga, consideraba la obra de Tàpies y Palazuelo como un reflejo de la estética del sastre guipuzcoano. Adoraba el valor táctil de la obra de Tàpies lo mismo que disfrutaba con la espesura de la seda».
La colección donada por María Josefa Huarte en 2008 supera el medio centenar de obras maestras de autores como Pablo Picasso, Mark Rothko, Pablo Palazuelo, Rafael Ruiz Balerdi, Antonio Saura, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida o Eugenio Sempere.
Antes, en 1990, la Universidad de Navarra recibió otro gran regalo: el legado de José Ortiz-Echagüe, considerado el gran retratista de los temas de la generación del 98. Con más de 10.000 fotografías y 100.000 negativos, constituye una de las colecciones de fotografía más importantes de España. El museo creado por Moneo, situado entre el campus universitario y la ciudad de Pamplona, mira hacia la ciudad desde una barrera de chopos, robles y encinas. Los seis módulos blancos servirán para mostrar unidas cada una de las colecciones que ya posee el centro. Además habrá salas para exposiciones permanentes, dos auditorios y un almacén-archivo de obras de arte que podrá ser utilizado por estudiantes e investigadores.
REGRESAR A LA REVISTA
Maqueta del proyecto. (Foto: El País)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Rafael Moneo (Tudela, Navarra, 1937) ha puesto su inconfundible sello arquitectónico en algunos edificios tan conocidos como el Thyssen, la ampliación del Prado, el Museo de Arte Romano de Mérida, El museo de Arte contemporáneo de Estocolmo, la Fundación Miró en Mallorca, el Kursaal de San Sebastián, la catedral de Los Ángeles... Ahora, con todos los grandes premios en reconocimiento a su carrera (FAD, Pritzker, Nacional de Arquitectura) Moneo comienza una obra que puede ser el colofón de su obra: el Museo de la Universidad Navarra, su proyecto más abstracto, acorde para las piezas de arte contemporáneo que albergará cuando dentro de dos años abra sus puertas al público. Es un nuevo centro de arte de 11.000 metros cuadrados distribuidos en dos plantas y un coste 25 millones de euros que empezará a construirse a primeros de noviembre. Una nota de Ángeles García para El País:
No es la primera vez que Moneo trabaja en Navarra. De su taller salieron los planos del Archivo Real, la reforma de la plaza de toros, la plaza de los Fueros. Pero puede que a sus 74 años, este nuevo museo sea un trabajo especialmente ilusionante para él.
En una conferencia de prensa atípica convocada para dar a conocer el proyecto de la Universidad de Navarra (previamente hablaron el director, Miguel López Ramiro, y Jaime García del Barrio, rector adjunto del centro universitario) Moneo quiso hacer un homenaje a María Josefa Huarte, la mujer sin cuya donación de arte el museo no hubiera sido ideado. Contó Moneo que su vinculación con toda la familia Huarte viene de lejos. «Conocí muy de cerca a Félix Huarte, muy importante en la historia de la construcción en España desde los años de la República. Le gustaba hacer gala de la calidad de su hormigón. Sus cuatro hijos (Jesús, Juan, María Josefa y Felipe) siguieron con los negocios a la vez que hacían sus propias colecciones de arte. Pero puede que la colección de ella, de María Josefa, sea la más especial».
Mecenas
Moneo ha explicado que la mecenas (87 años) no ha estado tan involucrada en el mundo de los negocios como sus hermanos. «Sus gustos eran diferentes. Su colección es muy personal, reflejo del esplendor artístico de los sesenta. Admiradora incondicional de Balenciaga, consideraba la obra de Tàpies y Palazuelo como un reflejo de la estética del sastre guipuzcoano. Adoraba el valor táctil de la obra de Tàpies lo mismo que disfrutaba con la espesura de la seda».
La colección donada por María Josefa Huarte en 2008 supera el medio centenar de obras maestras de autores como Pablo Picasso, Mark Rothko, Pablo Palazuelo, Rafael Ruiz Balerdi, Antonio Saura, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida o Eugenio Sempere.
Antes, en 1990, la Universidad de Navarra recibió otro gran regalo: el legado de José Ortiz-Echagüe, considerado el gran retratista de los temas de la generación del 98. Con más de 10.000 fotografías y 100.000 negativos, constituye una de las colecciones de fotografía más importantes de España. El museo creado por Moneo, situado entre el campus universitario y la ciudad de Pamplona, mira hacia la ciudad desde una barrera de chopos, robles y encinas. Los seis módulos blancos servirán para mostrar unidas cada una de las colecciones que ya posee el centro. Además habrá salas para exposiciones permanentes, dos auditorios y un almacén-archivo de obras de arte que podrá ser utilizado por estudiantes e investigadores.
REGRESAR A LA REVISTA
Literatura / Argentina: La exposición «200 años, 200 libros. Recorridos por la cultura argentina»
.
