Rancho Las Voces: Artes Plásticas / Entrevista a Richard Long
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martes, febrero 16, 2016

Artes Plásticas / Entrevista a Richard Long

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«Mientras tenga nuevas ideas, continuaré caminando». (Foto: Sergio Enríquez-Nistal)

C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de febrero de 2016. (RanchoNEWS).- La última exposición en España de obras mayores de Richard Long (Bristol, Reino Unido, 1945) tuvo lugar hace ya quince años en el Museo Guggenheim Bilbao. Tras debutar a lo grande con su intervención en el Palacio de Velázquez (1986), inauguró la ambiciosa galería Weber, Alexander y Cobo (1991); mostró después su trabajo en el Espai Poblenou (1992) y en la Diputación de Huesca (1995). Algunas colectivas, alguna exposición de ediciones y poco más le hemos visto por aquí. Pero ha caminado por Sierra Nevada, los Pirineos, la Serra do Xuré... largas andaduras le han llevado de Bilbao a Barcelona; de Sesimbra (Portugal), a Alicante; de Ribadesella a Málaga; de Córdoba a Santiago de Compostela. El 23 de febrero inaugurará la exposición de dibujos, esculturas y ediciones que está montando (en un espacio inadecuado e insuficiente) cuando le entrevistamos en la galería. Ha cumplido ya los setenta pero está plenamente activo. Es reservado pero cortés. Parco en palabras. La entrevista para El Cultural es de Elena Vozmediano.

La gravedad es una de las fuerzas naturales que menciona en una de sus obras textuales (text works) junto al viento, los ríos, la fuerza magnética, la geológica... ¿Cómo se expresa en estas piezas?

Los dibujos para el libro están realizados sumergiéndolos en agua con barro y permitiendo que el material dibuje por sí mismo a través de la fuerza de la gravedad. Podría hacer millones y todos serían diferentes. La obra de barro (mud work) no está pintada sobre la pared, como otras de este tipo, sino sobre un panel circular que puedo girar para inclinar las líneas trazadas, de nuevo, por la gravedad. Y para las esculturas es siempre fundamental.

En 1989 y 1990 atravesó España, del Atlántico al Mediterráneo y de Norte a Sur, junto a Hamish Fulton. Luego, hicieron su primera exposición conjunta, en la Galería Weber, Alexander y Cobo de Madrid. Siempre camina solo. ¿Por qué compartieron esos viajes? ¿Ha caminado con otros artistas?

Hamish y yo siempre fuimos amigos. Cuando estábamos en el St Martin College of Art colaboramos en algunos proyectos. Y él también es un artista caminante. Ya en 1972 habíamos hecho un gran viaje juntos por Suramérica. Es el único artista con el que he caminado, pero a veces viajo con un guía, como cuando fui a la Antártida. No es posible ir allí solo.

Su último recorrido le llevó de Córdoba a Santiago de Compostela, con motivo de la exposición On the Road. Ese viaje tiene muchas implicaciones históricas, culturales y políticas para un español. ¿Puede ignorar ese tipo de contextos políticos y sociales?

En ese viaje se contiene la historia de España. Camino por razones muy diferentes. A menudo, el principio y el fin son significativos; aquí era también relevante el simbolismo de la luna creciente y de la cruz, el camino de la mezquita a la catedral. Soy consciente de las circunstancias presentes pero para mí caminar no tiene una significación política contemporánea. Soy un animal artístico, no un animal político. Me interesa más el arte, o la música, que la política. O incluso los deportes.

Algunas de las esculturas ubicadas en espacios urbanos, como las de Pontevedra y Palma de Mallorca, han sufrido deterioro, por falta de cuidado, o alteraciones. ¿Le importa el devenir de sus obras?

Sí, participé en el proyecto de la Isla de las Esculturas pero no en los de Alcobendas y Palma. No es la forma de trabajar que prefiero. No creo que los parques urbanos o emplazamientos semi-urbanos sean los más adecuados para mí. No tengo talento para hacer arte en las ciudades. En cuanto al deterioro de las obras, quizá deberían desvanecerse de manera natural.

Pasear como forma de arte

Desde que en 1967 hizo A Line Made by Walking, lleva casi medio siglo caminando como forma de arte. ¿Nunca ha sentido que ese camino se agotaba?

