Rancho Las Voces: Cine / Entrevista a Don Cheadle
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

domingo, julio 31, 2016

Cine / Entrevista a Don Cheadle

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Don Cheadle, el hombre orquesta de Miles Ahead. (Foto: ARCHIVO)

C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de julio de 2016. (RanchoNEWS).- Largamente anunciada, es una de las biografías cinematográficas que más se ha hecho esperar, la del genio del jazz, el trompetisa irrepetible y volcánico que fue Miles Davis. Hablamos con Don Cheadle, que interpreta, produce, dirige y coescribe Miles Ahead. Cheadle parte de los años de silencio del músico en este biopic nada convencional. Begoña Donat lo entrevista para El Cultural.

Miles Davis ingresó de manera póstuma en el Rock and Roll Hall of Fame de Estados Unidos en el año 2006. En la ceremonia, su sobrino, el productor musical Vince Wilburn, declaró ante los medios que Don Cheadle iba a interpretar a su tío en una película. Un extremo que el intérprete desconocía. Abrumado por la presión de mucha voces que le instaban a recoger el guante, el actor asumió el reto. Una década después, ha hecho las veces de protagonista, realizador, coproductor y coguionista (junto a Steven Baigelman), de Miles Ahead, que hoy llega a nuestras pantallas.

El devenido hombre orquesta ya tenía experiencia en un buen surtido de películas biográficas: El clan Sinatra (Rob Cohen, 1998), sobre el Rat Pack, donde daba vida a Sammy Davis Jr.; Talk to Me (Kasi Lemmons, 2007), acerca del locutor de radio y activista afroamericano Peter Green Jr., y Hotel Rwanda (Terry George, 2004), que reproducía el genocidio sufrido en 1994 por la sociedad civil en Ruanda. Cheadle no quería algo así. Su aspiración era huir de las propuestas estándar que repasan hitos vitales. Su objetivo era firmar un antibiopic. Bajo su parecer, así lo hubiera querido el prodigioso trompetista de jazz, que se sentó a hablar con El Cultural en el pasasdo Festival de Berlín: «Hablé con la familia y les pregunté: ‘¿Queréis que ruede una película como muchas de las que ya se han hecho o que filme un proyecto en el que a él le hubiera gustado participar?'. El resultado es más una expresión impresionista, una pieza de improvisación que suena a Miles Davis».

Miles Ahead es un thriller y una bronca película de gánsteres, una apuesta por la experiencia vitalista del genio, por su carácter volcánico, y no tanto por el talante documental. Es un estreno que destila realidad de la ficción, un derroche de actitud.

¿Por qué de toda la sustanciosa existencia de Miles Davis eligió, precisamente, el periodo en el que desapareció de la escena? 

Escogí este periodo de su vida como anclaje, porque era el que me resultaba más interesante. ¿Cómo pasó de ser tan enormemente prolífico a dejarlo todo durante cinco años? Por supuesto, me fascinan todas sus permutaciones como artista: cuando conoció a Charlie Parker y a Dizzy Gillespie, su etapa en la Juilliard, sus colaboraciones orquestales con Gil Evans, la incorporación de instrumentos eléctricos a su música... Pero desde un punto de vista narrativo, me motivaba más explorar qué sucedió durante esa etapa improductiva.

Miles hizo un cameo en un episodio de Miami Vice en el que interpretaba al dueño de un prostíbulo, ¿te inspiraste en ese capítulo para tu despliegue de drogas, peleas y coches a la carrera?

Lo he visto, pero no me inspiré en él, sino que la vida de Miles era así. Le dispararon en la puerta de su casa, grabó un disco en una sesión secreta que fue robada... En esta película hay tantos hechos reales como en un biopic, pero la diferencia es que no oculto que estamos siendo totalmente creativos.

La película no sólo incide en su excelsa creatividad, sino también en su egoísmo. ¿Cómo evitó juzgarlo?

No creo que Miles fuera muy distinto de muchos de los artistas geniales que conocemos. Todos transitaron la misma senda. En un lado están las drogas, las experiencias extremas, su trato con la gente, y en el otro, el disco, la fotografía, la pintura, la pieza de danza... Puedes llamarlo demonios, pero si pusieras a Miles en el sofá de un psiquiatra moderno para psicoanalizarlo, le diagnosticarían un desequilibrio químico, bipolaridad, quién sabe. Esta no es una nueva historia de cómo los artistas son consumidos por las sustancias que consumen.

Divertido, cálido y volcánico

 ¿Piensa que los demonios pueden ser de ayuda en los procesos creativos?

Joni Mitchell dijo en un documental sobre Miles que su conducta fue un infortunio para la gente que le rodeaba, pero esa travesía personal nos brindó composiciones como So What. Y eso trae a colación la pregunta filosófica de si puedes divorciar al hombre de sus acciones. Miles era muy humano, muy divertido, sincero y cálido, al tiempo que volcánico y violento.

¿Considera, como así lo afirma en la película su mujer, Frances Taylor, que nunca tocó tan bien como cuando ella estuvo a su lado?

Es indiscutible. Durante la década que compartieron, Miles compuso la que el público considera su obra maestra, Kind of Blue, que tocaba con Cannonball Adderley, John Coltrane y Winter Kelly. Después interpretó esas mismas canciones con Ron Carter, Herbie Hancock, Tony Williams y Wayne Shorter, pero las tomó y las tocó con los tempos más rápidos posibles, los solos eran largos y prolongados, la música, atonal y loca... Llevó esa música lo más lejos que pudo y cuando ella se marchó, no volvió a interpretarla.