«La metáfora ferroviaria no es caprichosa. Los ferrocarriles estructuraron al país y ese debate sigue siendo actual», dice Eduardo Jozami. (Foto: Daniel Dabove)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- La exposición propone «recorridos por la cultura argentina». Organizada conjuntamente por el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti –que oficia de sede– y la Biblioteca Nacional, arrancará con una conferencia magistral de Ricardo Piglia. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
La réplica de un país, surcado por múltiples trayectos ferroviarios, encontrará el pasajero en tránsito al ingresar al Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, uno de los edificios que integran la ex Escuela de Mecánica de la Armada. Los pedazos de adoquín brillan como diamantes contra los residuos del sol de las seis de la tarde. El primer golpe de vista dictamina que el suelo parece empedrado. La mano tantea la superficie y desmiente el arrebato de la mirada: es madera. No hay locomotoras ni vagones. No hay trenes. Pero los dispositivos de la maquinaria, desplegados en dos plantas, están en marcha. Cada visitante emprenderá un viaje. O muchos viajes. La exposición 200 años, 200 libros. Recorridos por la cultura argentina, organizada junto con la Biblioteca Nacional, propone una travesía narrativa y lúdica, materializada en la antigua y necesaria imagen de las vías del ferrocarril. Cada línea tiene el nombre de un escritor: David Viñas, Ricardo Piglia, Ezequiel Martínez Estrada, Jorge Luis Borges, Raúl Scalabrini Ortiz, Rodolfo Walsh y Néstor Perlongher. A estos siete ferrocarriles hay que sumarles un río que lo atraviesa, el río Haroldo Conti. En el itinerario de cada línea –tanto las terrestres como la fluvial– hay ramales construidos con obras afines por sus temas, por sus formas de experimentación o por las trayectorias de los autores. Y cada libro representa una estación. En el marco de esta megamuestra, Piglia será el encargado de inaugurar con una conferencia magistral, mañana a las 19, el ciclo «200 años de literatura argentina».
La fórmula, conmemorar el Bicentenario del país con una exposición sobre doscientos libros argentinos, trasunta sencillez. Pero todo recorte, lo saben los organizadores, segrega arbitrariedad. Veintitrés intelectuales, escritores y artistas –Noé Jitrik, Eduardo Rinesi, Beatriz Sarlo, Alberto Szpunberg, Alan Pauls, Griselda Gambaro, Arturo Carrera, Angela Di Tullio, José Pablo Feinmann y Germán García, entre otros – fueron convocados para seleccionar, cada uno, diez libros que integrarían la muestra. Eduardo Jozami, director del Centro Cultura de la Memoria Haroldo Conti, cuenta a Página/12 que este procedimiento, tan arbitrario como cualquier otro, sirvió para «repartir las responsabilidades» y «asegurar cierta pluralidad». «Si la responsabilidad por los libros elegidos es compartida por todos los electores, el recorrido es entera decisión de los organizadores –aclara el director–. La metáfora ferroviaria no es caprichosa. Para bien o para mal, los ferrocarriles estructuraron el país y ese debate sigue siendo actual».
La lengua en cuestión
Cada libro se constituye en la parada de un tren imaginario que va enhebrando los textos y esbozando carriles de lectura, que serán avalados o cuestionados por cada pasajero. El punto de partida del ferrocarril Viñas, por ejemplo, es Literatura argentina y realidad política. Quienes prefieran arrancar por esta línea transitarán por las estaciones de El matadero (Esteban Echeverría), el Facundo (Domingo Faustino Sarmiento), Los oficios terrestres (Rodolfo Walsh) y El juguete rabioso (Roberto Arlt). La línea Viñas es una de las más extensas. Incluye dos ramales –«En primera persona» y «Cartografías y catálogos»–, con paradas insoslayables y tensas como Una excursión a los indios ranqueles (Lucio V. Mansilla), Carta a mi madre (Juan Gelman) y La razón de mi vida (Eva Perón); y un apeadero destinado a Crítica y Contorno, con libros fundamentales como Sexo y traición en Roberto Arlt (Oscar Masotta) y Operación Masotta (Carlos Correas). No es casual que el ferrocarril Piglia comparta varias estaciones-libros con la línea Viñas. «Como críticos, ambos iluminaron sendas de lectura que han tenido una fuerte influencia en el diseño de esta muestra –confiesa Jozami–. Insistiendo en el rol central de la política y la violencia en el parto de la literatura argentina, Viñas marcó un rasgo perdurable. La política estará siempre presente en su obra para explicar la displicencia literaria de los hombres del ’80, la profesionalización de la literatura como asunto que interesa a las clases medias o para definir el grotesco como la explicación más lograda del fracaso del liberalismo y su proyecto inmigratorio».
