sábado, noviembre 06, 2004
La cama, desde tiempos inmemoriales, es un pequeño escenario donde se dan cita no sólo los acróbatas y contorsionistas del arte de amar, sino también los hombres y las mujeres comunes que necesitan relajarse del cansancio y buscar el placer sexual con los medios que están a su alcance. La cama es, pues, un territorio donde el acto sexual adquiere dimensiones sacramentales, como el rito hindú, donde una pareja, antes de acostarse, debe asearse el cuerpo, limpiarse los dientes, aplicarse ungüentos y perfumes. El hombre debe afeitarse la cabeza, la cara y lavarse el miembro desde los testículos hasta el glande; en tanto la mujer, aparte de bañar cuidadosamente sus intimidades y colorear sus ojos y labios, debe lubricarse con aceite y adornar su cuerpo.
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