Rancho Las Voces: Poesía / Louise Glück, cinco poemas
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miércoles, octubre 18, 2023

Poesía / Louise Glück, cinco poemas

En esta imagen difundida por Farrar, Straus and Giroux, la portada del libro “Marigold and Rose” de Louise Glück.

Confesión

Mentiría si digo que no tengo miedo.
Le temo a la enfermedad, a la humillación.
Como todo el mundo tengo mis sueños.
Pero he aprendido a esconderlos,
a cuidarme a mí misma
de la plenitud: cualquier felicidad
atrae a las Furias del Destino.
Son hermanas, salvajes.
No poseen ningún tipo de emoción,
sólo envidia.

(Traducción de Frank Báez)

Nieve de Primavera

Mira el cielo nocturno:
en mí poseo dos personas, dos clases de poder.
Estoy aquí contigo, en la ventana,
observando tu reacción. Ayer
la luna se alzó sobre la tierra mojada del jardín.
Hoy la tierra brilla igual que la luna,
como materia muerta, encostrada de luz.
Ahora puedes ya cerrar los ojos.
He escuchado tus llantos, también
los llantos anteriores a los tuyos,
y he sido sensible a sus demandas.
Te mostré lo que querías:
no la convicción sino el sometimiento
a la autoridad, que descansa en la violencia.

Lamium

Así se vive cuando tienes un corazón helado.
Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,
bajo las copas inmensas de los arces.

El sol apenas me alcanza.
A veces, al comenzar la primavera, lo veo elevarse a lo lejos.
Luego crecen las hojas sobre él, hasta cubrirlo todo.
Siento su brillo entre las hojas, vacilante,
como quien golpea un vaso con una cuchara de metal.

No todos necesitan de la luz
en igual medida. Algunos
creamos nuestra propia luz: una hoja plateada
como un sendero que nadie puede recorrer, un lago de plata
poco profundo bajo la oscuridad de los arces.

Pero esto ya lo sabes.
Tú y aquellos que piensan
que viven por la verdad, y en consecuencia,
aman todo lo que es frío.

(Traducción de Eduardo Chirinos)

El espejo

Mirándote en el espejo me pregunto
qué será ser tan bello
y por qué no te amas
sino te cortas, afeitándote
como un ciego. Creo que me dejas mirar
para poder ir contra ti mismo
con más violencia
necesitas mostrarme cómo te arrancas la carne
con desprecio y sin vacilación
hasta verte en la forma correcta,
como un hombre que sangra, no
como el reflejo que deseo.

Primer recuerdo

Hace mucho me hirieron. Viví
para vengarme
de mi padre, no
por lo que fue
sino por lo que era yo:
desde el principio de los tiempos,
en la infancia, pensé
que el dolor significaba
que no era amada.
Significaba que yo amaba.