Si Viñas y sus compañeros de Contorno patrocinaron la centralidad de la obra de Arlt, Piglia, continuando por esta vía, la puso en diálogo con Borges. «Esa tensión entre dos escritores que tenían una idea tan distinta del lenguaje literario se ubica en el centro de una época y el intento de fusión de Arlt con Borges ha estado presente, como señala Piglia, en muchos de nuestros grandes escritores –explica Jozami–. El autor de Respiración artificial viene desarrollando una idea de la tradición que reconoce la decisión de elegir en qué linaje se inscribe cada escritor y de crear el espacio en el que pueda leerse su obra. Lejos de cualquier idea esencialista de la tradición, pueden encontrarse afinidades con el pensamiento de Walter Benjamin, que ve al historiador y al crítico como coleccionistas que buscan en el pasado fragmentos valiosos que pueden volverse actuales y prestarse a múltiples tareas de reconstrucción». El río Conti, en cambio, es el más breve de los itinerarios. Está en el primer piso, cruzando el ferrocarril Scalabrini Ortiz. Ese río, que tiene sólo cinco paradas, quizá sea el que dialoga de un modo más intenso con cada uno de sus afluentes: la Obra completa de Juan L. Ortiz, El limonero real (Juan José Saer), Cuentos de amor, de locura y de muerte (Horacio Quiroga), Río de las congojas (Libertad Demitrópulos) y Sudeste (Haroldo Conti).
«La lengua en cuestión» es el primer ramal de la línea Borges. Ahí están, contiguas y distantes, las estaciones Gotán (Gelman), El género gauchesco (Josefina Ludmer), Boquitas pintadas (Manuel Puig), Babilonia (Armando Discépolo), Los pichiciegos (Fogwill), los Cuentos completos de Fray Mocho y El payador (Leopoldo Lugones), entre otros. Además de El Aleph, Eisejuaz (Sara Gallardo), Martín Fierro (José Hernández), Zama (Antonio Di Benedetto) y Don Segundo Sombra (Ricardo Güiraldes), entre otros textos. En «Artificios», el segundo ramal borgiano, hay una joyita poética: un audio con la voz de Oliverio Girondo en el que lee un poema de En la masmédula, en la primera escala de este periplo cultural donde cada parada, como advierte Horacio González, es «tan ilusa como nuestros viajes por el espacio y el tiempo». Jozami subraya que la presencia de libros de Borges –siete en total– no puede asombrar. «Aunque haya pasado poco más de medio siglo, resuenan muy lejanos los ecos de algunos planteos descalificatorios como los formulados entonces por Jorge Abelardo Ramos y Ernesto Sabato, ambos también incluidos en la muestra. Ramos creyó que podía cerrar la discusión borgeana, descartando al autor de Ficciones como un escritor europeo, mientras Sabato alegaba, por la voz de uno de sus personajes, que Borges se preocupaba en exceso por la forma, se detenía demasiado en la elección de un calificativo, como para que pudiera ser considerado un gran escritor».
Las intervenciones públicas del autor de Ficciones, que apoyó todos los golpes militares a partir de 1955, además de las dictaduras de Videla y Pinochet, generaron un profundo problema de conciencia en muchos de sus lectores. «No creemos que la cuestión se resuelva subestimando los textos borgeanos ni creando un Borges democrático, desmentido por la inmensa mayoría de sus posturas políticas –aclara Jozami–. Si la cultura europea ha terminado por aceptar que Heidegger, de notoria connivencia con el nazismo, fue uno de los pensadores que más han influido en la filosofía del siglo XX, los argentinos tendremos que resignarnos también a convivir con estas complejidades de la relación entre escritura y política». Hay obras que no ocultan su intención polémica. ¿Están los Versos de una cualquiera –estación final del ramal «Pasiones» del ferrocarril Perlongher– entre los mejores textos de la poesía argentina? «Nadie lo ha señalado, pero César Tiempo puso al desnudo, con los poemas que firmó Clara Beter, cierta moral convencional de los escritores de Boedo y mostró los dilemas que seguirían acechando a la literatura de izquierda», responde Jozami un interrogante que él mismo colocó como una probable piedra que podría obstaculizar la circulación por ese carril. «En cuanto a Payró, ¿no habría estado mejor representado por un texto como los Cuentos de Pago Chico, en el que campea ese realismo de tono menor que constituye la mayor atracción de su escritura? Probablemente –admite Jozami–, pero algún elector prefirió El triunfo de los otros –la tercera parada del ramal «ficciones de la vida literaria» del ferrocarril Piglia– porque trata una historia, la del autor que se oculta poniendo su pluma al servicio ajeno, que es característica de aquellos tiempos fundacionales en que tenían vigencia los debates sobre la posición del escritor en la sociedad».
El peronismo como drama personal
La historiografía argentina está representada con criterio plural. Basta repasar un par de nombres para comprobar esta elasticidad: Vicente Fidel López, Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi, Ernesto Quesada, Adolfo Saldías, José Luis Romero, Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui, Norberto Galasso, Rodolfo Puiggrós, Arturo Jauretche y Tulio Halperin Donghi. «Es imposible hablar en serio de historia argentina sin estudiar a Halperin Donghi, tanto como es erróneo desdeñar los aportes que desde el primer revisionismo hasta trabajos más recientes –pasando por Scalabrini, Jauretche, pero también por el Martínez Estrada de Radiografía de la Pampa– sustentan la mirada que tienen de nuestra historia la mayoría de los argentinos –retruca Jozami–. La cultura argentina no puede repetir experiencias de sectarismos y exclusiones, como la que llevó a proscribir del campo intelectual a un escritor tan enorme como Leopoldo Marechal. ‘Poeta depuesto’ se calificó a sí mismo, escondiendo tras esa ironía la amargura que aquella discriminación le provocara. No se trata de forzar una visión conciliadora que, en última instancia, vaciaría de sentido las grandes discusiones de la cultura argentina, sino de afirmar que la misma tradición nacional popular en que queremos inscribirnos exige un constante replanteo y la disposición a dialogar con otras perspectivas e incluir sus aportes».