Si lo sintiera, dejaría de hacerlo. Las caminatas obedecen a diferentes ideas. Mientras tenga nueva ideas, seguiré caminando.

¿Cuál es el recorrido más largo que ha realizado?

Desde el extremo sur de Gran Bretaña al extremo norte, en 1998. Fueron 34 días.

 ¿Es necesario un mínimo de días para situarse de pleno «en el camino», mental y creativamente?

Especialmente en las caminatas a través de espacios naturales remotos, que son más aleatorias: no sé qué encontraré ni qué haré. Lleva un tiempo conseguir la sintonía con el paisaje. Es diferente en los viajes a lo largo de carreteras, para los que a menudo tengo planes bastante claros.

Sigue los mapas pero supongo que no tiene un GPS...

 No, no. Pero tengo una brújula.

El caminar ha sido a través de la historia un método de conocimiento, asociado al movimiento del pensamiento. Desde los poetas japoneses de los haikus, a los filósofos peripatéticos, Rousseau, Thoreau... ¿Qué ocurre en la mente del artista cuando camina?

Considero mi obra como una capa más en esta historia cultural larguísima. Basho caminaba y escribía poemas; yo camino y hago esculturas a lo largo de la ruta. Es una forma de conciencia diferente a la cotidiana. Más relajada y perceptiva. Más creativa. Pero es todo muy físico, muy duro. Caminar facilita el encontrar los lugares en los que haré esculturas.

¿Considera sus obras textuales una forma de poesía?

Son una forma de arte. Aunque quizá ésta sea una distinción académica. Unas son más literarias que otras. Pero todas tienen una apariencia y en ese sentido son obras de arte visual. Comenzaron siendo pies de fotos: descripciones, información sobre las esculturas fotografiadas. Pero después me di cuenta de que las palabras tenían entidad propia.


Richard Long en un momento de la entrevista con Elena Vozmediano. Foto: Sergio Enríquez-Nistal

 ¿Le convierten en un artista conceptual? El resto de su trabajo es muy físico, muy cercano a los sentidos. 

No soy un artista conceptual. Los textos son también físicos. Si realizo una obra textual sobre un recorrido a través de Inglaterra en el que realizo una escultura al poner una piedra en el camino cada día, ese texto es todavía una escultura, una actividad física que tiene un componente de realidad; no es sólo una idea, un concepto.

Podría desconcertar ver cómo un artista que abogó por la desmaterialización del arte realiza obras con una fortísima carga matérica.

Eso es una cuestión diferente. Formo parte, muy directamente, de esa generación que trabajó por la desmaterialización del objeto artístico. La escultura de la que acabo de hablar es un buen ejemplo: está desmaterializada pero es «real». Las piedras en el paisaje son reales. El camino es real. Para mí, el arte conceptual lidia exclusivamente con las ideas y el lenguaje.

Caminar, dormir, caminar

Recorre largas distancias en un día. El ritmo es caminar, dormir, caminar, dormir... ¿Son diferentes los sueños en el viaje?

Duermo mejor que nunca cuando camino, y tengo los mejores sueños. Sobre todo en la naturaleza remota. Pero es sólo un agradable «extra». Aunque he contado los sueños en alguna obra textual. También he contado el número de lunas nuevas, las veces que la Tierra ha girado sobre su órbita... La medida es muy importante: medirme a mí mismo frente al mundo.

Cuando atraviesa zonas habitadas, ¿se relaciona con las personas que viven allí?

Por supuesto, a menudo. Especialmente en las caminatas por caminos o carreteras. En mi último recorrido por España solía parar en las cafeterías o a comer unas tapas... No es cierto que camine siempre en completa soledad, en otro universo. Atravieso pueblos y no siempre duermo en mi tienda, en un campo o en el bosque.

Pero siente predilección por los paisajes vacíos.

Sí. La mayor parte del mundo está despoblada. Soy un realista. Camino en el espacio real del mundo. En el Sahara, en Mongolia... pero también en Gran Bretaña hay áreas muy vacías, como Dartmoor, un parque nacional en el que puedes caminar todo el día sin ver a nadie, o las montañas escocesas.

Usted no es un ecologista militante pero seguro que le preocupan los grandes problemas medioambientales... 

