Rancho Las Voces: Obituario / Ana Gaviera
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martes, abril 01, 2014

Obituario / Ana Gaviera

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La mejor «apostadora» de la poesía española joven (Foto: Cuadernogaviero)

C iudad Juárez, Chihuahua. 1 de abril de 2014. (RanchoNEWS).- «Ana Gaviera en ocasiones escribe». La frase anterior es el título de su blog. Es y seguirá siendo porque su bitácora, como toda su labor editorial a lo largo de los últimos años junto a su marido Pedro J. Miguel, primero en la revista Salamandria y, después, en la editorial El Gaviero, permanece. Ana Santos murió anoche, después de una larga enfermedad. Fue la responsable de que una generación de poetas encontrara no sólo una editora a la escucha, sino también con el interés, y la valentía, de publicarla y, en ese camino, de cuidarla. Una nota de Rebeca Yanke para El Mundo:

Autores como Ana Gorría («era la mamá de todos»), Natalia Manzano, Alejandra Vanessa, Raúl Quinto y Sara Herrera Peralta. Muchas mujeres jóvenes, como ella, y como su hija, Luna Miguel, que con apenas 23 años ya ha publicado cuatro poemarios.

«Recuerdo nuestro primer San Valentín. Me regalaste un pequeño anillo, tan pequeño que sólo podía ponérmelo en el dedo meñique», escribía Santos en su blog, el pasado febrero. Generosa incluso cuando se va, en silencio y sin quejarse, nos deja una de las voces que mejor conocía el estado de la cuestión poética española.

«Tristeza infinita» es lo que recorre hoy las redes sociales. «Saber que vas a echar mucho de menos, sentir que has podido despedirte, gracias por todo, quien planta semillas nunca nos abandona», escribía hace unos minutos la poeta Ana Gorría.

«Sabía tratar a las personas», recuerda Ernesto Frattarola Alcaraz. Mandó sus poemas a una decena de editoriales, «los poemas eran bastante malos así que ocurrió lo que tenía que ocurrir, no se publicaron, ninguna editorial los quiso». Pero Ana Santos respondió.

«Un poemario que muestra un buen manejo del ritmo, y algunos poemas con interesantes y atractivos contrastes emocionales». Quizá no llegara a publicarlo, pero atendía a las palabras de todo aquel que tuviera el arrojo de enviárselas.

Como dice el poeta murciano Raúl Quinto: «Gracias por tanta poesía, Ana».


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