Operación Masacre es la primera estación del ferrocarril Walsh. El ramal de esta línea, «Poder, resistencia y tragedia», está articulado por De dioses, hombrecitos y policías (Humberto Costantini), Villa (Luis Gusmán), Ciencias morales (Martín Kohan), Respiración artificial (Piglia), Las islas (Carlos Gamerro), Potestad (Eduardo «Tato» Pavlovsky), La casa y el viento (Héctor Tizón), Nadie nada nunca (Saer), Manual de perdedores (Juan Sasturain), La astucia de la razón (José Pablo Feinmann), El vuelo del tigre (Daniel Moyano), La voluntad (Eduardo Anguita y Martín Caparrós), El vuelo (Horacio Verbitsky), El Eternauta (Héctor Oesterheld y Francisco Solano López), Nunca más (Conadep) y Poder y desaparición (Pilar Calveiro), entre otros. De las 32 vitrinas desplegadas a lo largo y ancho de la exposición –donde, como las dos caras de una misma moneda, se pueden apreciar algunas primeras ediciones de los libros exhibidos, mientras en el reverso asoman fotos, dibujos, bocetos o pinturas–, una se impone por el trazo magistral del artista Daniel Santoro.
¿Cuál es la técnica de este gigante que es Santoro, en más de un sentido, para lograr que varios hombres y mujeres de a pie, en este atajo por las entrañas del peronismo, se queden un rato con la boca abierta; y después de la impresión puedan exclamar «maestro» y hasta rematar la escena con las manos entregadas a la coreografía improvisada del aplauso? Un letrero informa que la técnica es acrílico y carbón sobre papel. Dice poco y nada ese letrero. Quedará en cada visitante arrimarse a las vísceras que pone en juego este artista, más allá y más acá de la técnica. En un rectángulo de 40 por 50 centímetros, el viejo General, como sólo Santoro puede plasmar la risa socarrona de Perón, comienza una pulseada prometedora con John William Cooke. Codos y manos equidistantes congelan esa instancia en la que conviene presumir un «empate». Esta estación, la Correspondencia Perón-Cooke, inaugura el ramal «el peronismo como drama personal». El camino se completa con No habrá más penas ni olvido (Osvaldo Soriano), Las patas en las fuentes (Leónidas Lamborghini), Cabecita negra (Germán Rozenmacher), Mi mensaje (Eva Perón) y Las cuestiones (Nicolás Casullo).
Una apostilla se impone para el epílogo. Dos de los autores seleccionados se hacen presentes en cuanto se ingresa a este predio: Conti y Walsh. «El cuerpo sin vida de Rodolfo fue visto por última vez en este lugar –recuerda Jozami–. Haroldo estaría seguramente contento de que hayamos dado su nombre a un río, porque fue ese universo de la navegación y la gente de las costas el que su obra recreó de un modo que en nuestra literatura probablemente no encuentre parangón. Ellos dos, como Francisco Urondo, perseguido, acorralado y muerto por la policía en las calles de Mendoza, reciben nuestro homenaje como modo de evocar sus trabajos y esperanzas, que fueron los de una generación de argentinos».
* La muestra se podrá visitar hasta el 20 de enero de 2012, de martes a viernes de 12 a 21; y sábados, domingos y feriados de 11 a 21. La entrada es libre y gratuita (Av. del Libertador 8151).
REGRESAR A LA REVISTA
«La metáfora ferroviaria no es caprichosa. Los ferrocarriles estructuraron al país y ese debate sigue siendo actual», dice Eduardo Jozami. (Foto: Daniel Dabove)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- La exposición propone «recorridos por la cultura argentina». Organizada conjuntamente por el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti –que oficia de sede– y la Biblioteca Nacional, arrancará con una conferencia magistral de Ricardo Piglia. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
La réplica de un país, surcado por múltiples trayectos ferroviarios, encontrará el pasajero en tránsito al ingresar al Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, uno de los edificios que integran la ex Escuela de Mecánica de la Armada. Los pedazos de adoquín brillan como diamantes contra los residuos del sol de las seis de la tarde. El primer golpe de vista dictamina que el suelo parece empedrado. La mano tantea la superficie y desmiente el arrebato de la mirada: es madera. No hay locomotoras ni vagones. No hay trenes. Pero los dispositivos de la maquinaria, desplegados en dos plantas, están en marcha. Cada visitante emprenderá un viaje. O muchos viajes. La exposición 200 años, 200 libros. Recorridos por la cultura argentina, organizada junto con la Biblioteca Nacional, propone una travesía narrativa y lúdica, materializada en la antigua y necesaria imagen de las vías del ferrocarril. Cada línea tiene el nombre de un escritor: David Viñas, Ricardo Piglia, Ezequiel Martínez Estrada, Jorge Luis Borges, Raúl Scalabrini Ortiz, Rodolfo Walsh y Néstor Perlongher. A estos siete ferrocarriles hay que sumarles un río que lo atraviesa, el río Haroldo Conti. En el itinerario de cada línea –tanto las terrestres como la fluvial– hay ramales construidos con obras afines por sus temas, por sus formas de experimentación o por las trayectorias de los autores. Y cada libro representa una estación. En el marco de esta megamuestra, Piglia será el encargado de inaugurar con una conferencia magistral, mañana a las 19, el ciclo «200 años de literatura argentina».