¿Qué vínculo personal mantiene con su música?

Su música ha formado parte de mi vida desde los 10 años, porque eran los discos que escuchaban mis padres en casa. Toco el saxofón desde el instituto, y era uno de esos chicos que al llegar a casa se ponía los discos de 33 a 78 revoluciones para ralentizarlos. Después los transcribía, especialmente los solos de Cannonball, y me imaginaba cómo tocarlos. Fui un estudiante de su música durante largo tiempo y cuando empecé en la Universidad les robé muchos de esos álbumes a mis padres.

¿A qué responde la incorporación a la trama del personaje del periodista de la Rolling Stone?

Queríamos tener un testigo, porque siempre hay otra voz en las películas de gánsteres. Y a la película le ayudaba la presencia de un personaje que piensa únicamente en sí mismo, artero, como muchos periodistas de aquel periodo que iban bien en busca de un obituario, bien en busca de un regreso.

En plena controversia de los Oscar por la escasa presencia de la comunidad afroamericana en las candidaturas, Don Cheadle avivó la llama al reconocer que el fichaje de McGregor para interpretar al periodista musical respondía a la presión recibida por la productora para poder comercializar internacionalmente el filme. El escocés interpreta a un personaje de ficción que se convierte en camarada del músico de jazz en su cruzada a sangre y fuego por recuperar una sesión hurtada. «La realidad es que para vender fuera de EE.UU. una película como ésta, que puede verse únicamente como jazz o como una película de negros, nos hacía falta un actor blanco para el póster», acaba admitiendo Cheadle.

Razas, voces y géneros

Pero ¿es cierto que no hay roles para la diversidad de etnias presentes en EE.UU. o es que los Oscar no reflejan la realidad cinematográfica?

Es una multiplicidad de cosas. Esta polémica empezó cuando Spike Lee señaló a los jefes de los estudios como los responsables de que Hollywood no refleje la diáspora. Yo no creo que en las productoras haya tipos retorciéndose el mostacho y diciendo: 'Vamos a dejar fuera a los mexicanos, a los asiáticos y a los negros', sino que están apostando por sus iguales. El director de El demonio viste de azul, Carl Franklin, me comentó que si de él dependiera dar el visto bueno a las películas, el cine se parecería a él, «porque el cine es sobre fantasías, y en mis fantasías, yo mato a los dragones, yo beso a la chica... Soy el héroe y quiero que el héroe se parezca a mí». Así que la solución pasa por contemplar todas las razas, voces y géneros como protagonistas de las historias.

¿Qué le gustaría cambiar en el sistema de Hollywood?

Lograr una mayor representatividad. Que la gente no se diga: «Esto no se va a vender», y que le dé una oportunidad. Y si no, calentarse un poco más la cabeza y en lugar de gastar 200 millones de dólares en una película, gastar 20 en 10. Gracias a Dios existe la esfera independiente, pero necesitas a inversores irracionales que quieran saltarse la línea de base.

¿Cómo influye la aspiración de vender las películas en el extranjero?

Como has de tener un producto que funcione en todas partes, hay un intento de reducirlo todo al máximo común denominador para hacer el mayor dinero posible. Las películas forman parte de un gran portafolio que contiene la oferta de las grandes multinacionales. Los cabezas de estudio van a lo seguro y caen entonces en la realización de películas espejo, repiten la fórmula que funcionó la última vez. Por eso vemos 15 secuelas. Y yo estoy en tres de ellas actuando sobre un fondo verde.

¿Le gustaría que alguien rodase un biopic sobre usted?

Sí y que lo protagonizara Jamie Foxx.

¿Una jodida película de horror?

Por Carlos Reviriego

Miles Davis en sus desenfadadas y viscerales memorias (Miles. La autobiografía, 1989): «Todo se reducía a deambular a la deriva, arriba y abajo. Éramos cuatro personas, porque siendo Géminis yo ya soy dos. Dos personas sin la coca y dos más con la coca. Yo era cuatro personas diferentes [...]. Miraba al espejo y veía una película completa, una jodida película de horror.» Pertenece este fragmento al episodio en el que, por primera vez, el compositor y trompetista hablaba de sus cinco años de silencio, de 1975 a 1980, en los que se recluyó en su mansión neoyorquina para entregarse al exceso hedonista del sexo y las drogas porque con la trompeta «ya no tenía nada más que decir». Aquel paréntesis musical es el que toma como punto de partida Don Cheadle para Miles Ahead. Pero Cheadle no ha hecho «una jodida película de horror», sino más bien una de cine negro, poniendo el foco en el carácter chulesco y aventurero del artista, quien en un relato ficticio se embarca junto a un no menos ficticio periodista de Rolling Stone en una peripecia de persecuciones, chantajes y tiroteos para recuperar una cinta con la única grabación de sus años de silencio. El entramado de esta extraña, itinerante, enérgica ficción, puntuada por diversos flashbacks a algunos momentos decisivos de su vida, le permite abordar sus complicadas relaciones con las drogas, las discográficas, el racismo y las mujeres (con especial atención a su primera esposa, la bailarina Francis Taylor), con la superficialidad propia de los biopics, pero en todo caso rozando el alma y el genio del artista que «cambió el destino de la música cuatro o cinco veces».


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