Diría que hay una «filosofía verde» en mi trabajo, el cual trata de celebrar el mundo de la naturaleza. Pero, como dije, no soy un activista político.

Su paso por los lugares naturales está acompañado por obras que tienen mucho que ver con rituales, quizá ofrendas. ¿Hay algún asomo de animismo o de panteísmo en su pensamiento?

¿Ofrendas? No. El ritual sí es importante. La repetición, hacer las cosas de una manera muy formal, hacer cosas por ningún motivo obvio. El arte es bastante inútil. Es lo contrario a hacer cosas por razones estúpidas, obvias. El arte es lo opuesto al sentido común...

Pero no irracional... Sin embargo, ha dicho que  «hay magia en las piedras».

Debería emplear mejor la palabra «belleza».

No muchos artistas contemporáneos defenderían ese concepto.

Yo sí. Mis dibujos son bellos. No me avergüenza. Producir belleza es parte de mi oficio. Lo que incluye las ideas bellas. Belleza intelectual. Los matemáticos buscan la belleza de los números.

¿Tiene conocimientos de Geología, sobre las propiedades de las rocas y de los paisajes pétreos?

En el colegio me gustaba la Geografía, pero no tengo una formación científica. Sólo conocimientos básicos.


Red Slate Line, 2015

Paisaje y cuerpo

Necesita trabajar con las manos, tanto en la escultura (moviendo, desplazando las piedras) como en el dibujo. ¿Diría que su arte se basa en los gestos?

Se basa en mi cuerpo. En mi energía. En el paisaje, hago las esculturas con piezas que pueda mover o poner de pie yo mismo. Toda mi obra queda definida por mi capacidad física para levantar, acarrear... o para caminar una distancia diaria...

Una de las maneras en que traslada su trabajo en el exterior a la galería es la fotografía. Ya en A Snowball Track (1964), la utilizó como documentación. ¿Había recibido algún aprendizaje fotográfico?

Ninguno. Me temo que soy un mal fotógrafo.

¿Era consciente de la renovación fotográfica, de la fotografía como documento de la acción y a la performance?

No. Era muy joven, no conocía la historia del arte moderno. Después entendí que formaba parte de ella, en sintonía con un conjunto de artistas que avanzaban en esa dirección.

Su vocabulario artístico es el de la geometría más simple. Círculos y líneas. ¿Ve relación con los ceros y unos del código binario digital?

No. Pero me interesa la ciencia y las matemáticas. He hecho caminatas, por ejemplo, guiadas por la sucesión de Fibonacci. Y una vez, en Inglaterra, quise caminar las distancias que marcan los números primos.

Algunas de sus obras en el paisaje pueden verse en Google Maps. ¿Pensó alguna vez que adquirirían esa perspectiva transformadora?

(Molesto) Eso no puede ser verdad... Nunca lo imaginé. Es muy perturbador. Internet lo cambia todo; ya nada es privado.

Algunas obras históricas del Land Art se han convertido en reclamos turísticos. ¿Le preocupa?

Se da información sobre la ubicación de algunas de mis esculturas, o mis recorridos... Va en contra de mis intenciones. La filosofía de mi trabajo es muy distinta a la del Land Art americano; nunca quise hacer monumentos permanentes. Quería que, aún en los exteriores, mis obras siguieran siendo privadas.

¿El arte es para todos?

¿Por qué no? Las personas que vengan a esta galería conocerán ya mi historia, el mundo del arte, y tendrán un entendimiento de las obras muy sofisticado. Mientras que una persona que viva en los Andes y encuentre una escultura mía por casualidad solo sabrá que es una señal humana. Su comprensión será otra.

¿Le incomoda el mercado del arte, en cuyo nivel más elevado se sitúa?

Está tan inflado, es tan estúpido... Pero he tenido suerte al haber podido ganarme la vida como artista profesional. Y no creo que yo forme parte del mercado especulativo del arte.

 ¿Ha tenido una carrera estable, sin altibajos?

Nunca he sido ni muy popular ni muy impopular. Y no es algo que me importe. No soy un artista pop.

 ¿Cuál es su próximo proyecto?

 Quiero hacer una caminata en Irlanda, sobre el poeta W. B. Yeats.

Eso marcaría una nueva dirección en su trabajo...

Como dije, mientras tenga nuevas ideas, continuaré caminando.



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