La fórmula, conmemorar el Bicentenario del país con una exposición sobre doscientos libros argentinos, trasunta sencillez. Pero todo recorte, lo saben los organizadores, segrega arbitrariedad. Veintitrés intelectuales, escritores y artistas –Noé Jitrik, Eduardo Rinesi, Beatriz Sarlo, Alberto Szpunberg, Alan Pauls, Griselda Gambaro, Arturo Carrera, Angela Di Tullio, José Pablo Feinmann y Germán García, entre otros – fueron convocados para seleccionar, cada uno, diez libros que integrarían la muestra. Eduardo Jozami, director del Centro Cultura de la Memoria Haroldo Conti, cuenta a Página/12 que este procedimiento, tan arbitrario como cualquier otro, sirvió para «repartir las responsabilidades» y «asegurar cierta pluralidad». «Si la responsabilidad por los libros elegidos es compartida por todos los electores, el recorrido es entera decisión de los organizadores –aclara el director–. La metáfora ferroviaria no es caprichosa. Para bien o para mal, los ferrocarriles estructuraron el país y ese debate sigue siendo actual».
La lengua en cuestión
Cada libro se constituye en la parada de un tren imaginario que va enhebrando los textos y esbozando carriles de lectura, que serán avalados o cuestionados por cada pasajero. El punto de partida del ferrocarril Viñas, por ejemplo, es Literatura argentina y realidad política. Quienes prefieran arrancar por esta línea transitarán por las estaciones de El matadero (Esteban Echeverría), el Facundo (Domingo Faustino Sarmiento), Los oficios terrestres (Rodolfo Walsh) y El juguete rabioso (Roberto Arlt). La línea Viñas es una de las más extensas. Incluye dos ramales –«En primera persona» y «Cartografías y catálogos»–, con paradas insoslayables y tensas como Una excursión a los indios ranqueles (Lucio V. Mansilla), Carta a mi madre (Juan Gelman) y La razón de mi vida (Eva Perón); y un apeadero destinado a Crítica y Contorno, con libros fundamentales como Sexo y traición en Roberto Arlt (Oscar Masotta) y Operación Masotta (Carlos Correas). No es casual que el ferrocarril Piglia comparta varias estaciones-libros con la línea Viñas. «Como críticos, ambos iluminaron sendas de lectura que han tenido una fuerte influencia en el diseño de esta muestra –confiesa Jozami–. Insistiendo en el rol central de la política y la violencia en el parto de la literatura argentina, Viñas marcó un rasgo perdurable. La política estará siempre presente en su obra para explicar la displicencia literaria de los hombres del ’80, la profesionalización de la literatura como asunto que interesa a las clases medias o para definir el grotesco como la explicación más lograda del fracaso del liberalismo y su proyecto inmigratorio».
Si Viñas y sus compañeros de Contorno patrocinaron la centralidad de la obra de Arlt, Piglia, continuando por esta vía, la puso en diálogo con Borges. «Esa tensión entre dos escritores que tenían una idea tan distinta del lenguaje literario se ubica en el centro de una época y el intento de fusión de Arlt con Borges ha estado presente, como señala Piglia, en muchos de nuestros grandes escritores –explica Jozami–. El autor de Respiración artificial viene desarrollando una idea de la tradición que reconoce la decisión de elegir en qué linaje se inscribe cada escritor y de crear el espacio en el que pueda leerse su obra. Lejos de cualquier idea esencialista de la tradición, pueden encontrarse afinidades con el pensamiento de Walter Benjamin, que ve al historiador y al crítico como coleccionistas que buscan en el pasado fragmentos valiosos que pueden volverse actuales y prestarse a múltiples tareas de reconstrucción». El río Conti, en cambio, es el más breve de los itinerarios. Está en el primer piso, cruzando el ferrocarril Scalabrini Ortiz. Ese río, que tiene sólo cinco paradas, quizá sea el que dialoga de un modo más intenso con cada uno de sus afluentes: la Obra completa de Juan L. Ortiz, El limonero real (Juan José Saer), Cuentos de amor, de locura y de muerte (Horacio Quiroga), Río de las congojas (Libertad Demitrópulos) y Sudeste (Haroldo Conti).
