C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de julio de 2016. (RanchoNEWS).- El compositor finlandés Einojuhani Rautavaara, el más importante después de Sibelius, falleció la noche del miércoles a los 87 años en su residencia de Helsinki, tras complicaciones luego de una intervención quirúrgica y problemas de salud durante los últimos 12 años de su vida, escribe Pablo Espinosa para La Jornada desde la Ciudad de México.
Todavía en 2015 seguía escribiendo. Su última sinfonía, la Octava, que tituló El viaje, resultó profética. Legiones de melómanos escuchan en su honor en este instante Cantus Articus, su obra más conocida, que incluye cantos de grullas, cisnes y aves que habitan los pantanos del norte finlandés y los horizontes níveos del Círculo Polar Ártico.
En honor a la justicia, hay que mencionar que el título del compositor finlandés más importante después de Sibelius lo disputa su colega Kaija Saariaho (Helsinki, 1952), autora de asombrosas sinfonías y en general de una música con aroma de misterio.
La noticia del deceso causó conmoción en el mundo musical. El director de orquesta y compositor finlandés Esa-Pekka Salonen emitió su sentir así: Devastado. Se trata de una gran voz muy original en la música finlandesa. Fue también mi maestro de composición y mi gran amigo.
Miapetra Kumpola compuso: la música de Rautavaara se fusiona a la perfección con la brizna en los abedules.
Amado por multitudes
Einojuhani Rautavaara (Helsinki, 9 de octubre de 1928) era un compositor para conocedores hasta que escribió su Séptima Sinfonía, que tituló Ángel de luz, en 1994, y los jóvenes especialmente quedaron prendados del encantamiento. El tercer movimiento de esa sinfonía se llama: Como un sueño. Y así suena. Como un sueño. Sueña.
En 1972 se trasladó con un equipo de ingenieros de sonido a los pantanos nórdicos de Liminka, en Finlandia, y más allá, a las regiones misteriosas del Círculo Polar Ártico, para grabar el sonido de aves parecido al de los ángeles, al sonido que parece provenir de otros mundos. Con ese material escribió su obra más celebrada: Cantus Articus, subtitulada Concierto para Aves y Orquesta, y desde entonces las multitudes lo aman.
Einojuhani Rautavaara era conocido como El Ángel Nórdico. Su música era identificada con las auroras boreales. Sus temas se relacionaban siempre con lo espiritual. Además de los seres alados, aves y ángeles, se ocupó del budismo, como lo evidencia su obra Nirvana Dharma, para coro, soprano y flauta, de 1979.
Fue también uno de los pocos compositores que verdaderamente entendieron la música de palabras de William Shakespeare: escribió, entre 1951 y 2005, una obra portentosa con el título sencillo Tres Sonetos de Shakespeare.
Su música, hace notar el experto Tomás Marco, es muy nórdica, con su característica oscuridad de timbre, y lo describe como el más importante compositor de ópera finlandés (puesto que comparte con la ya mencionada Kaija Saariaho). De entre sus nueve óperas, Marco enmarca Alexis Kivi como la más completa, aunque habría que destacar su ópera Vincent, donde retrata al retratista genial don Vincent van Gogh, que incluye en su instrumentación un sintetizador. Rautavaara también dedicó una de sus sinfonías a Van Gogh, la Sexta Sinfonía, titulada Vicentiana.
También es menester destacar su primera ópera, The Mine, de 1957, que causó controversia como lo harían muchas de sus obras. Su ópera de cámara The House of the Sun, de 1989, y la fascinante The Gift of the Magi, de 1993.
Más de 150 partituras
Guy Rickards hace notar en la publicación Gramophone que la Primera Sinfonía de Rautavaara imita notablemente a la Quinta Sinfonía de Sibelius en sus tres versiones (de Sibelius), y en su Tercera Sinfonía el modelo que sigue de manera idéntica es Anton Bruckner, ese constructor de catedrales de sonido.
Los títulos de sus más de 150 obras hablan del sonido misterioso que hay en ellas: Anadyomene, Adoración de Afrodita (1961), Ángeles y visitaciones (1978), Isla de la dicha (1995).
Así como Wim Wenders ya pasó a la historia del arte por su serie de películas sobre ángeles pero con una visión correcta (es injusto que los ángeles los tengan recluidos en una idea de iglesia y cementerio, ha defendido), así Einojuhani Rautavaara pasará a la historia por su larga serie de partituras de ángeles, que comprenden varios conciertos: para órgano: Anunciaciones y para Contrabajo: Angel of Dusk.
Escribió 14 conciertos para instrumento solista y orquesta, tres de ellos para piano, dos para violonchelo, uno para percusiones (Encantamientos) y el resto para flauta, violín, arpa, clarinete y en 1971 la hermosa Hija del Océano, para soprano, coro y orquesta.
Campanas, soplos de hadas, sonido ártico, melodías de encantamiento, voces misteriosas de creaturas del bosque, cantos arcangélicos. Descripción sucinta en sonidos de cómo suena la eternidad. Su música es un misterio.
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