Lola Alvarez Bravo: Mar de ternura, 1945N ueva York, 16 de octubre (EFE).- La obra de la primera gran fotógrafa mexicana, Lola Álvarez Bravo, es objeto de tributo en Nueva York con una exposición que recorre la trayectoria de la artista y revive su visión del México pos-revolucionario.
La muestra, que se presenta hasta el 2 de noviembre en la galería de la Fundación Aperture -una de las principales instituciones de la ciudad dedicadas a la fotografía- reúne 55 antiguas instantáneas, algunas nunca o raramente exhibidas.
Organizada por la crítica y comisaria independiente Elizabeth Ferrer, la exposición es la mayor y más importante que se ha realizado sobre la fotógrafa mexicana en más de una década, y está previsto su traslado a otras ciudades del mundo.
Además de la muestra, la Fundación Aperture, en colaboración con el Center for Creative Photography de la Universidad de Arizona, publica este mes el primer catálogo en inglés que reúne la totalidad de la obra de Alvarez Bravo (1903-1993).
Pionera de la fotografía moderna de México, Lola Alvarez Bravo utilizó su cámara para "descubrir la esencia de las personas y los objetos, su espíritu, su realidad", según sus propias palabras.
Su obra puede entenderse en el contexto del gran renacimiento cultural pos-revolucionario del México de principios del siglo XX, que atrajo a fotógrafos de importancia internacional como Henri Cartier-Bresson, Tina Modotti y Edward Weston.
Lola Álvarez Bravo: La Mandragora / The Mandrake, 1951Álvarez Bravo estuvo casada durante 25 años con el célebre fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo, quien fue su mentor y tuvo una influencia en su trabajo inicial.
Entre sus amistades se contaban los artistas más prominentes del México moderno, como Diego Rivera, Frida Kahlo, María Izquierdo y David Alfaro Siqueiros.
La exhibición presenta varios retratos de estos artistas, de los cuales los más célebres son los de Kahlo, tomados entre 1944 y 1945 y reveladores del profundo conocimiento que tenía la fotógrafa del conflictivo estado físico y mental de la gran pintora surrealista.
Entre los retratos de la pintora destaca uno de cuerpo entero, en el que Kahlo está acompañada de dos traviesos perros, y su rostro se ve reflejado en un espejo.
Lola Álvarez Bravo: Descansando/Resting, 1960Álvarez Bravo mantuvo una relación muy especial con Kahlo.
En 1951, con el apoyo del muralista mexicano Diego Rivera, comenzó a trabajar en un film sobre Kahlo que no pudo terminar debido al deterioro de salud de la pintora mexicana, un extracto del cual se está presentando en la muestra de Aperture.
Además de dedicarse al retrato, Álvarez Bravo realizó fotografías que capturan escenas de calle, rituales, entierros, actos cotidianos como gente leyendo y durmiendo, los llamados "psiquiatras populares", la clase pobre, los desprotegidos y marginados sociales.
Álvarez Bravo, una mujer que se desenvolvía cómodamente como fotógrafa, profesora y comisaria, fue además quien organizó, en 1953, la primera exposición individual de Kahlo en México, en su propia sala, la Galería de Arte Contemporáneo.
Lola Álvarez Bravo: Aprendiendo/Learning, 1965La exposición también incluye fotografías de las décadas de los 40 y 50, las más prolíficas de la fotógrafa, en las que plasmó la vida diaria de México, pero de forma muy humana, con honestidad, curiosidad y afecto.
Para la fotógrafa, México -un país que se manifiesta en su gente- era el eje sobre el que giraría su obra, y de ahí que muchas de sus fotografías reflejen a la clase trabajadora mexicana, en acción pero también en sus momentos de ocio.
Tras su muerte en 1993, a los 85 años, su legado fotográfico pasó a los archivos del Center for Creative Photography, museo y centro de investigación de la Universidad de Arizona dedicado a la fotografía del siglo XX.