«La lengua en cuestión» es el primer ramal de la línea Borges. Ahí están, contiguas y distantes, las estaciones Gotán (Gelman), El género gauchesco (Josefina Ludmer), Boquitas pintadas (Manuel Puig), Babilonia (Armando Discépolo), Los pichiciegos (Fogwill), los Cuentos completos de Fray Mocho y El payador (Leopoldo Lugones), entre otros. Además de El Aleph, Eisejuaz (Sara Gallardo), Martín Fierro (José Hernández), Zama (Antonio Di Benedetto) y Don Segundo Sombra (Ricardo Güiraldes), entre otros textos. En «Artificios», el segundo ramal borgiano, hay una joyita poética: un audio con la voz de Oliverio Girondo en el que lee un poema de En la masmédula, en la primera escala de este periplo cultural donde cada parada, como advierte Horacio González, es «tan ilusa como nuestros viajes por el espacio y el tiempo». Jozami subraya que la presencia de libros de Borges –siete en total– no puede asombrar. «Aunque haya pasado poco más de medio siglo, resuenan muy lejanos los ecos de algunos planteos descalificatorios como los formulados entonces por Jorge Abelardo Ramos y Ernesto Sabato, ambos también incluidos en la muestra. Ramos creyó que podía cerrar la discusión borgeana, descartando al autor de Ficciones como un escritor europeo, mientras Sabato alegaba, por la voz de uno de sus personajes, que Borges se preocupaba en exceso por la forma, se detenía demasiado en la elección de un calificativo, como para que pudiera ser considerado un gran escritor».
Las intervenciones públicas del autor de Ficciones, que apoyó todos los golpes militares a partir de 1955, además de las dictaduras de Videla y Pinochet, generaron un profundo problema de conciencia en muchos de sus lectores. «No creemos que la cuestión se resuelva subestimando los textos borgeanos ni creando un Borges democrático, desmentido por la inmensa mayoría de sus posturas políticas –aclara Jozami–. Si la cultura europea ha terminado por aceptar que Heidegger, de notoria connivencia con el nazismo, fue uno de los pensadores que más han influido en la filosofía del siglo XX, los argentinos tendremos que resignarnos también a convivir con estas complejidades de la relación entre escritura y política». Hay obras que no ocultan su intención polémica. ¿Están los Versos de una cualquiera –estación final del ramal «Pasiones» del ferrocarril Perlongher– entre los mejores textos de la poesía argentina? «Nadie lo ha señalado, pero César Tiempo puso al desnudo, con los poemas que firmó Clara Beter, cierta moral convencional de los escritores de Boedo y mostró los dilemas que seguirían acechando a la literatura de izquierda», responde Jozami un interrogante que él mismo colocó como una probable piedra que podría obstaculizar la circulación por ese carril. «En cuanto a Payró, ¿no habría estado mejor representado por un texto como los Cuentos de Pago Chico, en el que campea ese realismo de tono menor que constituye la mayor atracción de su escritura? Probablemente –admite Jozami–, pero algún elector prefirió El triunfo de los otros –la tercera parada del ramal «ficciones de la vida literaria» del ferrocarril Piglia– porque trata una historia, la del autor que se oculta poniendo su pluma al servicio ajeno, que es característica de aquellos tiempos fundacionales en que tenían vigencia los debates sobre la posición del escritor en la sociedad».
El peronismo como drama personal
La historiografía argentina está representada con criterio plural. Basta repasar un par de nombres para comprobar esta elasticidad: Vicente Fidel López, Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi, Ernesto Quesada, Adolfo Saldías, José Luis Romero, Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui, Norberto Galasso, Rodolfo Puiggrós, Arturo Jauretche y Tulio Halperin Donghi. «Es imposible hablar en serio de historia argentina sin estudiar a Halperin Donghi, tanto como es erróneo desdeñar los aportes que desde el primer revisionismo hasta trabajos más recientes –pasando por Scalabrini, Jauretche, pero también por el Martínez Estrada de Radiografía de la Pampa– sustentan la mirada que tienen de nuestra historia la mayoría de los argentinos –retruca Jozami–. La cultura argentina no puede repetir experiencias de sectarismos y exclusiones, como la que llevó a proscribir del campo intelectual a un escritor tan enorme como Leopoldo Marechal. ‘Poeta depuesto’ se calificó a sí mismo, escondiendo tras esa ironía la amargura que aquella discriminación le provocara. No se trata de forzar una visión conciliadora que, en última instancia, vaciaría de sentido las grandes discusiones de la cultura argentina, sino de afirmar que la misma tradición nacional popular en que queremos inscribirnos exige un constante replanteo y la disposición a dialogar con otras perspectivas e incluir sus aportes».
