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domingo, noviembre 25, 2007

Noticias / México: FIL - Premian a Fernando del Paso

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El presidente Felipe Calderón entrega el premio de la FIL a Fernando del Paso. Lo flanquean Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Álvaro Mutis. (Foto:Arturo Campos Cedillo)

G uadalajara, Jal., 24 de noviembre, 2007. (Ericka Montaño Garfias/ La Jornada).- El escritor mexicano Fernando del Paso recibió este sábado el «Premio Latinoamericano y del Caribe Juan Rulfo, alias segundo Premio Fil de Literatura», en una ceremonia en la que estuvo acompañado por los escritores Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis y Carlos Fuentes; el presidente, Felipe Calderón Hinojosa, y autoridades de Colombia y la Universidad de Guadalajara.

En su discurso, Fernando del Paso habló de su larga amistad con Rulfo, Mutis y García Márquez y a las 12 horas con ocho minutos declaró, para dar «un pequeño toque de solemnidad» que: «En el uso de todas mis facultades mentales, y delante de testigos –cientos de ellos, como ustedes mismos pueden atestiguar– declaro, decía, aceptar de buenísima gana, con la conciencia limpia, con un gran entusiasmo y un inmenso júbilo, el decimoséptimo Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, alias segundo Premio FIL de Literatura y asumo todas las consecuencias, tanto legales y periodísticas, como literarias y pecuniarias que conlleve esta aceptación».

Lo anterior se debe a la decisión de la familia Rulfo de retirar el nombre del autor de El llano en llamas del reconocimiento que otorga cada año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Hace unos días, Gabriel Larrea, abogado de la familia Rulfo, dio a conocer en un comunicado que la familia Rulfo «seguirá luchando ante todas las instancias legales para conseguir que en definitiva se respeten los derechos del célebre escritor mexicano. De igual forma comunicamos que con independencia de este juicio, la familia Rulfo, en unión de su grupo de abogados, estudian iniciar nuevas acciones legales con la finalidad de impedir que la FIL, sus asociados y/o patrocinadores usen el nombre Juan Rulfo sin la previa autorización de la familia».

Debido a una cirugía reciente, en un principio únicamente estaba prevista la proyección de un video en el que el galardonado leería su discurso. Sin embargo, tomó el micrófono y comenzó dedicando sus palabras a otros dos de sus amigos: Antonio Montaña y José de la Colina.

Interrumpido en varias ocasiones por aplausos, Fernando del Paso hizo un recuento de su relación de amistad con Juan Rulfo, cuya muerte dio a conocer en París, en Radio Francia Internacional, el 8 de enero de 1986 a la una de la mañana.

«Para la inmensa mayoría de nuestros oyentes, había desaparecido un gran escritor, un notable personaje jalisciense: el autor de dos libros consagrados por la crítica y los lectores: Pedro Páramo y El llano en llamas. Para mí no había desaparecido no sólo un escritor, sino algo mucho más importante, que me caló a fondo: un amigo. Uno de mis mejores amigos. Un amigo al que tenía muchos años de no ver, porque yo vivía en Europa y él en México, y a quien nunca le escribí una carta».

Fernando del Paso (México, 1935), quien por su delicado estado de salud canceló el resto de sus presentaciones en la FIL, subrayó que de quienes han recibido el premio, y con la única excepción de Juan José Arreola, «yo fui el que mejor conoció a Juan Rulfo y quien sostuvo con él una amistad más larga y profunda».

Habló de la forma en la que se conocieron en el Centro Mexicano de Escritores, las largas charlas sobre literatura y mil otras cosas tomando café por litros y fumando como chacuacos en el café del sanatorio Dalinde. A la muerte de Rulfo, recordó, «me arrepentí de no haberle escrito una sola carta en todos los años en los que no nos habíamos visto, aun a sabiendas de que él –que padecía, como yo, de una especie de alergia a la correspondencia– no la hubiera contestado nunca».

Por ello preparó un programa de radio que se llamó Carta a Juan Rulfo. Este sábado reactivó esa correspondencia para decirle que México y el mundo son un desastre. «Pero más bien para lo que hoy te escribo en esta segunda carta, Juan, es para decirte dos cosas: una, que soy de los que pienso –¡qué digo ‘pienso’, estoy convencido!– que tú, más que un hombre de letras, más que un académico, fuiste un iluminado. (…) Hoy nuestros nombres vuelven a unirse gracias a otro premio, este gran premio del que yo no sé si sea merecedor, pero que acepto en tu nombre y sólo en tu nombre… Y que no venga un abogadillo por ahí a decir que no puedo hacerlo, porque ya lo hice, así de sencillo».

Los premios, había dicho poco antes, no son los que dan prestigio a los autores, «sino los autores quienes dan prestigio a los premios. Se ha visto cómo, en los premios longevos, y como reza el dicho, ‘ni están todos los que son, ni son todos los que están’. Ganar el Premio Nobel, por ejemplo, significa incorporarse a un grupo en el que figuran escritores como Zienkiewicz, Pearl S. Buck, Echegaray y Winston Churchill. No ganar el Premio Nobel, significa quedarse en la compañía de Emilio Zolá, Leon Tolstoi, James Joyce, Marcel Proust, Ítalo Calvino y Jorge Luis Borges. Es en este sentido que el Premio Rulfo no se distingue mucho del Nobel: ha cumplido ya 18 años –la mayoría de edad– y han sido varios los escritores que, a criterio de numerosos críticos y lectores, siempre lo han merecido, pero no lo han recibido. Sucede que –lo he dicho infinidad de veces– siempre han habido más buenos escritores que buenos premios, y al premiar a uno de ellos, los otros se quedan sin premiar».


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