Operación Masacre es la primera estación del ferrocarril Walsh. El ramal de esta línea, «Poder, resistencia y tragedia», está articulado por De dioses, hombrecitos y policías (Humberto Costantini), Villa (Luis Gusmán), Ciencias morales (Martín Kohan), Respiración artificial (Piglia), Las islas (Carlos Gamerro), Potestad (Eduardo «Tato» Pavlovsky), La casa y el viento (Héctor Tizón), Nadie nada nunca (Saer), Manual de perdedores (Juan Sasturain), La astucia de la razón (José Pablo Feinmann), El vuelo del tigre (Daniel Moyano), La voluntad (Eduardo Anguita y Martín Caparrós), El vuelo (Horacio Verbitsky), El Eternauta (Héctor Oesterheld y Francisco Solano López), Nunca más (Conadep) y Poder y desaparición (Pilar Calveiro), entre otros. De las 32 vitrinas desplegadas a lo largo y ancho de la exposición –donde, como las dos caras de una misma moneda, se pueden apreciar algunas primeras ediciones de los libros exhibidos, mientras en el reverso asoman fotos, dibujos, bocetos o pinturas–, una se impone por el trazo magistral del artista Daniel Santoro.
¿Cuál es la técnica de este gigante que es Santoro, en más de un sentido, para lograr que varios hombres y mujeres de a pie, en este atajo por las entrañas del peronismo, se queden un rato con la boca abierta; y después de la impresión puedan exclamar «maestro» y hasta rematar la escena con las manos entregadas a la coreografía improvisada del aplauso? Un letrero informa que la técnica es acrílico y carbón sobre papel. Dice poco y nada ese letrero. Quedará en cada visitante arrimarse a las vísceras que pone en juego este artista, más allá y más acá de la técnica. En un rectángulo de 40 por 50 centímetros, el viejo General, como sólo Santoro puede plasmar la risa socarrona de Perón, comienza una pulseada prometedora con John William Cooke. Codos y manos equidistantes congelan esa instancia en la que conviene presumir un «empate». Esta estación, la Correspondencia Perón-Cooke, inaugura el ramal «el peronismo como drama personal». El camino se completa con No habrá más penas ni olvido (Osvaldo Soriano), Las patas en las fuentes (Leónidas Lamborghini), Cabecita negra (Germán Rozenmacher), Mi mensaje (Eva Perón) y Las cuestiones (Nicolás Casullo).
Una apostilla se impone para el epílogo. Dos de los autores seleccionados se hacen presentes en cuanto se ingresa a este predio: Conti y Walsh. «El cuerpo sin vida de Rodolfo fue visto por última vez en este lugar –recuerda Jozami–. Haroldo estaría seguramente contento de que hayamos dado su nombre a un río, porque fue ese universo de la navegación y la gente de las costas el que su obra recreó de un modo que en nuestra literatura probablemente no encuentre parangón. Ellos dos, como Francisco Urondo, perseguido, acorralado y muerto por la policía en las calles de Mendoza, reciben nuestro homenaje como modo de evocar sus trabajos y esperanzas, que fueron los de una generación de argentinos».
* La muestra se podrá visitar hasta el 20 de enero de 2012, de martes a viernes de 12 a 21; y sábados, domingos y feriados de 11 a 21. La entrada es libre y gratuita (Av. del Libertador 8151).
REGRESAR A LA REVISTA
Música / México: El Cuarteto de cuerdas de la Filarmónica de Berlín de gira por el país
.
Integrantes del Cuarteto durante su presentación en el templo de La Valenciana, en Guanajuato, en el festival Cervantino. (Foto: Cortesía del FIC)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Mantener la personalidad y el sonido característicos de una orquesta es tarea cada vez más complicada. Las agrupaciones más importantes y de mayor tradición en el orbe se encuentran en riesgo permanente de verse trastocadas en esos aspectos. Una nota de Ángel Vargas para La Jornada:
Así lo sostiene Neithard Resa, violista principal de la Filarmónica de Berlín e integrante del Cuarteto de cuerdas de esa agrupación, ensamble que realiza gira en México y que, como parte de ella, ofrecerá este jueves un concierto en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, a las 20:30 horas.
«Las orquestas se las están viendo muy difícil para preservar un sonido propio. La globalización afecta también el ámbito del arte y todo tiende a homogeneizarse en el mundo», señala el intérprete en entrevista, tras concluir su participación en el Festival Internacional Cervantino (FIC), el domingo pasado.
«Incluso para la Filarmónica de Berlín, ésa es una situación que pesa, porque si bien somos muchos músicos europeos, también hay otros de diversas procedencias; por ejemplo, japoneses y un venezolano. Nos estamos volviendo una orquesta multinacional y eso nos dificulta cada vez más conservar nuestra manera especial de tocar, nuestro sello».
De acuerdo con el violista, esa situación no ha pasado desapercibida para los directivos de la agrupación berlinesa, como tampoco para los de la Filarmónica de Viena, los cuales han buscado contrarrestarla de diferentes maneras.
La principal, explica, ha sido dar prioridad a los atrilistas educados en el sistema alemán de interpretación al momento de seleccionar nuevos integrantes, aunque entre las filas de ambas orquestas hay músicos provenientes de otros modelos.
Neithard Resa considera que la música de cámara es una vertiente todavía en desarrollo, en lo que concierne al gusto del público, el cual, a su decir, todavía prefiere los grandes formatos: el sinfónico y la ópera.
Estudiar, discutir e interpretar
Tocar en una orquesta y en un ensamble no implica grandes diferencias técnicas, afirma Neithard Resa, sin embargo, admite que la primera ofrece mayor comodidad para los músicos, por sentirse «abrigados y protegidos», mientras en la segunda es «como exhibirse desnudo».
Transitar entre ambos formatos tampoco es algo que se les complique a los integrantes del cuarteto. Lo hacen con frecuencia, según el intérprete, quien asegura que incluso es una dinámica que ofrece varias ventajas.
«Nuestra forma de interpretar (dentro del ensamble) toma varios elementos e ideas que provienen de la orquesta, la cual ciertamente es una de las mejores del mundo. Eso nos permite trabajar con los mejores músicos del planeta, tanto directores como solistas, de quienes recibimos muchas ideas y observaciones que aplicamos dentro del formato de cámara».
El repertorio predilecto de este ensamble es el clásico, si bien de forma eventual también interpreta obra moderna y contemporánea, comenta Neithard Resa, quien descarta que los integrantes del cuarteto estén interesados en crear o atraer nuevos públicos.
«Nuestra tarea no es encontrar nueva audiencia. Lo que nos corresponde es estudiar la música, discutirla y tocarla; es algo que nos encanta. Mis compañeros y yo tratamos de interpretar la música que nos gusta y que pensamos que al público le gustará también».
REGRESAR A LA REVISTA
Integrantes del Cuarteto durante su presentación en el templo de La Valenciana, en Guanajuato, en el festival Cervantino. (Foto: Cortesía del FIC)
C iudad Juárez, Chihuahua, 19 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Mantener la personalidad y el sonido característicos de una orquesta es tarea cada vez más complicada. Las agrupaciones más importantes y de mayor tradición en el orbe se encuentran en riesgo permanente de verse trastocadas en esos aspectos. Una nota de Ángel Vargas para La Jornada:
Así lo sostiene Neithard Resa, violista principal de la Filarmónica de Berlín e integrante del Cuarteto de cuerdas de esa agrupación, ensamble que realiza gira en México y que, como parte de ella, ofrecerá este jueves un concierto en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, a las 20:30 horas.
«Las orquestas se las están viendo muy difícil para preservar un sonido propio. La globalización afecta también el ámbito del arte y todo tiende a homogeneizarse en el mundo», señala el intérprete en entrevista, tras concluir su participación en el Festival Internacional Cervantino (FIC), el domingo pasado.
«Incluso para la Filarmónica de Berlín, ésa es una situación que pesa, porque si bien somos muchos músicos europeos, también hay otros de diversas procedencias; por ejemplo, japoneses y un venezolano. Nos estamos volviendo una orquesta multinacional y eso nos dificulta cada vez más conservar nuestra manera especial de tocar, nuestro sello».
De acuerdo con el violista, esa situación no ha pasado desapercibida para los directivos de la agrupación berlinesa, como tampoco para los de la Filarmónica de Viena, los cuales han buscado contrarrestarla de diferentes maneras.
La principal, explica, ha sido dar prioridad a los atrilistas educados en el sistema alemán de interpretación al momento de seleccionar nuevos integrantes, aunque entre las filas de ambas orquestas hay músicos provenientes de otros modelos.
Neithard Resa considera que la música de cámara es una vertiente todavía en desarrollo, en lo que concierne al gusto del público, el cual, a su decir, todavía prefiere los grandes formatos: el sinfónico y la ópera.
Estudiar, discutir e interpretar
Tocar en una orquesta y en un ensamble no implica grandes diferencias técnicas, afirma Neithard Resa, sin embargo, admite que la primera ofrece mayor comodidad para los músicos, por sentirse «abrigados y protegidos», mientras en la segunda es «como exhibirse desnudo».
Transitar entre ambos formatos tampoco es algo que se les complique a los integrantes del cuarteto. Lo hacen con frecuencia, según el intérprete, quien asegura que incluso es una dinámica que ofrece varias ventajas.
«Nuestra forma de interpretar (dentro del ensamble) toma varios elementos e ideas que provienen de la orquesta, la cual ciertamente es una de las mejores del mundo. Eso nos permite trabajar con los mejores músicos del planeta, tanto directores como solistas, de quienes recibimos muchas ideas y observaciones que aplicamos dentro del formato de cámara».
El repertorio predilecto de este ensamble es el clásico, si bien de forma eventual también interpreta obra moderna y contemporánea, comenta Neithard Resa, quien descarta que los integrantes del cuarteto estén interesados en crear o atraer nuevos públicos.
«Nuestra tarea no es encontrar nueva audiencia. Lo que nos corresponde es estudiar la música, discutirla y tocarla; es algo que nos encanta. Mis compañeros y yo tratamos de interpretar la música que nos gusta y que pensamos que al público le gustará también».
REGRESAR A LA REVISTA
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)